Las discusiones de pareja en el embarazo
Aunque es un momento dulce y lleno de felicidad, no hay que pasar por alto que el embarazo también trae consigo ciertas discusiones en el seno de la pareja, por un sinfín de motivos. Y eso es algo que hay que intentar evitar porque no sólo ambas partes se verán afectadas sino también porque la pesadumbre o el enfado que pueda experimentar la madre puede transmitírselos al bebé.
En concreto, esto es todo lo que las mujeres que acaban de descubrir que se encuentran en estado y sus parejas deben saber al respecto en materia de posibles enfrentamientos entre ambas partes:
¿Por qué se producen?
Muchas y variadas son las causas o los motivos que pueden llevar a que los futuros papás se enzarcen en discusiones continuas. No obstante, lo más habitual es que tengan lugar por temas tales como estos:
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El nombre del niño. Elegir el nombre que tendrá el bebé que viene en camino es una tarea complicada, no sólo porque hay numerosas opciones entre las que seleccionar una sino también porque puede ser que no se llegue a un acuerdo. Lo habitual es que los progenitores hablen, intercambien impresiones e incluso hagan puestas en común para ver si hay alguna propuesta en la que ambos coincidan. Pero eso es algo que deben llevar a cabo con calma, sin perder los nervios, sin presionar a la otra parte y, sobre todo, sin permitir que las familias entren a opinar porque entonces se desatará una “batalla campal”.
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Las compras para el cuarto del bebé. Por supuesto que tampoco hay que pasar por alto que otra causa de que haya discusiones entre quienes están esperando un niño es el conjunto de adquisiciones que le realizan, en cuanto a ropa, carrito o sillita para el coche. Y más aún si hablamos de colores para el cuarto o de decoración en general del mismo.
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La falta de compromiso del padre. Muchas mujeres embarazadas coinciden en subrayar que discuten mucho con sus maridos o novios porque consideran que no están comprometidos por completo con la llegada del bebé. Es decir, que no las miman, que no las escuchan, que siguen con su ritmo de vida anterior sin pensar que sus chicas están en estado y no pueden sumarse al mismo de idéntica manera o que no las acompañan a las citas médicas o a las clases preparto.
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Los padrinos. Las parejas que toman la decisión de bautizar a sus hijos tienen que elegir padrinos y esto puede resultar otro problema. ¿Por qué? Porque cada una de las partes desee que ese rol lo tengan amigos o seres queridos suyos.
¿Cómo afectan al bebé?
Como en cualquier discusión de pareja, esté esperando o no un bebé, hay que tener en cuenta que ambas partes se ven afectadas, entristecidas y enfadadas. Pero a todo eso, se debe sumar que durante un periodo de gestación hay un tercer “vértice” que resulta perjudicado, de igual modo. Nos estamos refiriendo al bebé.
En este caso, hay que tener en cuenta que el feto puede verse “dañado” de muy diversas maneras:
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Puede ver como su desarrollo cerebral se ve afectado, como consecuencia del estado de nervios y estrés que experimenta su madre.
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Los disgustos que tiene cualquier fémina durante el periodo de gestación pueden dar lugar a que su hijo nazca con bajo peso.
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Los profesionales médicos consideran que los bebés de madres embarazadas que tienen muchas discusiones de pareja cuentan con más riesgos de convertirse años después en niños con problemas de conducta.
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Si la mujer está estresada, agobiada y, en cierta medida, deprimida por los conflictos sentimentales eso puede provocar que el desarrollo del bebé sea más lento de lo que debería ser normal.
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El estar de los nervios y peleándose con su marido o novio puede llevar a que la gestante sufra hipertensión, favoreciendo que pueda tener que hacerle frente a un parto prematuro.
¿Qué hacer para evitar discusiones?
Por todos los motivos expuestos, es importante que tanto la embarazada como su pareja intenten evitar las discusiones. ¿Cómo conseguirlo? Teniendo en cuenta una serie de recomendaciones básicas como estas:
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Ambos deben poner de su parte. Con esto nos referimos a que es esencial que los futuros papás piensen en su bebé y eviten conflictos. Para eso, lo mejor es que ambos sean receptivos a hablar las cosas, a ceder en algunos aspectos y, sobre todo, es vital que apuesten siempre por la comunicación, pues con el diálogo es como se arreglan las cosas.
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La pareja de la embarazada debe ser consciente de que esta no sólo tiene que hacerle frente a un sinfín de síntomas que alteran su vida sino a numerosos cambios hormonales que pueden revolucionar su estado de ánimo. De ahí que sea imprescindible que se muestre paciente, que la mime más que nunca y que intente ayudarla en la mayor medida posible.