El mes en el que es concebido el bebé influye en su cantidad de grasa buena

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El mes en el que es concebido el bebé influye en su cantidad de grasa buena

Numerosos son los estudios que van apareciendo de forma periódica y que nos permiten conocer importantes particularidades sobre el bienestar y la salud de los niños. Precisamente en las pasadas semanas se ha hecho público uno que ha venido a determinar que el mes en el que es concebido el bebé influye en su cantidad de grasa buena.

Sí, como lo has leído. ¿Quieres descubrir más datos al respecto? Te los contamos todos a continuación. Toma nota.

El estudio

Lo primero que hay que saber es que este trabajo ha sido realizado por investigadores de la Escuela Politécnica General de Zúrich (Suiza). Eso sin pasar por alto que el director del mismo ha sido Christian Wolfrum.

Conocer qué factores son los que influyen en la cantidad de grasa buena, o grasa parda, que tiene el bebé fue el objetivo de este proyecto y ha conseguido dar unos resultados que, sin lugar a dudas, no han dejado indiferente a nadie.

En la revista “Nature Medicine” es donde se ha procedido a publicar la mencionada investigación que se ha desarrollado analizando las imágenes obtenidas por una tomografía computarizada a un total aproximado de 8.400 mujeres y hombres. No obstante, también se hizo utilización de ratones, hembras y machos, a los que se sometieron a distintas temperaturas, e incluso se acometió un experimento in vitro con espermatozoides a bajas temperaturas.

Conclusiones principales de la investigación

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Concebir el bebé en invierno aumenta sus índices de grasa buena

Como hemos mencionado al inicio de este artículo, la principal conclusión a la que se ha podido llegar con este estudio es que el mes del año en el que nace el bebé determina su cantidad de grasa buena. Más concretamente se ha podido saber que el mes en el que es concebido, y que luego determina su fecha de nacimiento, es crucial en los niveles de esa citada grasa, tejido adiposo marrón, que es la responsable de mantener una correcta temperatura corporal y de quemar calorías. De ahí que pase a ser crucial a la hora de evitar que el pequeño en cuestión pueda sufrir alguna enfermedad relacionada con su metabolismo o incluso obesidad.

A ese resultado claro, se ha llegado a partir de distintas acciones realizadas dentro del trabajo de investigación. Acciones que han permitido conocer lo siguiente:

  • Las bajas temperaturas producen modificaciones en el esperma, concretamente favorecen que el bebé que nazca más tarde cuente con más cantidad de grasa buena.
  • Precisamente por esa situación establecida en el punto anterior, se explica que las personas que viven en las regiones más frías de la Tierra posean unos niveles más elevados de ese tejido adiposo marrón.
  • Las personas que son concebidas en otoño e invierno y nacen, por tanto, en los meses de julio a noviembre, poseen unos índices más altos de la citada grasa buena. Y es que así lo pudieron conocer los investigadores al someter a un experimento a ratones. En concreto, pusieron tanto a hembras como a machos a distintas temperaturas, unos a cálidas y otros a frías, días antes de emparejarlos para que se reprodujeran. Lo que se demostró es que las crías de las hembras tenían todas las mismas cantidades de la mencionada grasa. No obstante, en el caso de las crías de los machos se demostró que las que tenían ese tejido adiposo bueno más elevado eran las que sus progenitores habían estado sometidos a bajas temperaturas.

Grasa parda

Además de todo lo expuesto, merece la pena destacar otra serie significativa de datos de interés sobre la mencionada grasa parda o tejido adiposo marrón:

  • Se encuentra en la mayoría de mamíferos y es clave a la hora de poder quemar grasas y mantener la temperatura del cuerpo.
  • Quizás no lo sepas pero este elemento que nos ocupa está más presente en los bebés que en los adultos. Es más, se considera que en el caso de los recién nacidos puede llegar a ser el 5 % de todo su peso corporal.
  • Por regla general, se encuentra entorno los riñones y al páncreas, en los depósitos suprarrenales y en los interescapulares, por ejemplo. Y es que de esta manera procede a proteger tanto el abdomen como el tórax.

¿Qué te parecen los resultados conseguidos con este estudio suizo que ahora se ha hecho público?

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