Hablar a un recién nacido: Cómo hacerlo y qué beneficios tiene
Hablar a un recién nacido es algo que servirá para comunicarnos con el bebé, pero también será bueno para su desarrollo neuronal y motivar el habla más adelante.
Tener a un bebé recién nacido, provoca en los padres la necesidad no solo de cuidarlo, sino también de comunicarse con él. Evidentemente, el niño o niña de apenas unas semanas no va a entender lo que le decimos y tampoco nos va a responder, pero si bien es cierto que suele recomendarse hablar al bebé incluso cuando todavía está dentro del vientre materno, también será hacerlo una vez ha nacido, pero ¿cómo hablar con un recién nacido?.
¿Cómo hablar con un recién nacido?
A la hora de querer comunicarnos con nuestro bebé recién nacido, no podemos decir que hayan reglas precisas sino que en realidad tenemos que guiarnos por el sentido común. De este modo, podemos llegar a la conclusión de que es importante mantener un ritmo de voz tranquilo con palabras simples y repetitivas mirando al niño a los ojos, buscando el contacto visual. No es tanto «lo que dices» sino el «cómo lo dices». De hecho, se puede recordar los momentos en los que hemos hablado con el bebé cuando estaba dentro de la barriga. Seguro que ha sido con una vez suave y además acariciando el vientre. Lo mismo podemos hacer ahora, de modo que mientras empleamos ese mismo tono de voz suave, podemos acariciar al bebé o darle un masaje.
Por qué es importante hablar con un recién nacido
Muchos padres pueden preguntarse por qué es importante hablar con un recién nacido, al creer que en realidad no le aportamos nada, pero en realidad es todo lo contrario. De hecho la neurociencia ya ha demostrado con numerosos estudios, de modo la comunicación con el bebé desde el momento en el que nace es importante para su desarrollo neuronal y cerebral.
En los primeros años de vida del bebé hay un crecimiento impresionante de todas las áreas de desarrollo del niño y se produce además un nacimiento de sinapsis neuronales que se crean a partir de lo que escucha y que posteriormente se traducirá en las palabras que pronuncie.
Todo esto sucede con estimulación desde el exterior, a través de la interacción y mediante todas las estrategias utilizadas desde el principio. Los bebés aprenden a descubrir el mundo a través de sus sentidos. El hecho de que el pequeño se acostumbre a ver a mamá o papá, comenzando a enfocarse en el rostro de ambos, induce una estimulación visual. Al mismo tiempo, podemos, por ejemplo, poner la mano de un bebé en la cara, para que también desarrolle el sentido del tacto y el oído. Que le hablemos desde su primer día de vida, no solo le ayudará a reconocer nuestras voces (que de hecho conoce desde que estaba en el vientre materno) sino que será una motivación para que hable cuando esté capacitado para hacerlo.
El mejor modo de hablar con el recién nacido
El consejo principal es hablar siempre con nuestros hijos, obviamente no haciendo discursos filosóficos, sino que como hemos mencionado anteriormente, debemos usar una voz tranquila y sosegada, porque, aunque inicialmente el niño no conecta bien la palabra con el contenido, será capaz de prestar atención a la voz de los padres y esto permitirá que el niño comience gradualmente a comprender tanto el lenguaje verbal como el no verbal.
Además, hablar al recién nacido de forma calmada será también algo útil en las situaciones desesperantes en las que el bebé se pone a llorar, como cuando se despierta en mitad de la noche con hambre o cuando sufre cólicos. Mecerlo mientras le hablamos con suavidad, servirá para que se sienta protegido y se calme.
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