Mascotas

Un estudio revela que los niños con autismo prefieren los gatos como mascotas debido a su «mirada menos intrusiva»

Un estudio en Francia ha evaluado a niños en su relación con perros y gatos y debido a su independencia, los gatos parecen ser preferidos por niños con autismo.

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El estudio que revela que los niños con autismo prefieren a los gatos como mascota

La relación entre niños y mascotas es algo que siempre se recomienda, pero un nuevo estudio reciente ha arrojado luz sobre la relación entre los niños autistas y nuestros amigos de cuatro patas, con resultados que sorprenderán a más de uno, si bien parece que son los gatos, la mascota perfecta para los niños que padecen autismo.

El estudio sobre niños con autismo y los gatos

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La atención visual es una parte muy importante de la visión social de la mayoría (si no de todas) las especies, incluidos los humanos. De hecho, en este estudio llevado a cabo en Francia, se tuvo en cuenta la atención visual para estudiar las interacciones entre los niños con trastornos del espectro autista y los perros y gatos.

Publicado recientemente en la revista científica Frontiers in Psychology , el estudio realizado por la Universidad de Rennes arroja luz sobre la relación entre los niños autistas y las mascotas.

Según el estudio, los patrones de atención visual entre niños con trastornos típicos del desarrollo o del espectro autista y mascotas, difieren bastante cuando se trata de un perro a cuando se trata de un gato. La investigación involucró a 42 niños de entre 6 y 12 años 23 de los cuales están afectados por trastornos del espectro autista.

Los niños fueron observados en sus relaciones con perros y gatos. Y el resultado definitivamente está a favor de los felinos.

Al monitorear el aumento de oxitocina , también conocida como la «hormona del amor», ya que es un elemento clave en las interacciones sociales, el equipo de investigadores concluyó que los niños autistas preferían a los gatos como mascota.

Esto se debe a que los gatos son más independientes y, de hecho, menos enérgicos que los perros, lo que podría resultar impredecible e intimidante para estos niños.

El gato podría facilitar las interacciones sociales de los niños autistas al disminuir la percepción de ansiedad, aumentar los niveles de empatía y no implicar la responsabilidad excesiva de un perro. Además, su mirada es menos «intrusiva» en comparación con las «miradas largas que hacen los perros, de modo que los gatos podrían alinearse mejor con las necesidades sociales de los niños autistas», dice Marine Grandgeorge de la Universidad de Rennes en Francia.

El autismo en relación a las mascotas

El autismo es un amplio espectro de trastornos del desarrollo con retraso en el crecimiento social. Los niños con autismo tienen problemas para interactuar con los humanos, o incluso con animales socialmente amigables como los perros a veces.

Sin embargo, dado que los gatos evitan el contacto visual y no mantienen largas miradas (a diferencia de los perros), son preferidos por alguien que tiene autismo. Esta característica no es de naturaleza amenazante, ya que algo tan inofensivo como el contacto visual puede resultar abrumador para las personas con autismo.

Algunos amantes de los perros sienten una oleada de oxitocina (también llamada la hormona de la felicidad) con miradas largas y sostenidas, lo mismo puede causar estrés y ansiedad en aquellos que no saben leer las señales sociales o emocionales, observó el estudio.

El equipo utilizó videos caseros hechos durante las visitas domiciliarias y determinó que «los niños con TEA (trastorno del espectro autista) mostraban mucha más atención visual con su gato que con su perro».

Sin embargo, no todos los niños se ven gravemente afectados por los perros. Una investigación realizada por la Universidad de Lincoln encontró que los niños en el espectro del autismo eran menos propensos a sufrir un colapso en presencia de sus mascotas. Hay ONGs que se especializan en entrenar perros para calmar a niños con TEA. Pero el entrenamiento requiere muchos recursos tanto para el perro como para el niño. Además, un perro puede requerir mucho más cuidado (emocional y físico) que un gato.

Pero la buena noticia al final de ambas investigaciones es que los padres con niños con TEA pueden buscar una mano amiga en forma de amigos de cuatro patas.

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