Niños que no hablan: ¿cuándo empieza a ser un problema?

Todo el mundo lo sabe, especialmente aquellos que son padres y madres:  cada niño tiene sus propios tiempos. Una afirmación muy cierta, especialmente cuando se trata de caminar o hablar. Dar los primeros pasos y decir las primeras palabras son dos momentos fundamentales en la vida de un niño y una niña, y los padres suelen vivir con inquietud la llegada del momento. A veces, sin embargo, también se produce la ansiedad: cuando los niños y niñas de todo el mundo empiezan a caminar y hablar mientras los suyos todavía están luchando, es difícil no permanecer indiferente. Nos centramos ahora cuando los niños no hablan todavía y en qué momento puede ser un problema.

Niños que no hablan: ¿cuándo empieza a ser un problema?

Antes de preocuparse por si el niño habla o no, es mejor calmarse y vivir estos momentos con tranquilidad y pragmatismo. ¿Qué significa? Si los pediatras dicen que es normal que los niños empiecen a caminar alrededor de los 12 meses, pero si a los 13 meses tu hijo todavía tiene problemas para levantarse, no hay de qué preocuparse.

Lo mismo ocurre con el habla: el período de aprender a hablar es único y diferente para cada niño . Y los estímulos externos también juegan un papel fundamental.

Sin embargo, dado que existen trastornos del habla, es bueno saber reconocer los síntomas. Sin asustarse , incluso en este caso: simplemente puedes recurrir a un especialista en lenguaje, como logopedas, para identificar y posiblemente resolver el problema.

Aprender a hablar: ¿Cuándo empiezan a hacerlo los niños?

Si los niños dan sus primeros pasos alrededor de la edad de un año , el habla llega más o menos al mismo tiempo. Aún con muchas variables, los niños y niñas aprenden a hablar, pronunciando sus primeras palabras, más o menos entre los 12 y los 20 meses . Un período largo, precisamente porque puede haber niños que hablen temprano y otros que lleguen más tarde. Esto significa que algunos bebés dicen sus primeras palabras a los 7 meses; otros no pronuncian una palabra hasta los 17 meses y solo emiten sonidos extraños.

Cuando la demora parezca continuar, investiga a fondo. De hecho, hablar no es un fin en sí mismo y sobre todo está relacionado con otras funciones fisiológicas y del desarrollo cognitivo, como la memoria, la atención, las habilidades sociales, la motricidad de la cavidad bucal…

Señales que pueden indicar una perturbación

Nuevamente: las señales que enumeraremos aquí no son las mismas para todos y no son necesariamente indicadores de otros trastornos, pero si las detectamos, es bueno informarlo al pediatra.

• Si el niño o niña tiene dificultad para comprender incluso los gestos;
• Si no puede nombrar objetos individuales;
• Si no usa la gramática correctamente;
• Si no usa las palabras correctamente;
• Si no sigue las instrucciones y no sigue las instrucciones dadas por los padres;
• Si no entiende lo que le dice la gente;
• Si tiende a no aprender nuevas palabras ;
• Si no entiende las preguntas que se le hacen.

Mes a mes: a qué prestar atención

Además de estas reglas generales, es bueno observar si los niños y niñas hacen o no ciertas cosas según su edad (siempre más o menos):

• A los 9 meses deben pronunciar sonidos con algunas consonantes;
• A los 12 meses deben indicar con el dedo y gestos lo que quieren;
• A los 16 meses deberían haber dicho algunas palabras pequeñas (al menos);
• A los 30 meses deben decir las primeras frases, compuestas de pocas o muy pocas palabras;
• A los 36 meses deben pronunciar palabras de varias sílabas;
• A los 36 meses, entonces, deberían hacer algunas preguntas.
• Finalmente: los niños que no pueden hablar a los 36 meses se enfadan si no se les entiende.

En cualquier caso, dado que el lenguaje es un factor muy importante para el crecimiento y un indicador fundamental del desarrollo, la sugerencia es siempre contactar con su pediatra en cuanto surja cualquier duda. Puede que no sea nada, puede que solo sea un retraso en el cronograma; puede ser algo importante o, de nuevo, algo que se pueda solucionar con la intervención de un logopeda. Lo importante es involucrar al médico o médico remitente.