Desayuno

Soy pediatra y esto es lo que debe llevar el desayuno de los niños para rendir mejor en clase

desayuno de los niños
Blanca Espada

Dicen que el desayuno es el alimento más importante del día, y en el caso de los niños mucho más si queremos que tengan energía durante toda la mañana y que además, rindan mejor en la escuela. Es lo que se extrae de un informe publicado por la American Academy of Pediatrics (AAP), donde los especialistas insisten en que saltarse esta comida tiene un impacto directo en la atención, la memoria y hasta en el comportamiento diario de los pequeños.

En concreto, este estudio pone el foco en la omisión del desayuno y como esto, se ha convertido en algo que sucede en muchas familias. Según sus cifras, se estima que el 13 % de los niños en edad escolar y más del 27 % de los adolescentes no desayunan antes de salir de casa, una cifra que preocupa a los pediatras porque siendo la primera comida que se hace en el día, es la que activa el metabolismo, estabiliza el nivel de energía y ayuda a que el cerebro funcione a pleno rendimiento desde primera hora. A pesar de esto, y que somos conscientes de ello, seguimos dejando que los niños se salten el desayuno o que se tomen un vaso de leche y salgan corriendo para el colegio, esperando hasta media mañana para que se coman un bocadillo. Algo que se debería evitar a toda costa. Tener tiempo para desayunar de forma correcta puede marcar la diferencia, entre niños más cansados y desmotivados, o con mayor energía y más atención a lo que se explica en clase.

La importancia del desayuno de los niños para su rendimiento escolar

La AAP lo tiene claro, cuando  el desayuno se convierte en una rutina bien planificada, los beneficios son evidentes y se reflejan tanto en la salud general como en el desempeño escolar. Es por ello, que debemos esforzarnos para que nuestros hijos no se salten esa primera comida del día incluso cuando se resisten a ello.

Y es que el hecho de no querer desayunar no es algo porqué sí. Según el informe de la AAP, los menores y adolescentes atraviesan etapas en las que desayunar les resulta más complicado. En los más pequeños influyen las prisas y la falta de tiempo real para sentarse a la mesa. En los mayores, el ritmo circadiano propio de la adolescencia hace que les cueste dormirse antes de las 11 o las 12 de la noche, lo que retrasa su despertar y provoca que salgan de casa casi sin margen para preparar nada.

A todo esto se suman otros factores como por ejemplo, que algunos niños sean más selectivos con la comida, que no les guste lo que le proponemos o en el caso de los adolescentes, que algunos ya quieran controlar su peso. Pero la revisión de la revista Nutrients citada por la AAP, deja clara que los niños y adolescentes que no desayunan tienen más probabilidades de desarrollar sobrepeso u obesidad y tienden a consumir alimentos menos saludables durante el resto del día. Y no sólo eso, su rendimiento académico se ve afectado al no sentirse con las fuerza suficientes como para atender en clase o peor, para llegar a tener ganas de estudiar o hacer los deberes.

Cómo conseguir un desayuno saludable sin complicarse

La AAP propone una serie de pautas sencillas que pueden cambiar por completo las mañanas en casa. No se trata de complicarse la vida o de perder el tiempo, sino de tener alternativas prácticas y nutritivas que aporten proteínas, fibra, vitaminas y algo de fruta.

  • Establecer una rutina de sueño adecuada. Acostarse antes no sólo mejora el descanso, también abre la puerta a un desayuno sin prisas. Los pediatras recuerdan que el sueño es un factor esencial para la salud infantil y está directamente relacionado con el apetito matutino.
  • Desayunar juntos cuando se pueda. No siempre es posible, pero si desayunamos todos juntos notaremos que los niños suelen comer mejor y adquieren hábitos más saludables.
  • Salir de la rutina del cereal. Si a los niños no les atraen los alimentos típicos del desayuno, los pediatras recomiendan buscar ideas más creativas. Por ejemplo un plátano cubierto de yogur y cereal triturado, un batido de leche con fruta, o un plato variado de fruta y bizcocho casero.
  • Preparar parte del desayuno la noche antes. Cortar fruta, dejar listo un bol con cereales, hervir unos huevos o tener muffins caseros divididos en porciones puede ahorrar mucho tiempo por la mañana.
  • Tener opciones para llevar. Cuando no queda otra que salir rápido, los alimentos transportables son una buena solución: yogur, fruta, frutos secos, barras de granola, cereales secos o un bocadillo con queso crema bajo en grasa. Eso sí, los pediatras advierten: evitar el café o las bebidas energéticas en adolescentes, porque elevan la presión arterial y la frecuencia cardíaca. La leche, en cambio, sigue siendo una de las mejores alternativas por su aporte de proteínas.

Cómo elegir un buen cereal para evitar excesos de azúcar

El informe dedica un apartado a un clásico de las mañanas: los cereales. La recomendación de los pediatras es clara: elegir variedades integrales, con menos de 10–12 gramos de azúcar por ración y al menos 3 gramos de fibra. La fibra ayuda al control del peso, mejora el tránsito intestinal y reduce el riesgo de enfermedades cardíacas y diabetes. Además, añadir algo de fruta fresca como plátanos, fresas, arándanos o melocotones, es una forma fácil de que incrementen la ingesta de nutrientes y sabor.

Los beneficios del desayuno según la ciencia

Las ventajas de desayunar de manera habitual están respaldadas por estudios sólidos. La AAP resume los más relevantes:

  • Mejor peso corporal. El desayuno activa el metabolismo y evita los atracones más tarde, reduciendo el riesgo de obesidad y sus complicaciones.
  • Mayor atención y memoria. Los niños que desayunan rinden más en matemáticas, lectura, vocabulario y tareas complejas.
  • Mejor estado nutricional. Consumir fibra, calcio y vitamina D por la mañana refuerza la salud ósea, la inmunidad y el equilibrio metabólico. Los adolescentes, en particular, necesitan un aporte adecuado de vitamina D y calcio porque están en plena fase de desarrollo óseo. Alimentos como el yogur, la leche, los huevos o incluso pescados grasos como el salmón son excelentes opciones.

La American Academy of Pediatrics concluye que cualquier duda sobre la alimentación infantil debe consultarse con el pediatra. Cada niño tiene necesidades específicas y, aunque el desayuno es clave, lo más importante es mantener una dieta equilibrada durante todo el día.

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