Fin a los peajes en Cataluña: el Gobierno cede a una de las exigencias históricas del separatismo
Ir de Francia al sur de España, tras la liberación de todos los peajes de Cataluña y la Comunidad Valenciana, supone un ahorro de alrededor de 50 euros
Los peajes que desaparecen y serán gratuitos a partir de septiembre
En La Roca del Vallès, municipio natal del ex ministro de Sanidad y líder del PSC, Salvador Illa, la nueva ministra de Transportes, Agenda Urbana y Movilidad, Raquel Sánchez Jiménez, ha escenificado este martes el fin de los peajes en Cataluña. Acompañada de la delegada del Gobierno, Teresa Cunillera, la ex alcaldesa de Gavà ha acudido a uno de los peajes que más han recaudado para celebrar el fin del pago de las autopistas previsto para este miércoles, aunque a última hora de hoy la mayoría de barreras ya estaban levantadas. Los conductores lo celebraban tocando la bocina.
Se da la circunstancia de que ésta era una de las grandes reivindicaciones históricas del independentismo, aunque la Generalitat mantiene aún algunos peajes. De hecho tras finalizar el acto las juventudes de ERC han colgado una pancarta en un puente con la frase «adiós Abertis». Con el fin de estas concesiones, se podrá cruzar España por la costa mediterránea sin necesidad de cruzar los pueblos si se quiere hacer de forma gratuita. La ministra calcula que supondrá un ahorro de 752 millones para los conductores catalanes y ensalza que es una medida «que dará seguridad».
Y es que, a partir de este miércoles, será posible ir de la frontera francesa hasta el sur de España sin tener que parar en una de las múltiples garitas de color naranja que nos recordaba que circulábamos por una vía rápida. Para los conductores de turismos supone un ahorro de alrededor de 50 euros respecto a hace dos años, cuando aún no se había puesto fin a ninguna concesión. Y es que las barreras de los peajes más caros empezaron a levantarse en enero de 2020 en la Comunidad Valenciana y ahora lo hacen en Cataluña y Aragón. A los 367 kilómetros que se hicieron gratuitos hace un año y medio se suman ahora 640 más. Dos años antes, en 2018, se levantó el peaje de la AP-1 entre Burgos y Armiñán (Álava).
El fin de la concesión de estas vías, que tenía la operadora Abertis, ha provocado que el Gobierno haya decidido no renovarles el mantenimiento, que a partir de ahora pasará a depender del Ministerio de Transportes, Agenda Urbana y Movilidad. Eso supone un ahorro directo para el usuario de estas carreteras, cifrado en 752 millones para los catalanes y 90 para los aragoneses, que hace años reclamaban el fin de estas concesiones, que habían renovado varios gobiernos pese a asegurar que ya estaban amortizadas. Sin embargo acabarán pagando su uso de forma indirecta a través de los impuestos, mientras el Gobierno estudia otras fórmulas como la del pago por uso, que en ningún caso, dice la ministra, será un peaje.
Aunque el separatismo ha criticado a menudo el trato de favor de los sucesivos Ejecutivos hacia estas empresas, que en su día se encargaron de la construcción de las autopistas y en la actualidad las mantenían, lo cierto es que el Govern no predica con el ejemplo. Pese a la presión ejercida hacia el Gobierno para que pusiera fin a los peajes en estas vías, a partir de ahora, en Cataluña, seguirán existiendo unos pocos peajes que dependen del gobierno catalán. En concreto son los peajes de la C-32 en Sitges, el del Túnel del Cadí que conecta la comarca del Bages con Andorra o los túneles que permiten ir de Barcelona al Vallès Occidental en poco más de 10 minutos. Serán de pago, como mínimo, una década más.
Entrar o salir de Barcelona sin pagar
La liberación de los peajes en la C-33, en Mollet del Vallès, facilitará que se pueda entrar o salir de Barcelona sin tener que desembolsar ni un solo euro. En la actualidad el coste de este peaje, obligatorio para los que querían usar las rondas, sin necesidad de entrar al centro por la Meridiana y perder más de media hora, era de 1,70€. La gratuidad de este tramo supondrá un ahorro importante para los vecinos del Vallès Oriental, Osona, la Garrotxa y el Ripollès que, a diario, realizan el trayecto entre sus domicilios y Barcelona para acudir a su puesto de trabajo.
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