Cataluña planea decretar un toque de queda nocturno tras el cierre de bares y restaurantes

El Govern que preside Pere Aragonès podría dar luz verde a la medida esta misma semana tras tener el aval de los servicios jurídicos

Carmen Calvo Pere Aragonès
La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y el vicepresidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès. (Foto: Europa Press)
Joan Guirado

El Govern de la Generalitat continúa trabajando para reducir al máximo los contagios provocados por el coronavirus. Tras la orden de cerrar bares y restaurantes, dictada el pasado miércoles y que entró en vigor el viernes con el beneplácito del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, el Ejecutivo de Pere Aragonès estudia ahora seguir los pasos de Francia y decretar un toque de queda nocturno que confine a la población durante la noche.

Es la propuesta que les han trasladado los expertos que asesoran a la Conselleria de Salud durante la pandemia. La situación en Cataluña, alertan estos expertos y las autoridades sanitarias, es cada día «más preocupante». La tendencia marca una evolución de detección y gravedad de los casos al alza. En los próximos días las previsiones con las que trabaja la Generalitat indican que el número de contagios diarios aumentará alrededor del 30%.

Desde el inicio de la desescalada el Govern se ha avanzado en la toma de decisiones para evitar un estado de alarma como el que el Gobierno ha decretado en Madrid. El principal objetivo del Gobierno regional catalán es evitar un nuevo confinamiento general aunque las perspectivas, avisan, «parece abocarnos a ello». Las dos o tres semanas siguientes, avisan, «serán decisivas para saber si a finales de año dejaremos atrás lo peor de la crisis o si nos acompañará durante el primer trimestre del 2021».

Fuentes del Govern reconocen que se están estudiando jurídicamente la viabilidad de ordenar un toque de queda sin tener que decretar el estado de alarma en esta comunidad y sin que los tribunales tumben la medida. Sin embargo, si quisieran hacer uso de esta herramienta constitucional, que criticaron con vehemencia en las últimas prórrogas, Pere Aragonès o los consellers de Salud, Administración Pública o Interior podrían solicitar al Consejo de Ministros que se aprobara el decreto con afectación únicamente sobre Cataluña.

A día de hoy, la incidencia en esta región está por debajo de los 500 casos acumulados por cada 100.000 habitantes. La cifra que más preocupa al Govern, sin embargo, es la tasa de contagio por cada persona detectada por PCR. En estos momentos se sitúa en 1,30, lo que supone que cada contagiado tiene la capacidad de transmitir el virus a tres personas más. Por eso las autoridades sanitarias quieren reducir al máximo los contactos sociales en establecimientos, centros deportivos y en los centros universitarios.

Lo que tienen claro los responsables del comité de seguimiento de la pandemia en Cataluña es que las medidas restrictivas que se adoptaron hace ya una semana se prolongarán más tiempo de los 15 días iniciales. La consejera Alba Vergés mantiene un contacto permanente con el ministro Salvador Illa, con quien acordó las últimas restricciones para garantizarse el control de la crisis y evitar así que el Gobierno intervenga en el Gobierno autonómico como hizo en Madrid.

Enfado con el Govern

Las decisiones que ha tomado la Generalitat en las últimas semanas han causado un profundo malestar entre la ciudadanía y el sector empresarial catalán. Consideran las restricciones «sobredimensionados» y culpan al ejecutivo catalán de coartar derechos y libertades individuales. Los hosteleros avisan también de que las medidas condenan a bares y restaurantes, que ya han tenido que cerrar dos veces en lo que llevamos de año. Recuerdan que los gastos fijos, impuestos, personal y las provisiones en las cámaras refrigerantes, sin ingresar ni un euro, supone el principio del fin de muchos de los negocios.

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