Vecinos de Santa Catalina exigen a Hila que revise las licencias de los locales de la Plaza del Vapor
Un vecino del ruidoso barrio de Santa Catalina de Palma: «La zona está dejada de la mano de Dios»
Los vecinos de Santa Catalina y Es Jonquet hartos de la pasividad del alcalde de Palma con el ruido
Los vecinos califican de «terrorífico» el fin de semana en Santa Catalina y exigen el cierre de las discotecas
El incesante incivismo nocturno en los barrios palmesanos de Santa Catalina y Es Jonquet está siendo un auténtico calvario para sus vecinos. Y es que esta es una céntrica zona residencial de la capital balear donde cada fin de semana se concentran multitud de personas alrededor de bares, restaurantes y sobre todo discotecas.
Recientemente se ha cumplido el primer aniversario de la campaña Silenci, Respecte, Civisme, una iniciativa silenciosa impulsada por la Asociación de Vecinos Barrio Cívico Santa Catalina. Ésta pretende denunciar «la injusta situación que sufren los vecinos a causa del ruido, el abuso y la ocupación del espacio público por parte de bares y locales de ocio nocturno».
OKDIARIO ha tenido la oportunidad de hablar con dos miembros de la asociación y también con vecinas de la barriada para que relaten cómo es vivir – o más bien malvivir- en esta zona de Palma.
Cuentan que en 2021 se inició la cuelga de carteles en varios balcones de Santa Catalina para denunciar esta grave situación. «Comenzamos colgando los primeros veinte carteles en algunos balcones de nuestro barrio y ahora hay centenares. Los encontraréis en Santa Catalina, Es Jonquet, Sa Llonja, Es Born, Puig de Sant Pere, La Mercè, Banc de s’Oli, Ses Veles, Son Espanyolet, Es Capitol-Bons Aires…», dicen. Aunque apuntan que «poco después se sucedieron docenas de peticiones y la campaña pronto se extendió a otras zonas emblemáticas devastadas por el problema del ruido, el ocio nocturno y la suciedad».
La asociación advierte de que «la respuesta masiva de cientos de vecinos y asociaciones, apoyada por la Federació d’Associacions de Veïns de Palma, demuestra una indignación generalizada por el alarmante problema de salud pública y de seguridad ciudadana que se vive en Palma». Lo que Barrio Cívic tilda de «grito silencioso y masivo de los vecinos», aseguran que irá a mayores. «El hartazgo de los vecinos va en aumento. Los cientos de carteles que decoran ya distintos barrios de la ciudad lo dicen alto y claro: el descanso en los hogares es imposible»
Explican que el foco principal del problema que denuncia su agrupación se halla en el barrio de Es Jonquet, concretamente en las discotecas Luna y Sabotage. Estas residentes están prácticamente convencidas de que ambos locales incumplen las normativas concernientes al horario de cierre y que, sobre todo, superan los límites de aforo permitido.
«Este pasado fin de semana un vecino grabó imágenes a las 6 de la mañana donde se aprecia cómo la Plaza del Vapor estaba llena de gente», denuncian. Acto seguido, insisten en que «la gente que transita por esta zona de discotecas va totalmente alcoholizada y pasada de rosca. Y claro, esta concentración de personas crea un ruido enorme que no nos permite dormir, además de dejar muchísima suciedad en el suelo.»
«Grave problema de salud pública»
Por este motivo, desde la Asociación Barrio Cívico exigen al Ayuntamiento de Palma que controle minuciosamente las licencias y el correcto cumplimiento de las pertinentes regulaciones en estas dos discotecas ubicadas en la Plaza del Vapor, al considerar que provocan grandes concentraciones de personas bebiendo y gritando en las calles. Todo ello, lamentan, genera un «grave» problema de salud pública, incompatible con el descanso de los residentes. En el caso de que no se cumplan, piden que se les multe o que directamente se clausuren estos establecimientos.
De igual modo, también reclaman lo mismo con otros locales nocturnos que ejercen de discoteca, como el Kaelum, Ventura y Molly Malone, entre otros. «Estas discotecas son claramente incompatibles con un barrio residencial que clama Silencio, Respeto, Civismo», tal como reza el lema de la campaña que iniciaron hace un año.
Asimismo, denuncian la falta de seguridad y contundencia policial en la zona. «Desde que empezamos a movernos, hará ya medio año, hemos conseguido que la Policía venga un poco más. Pero son insuficientes en número y encima se creen que simplemente por venir y vigilar un poco ya han cumplido con su labor, cuando no es así ni debería ser así», exponen.
Cuentan que la Policía no suele entrar en detalles ni hacer correcciones y que, a base de insistir, han logrado que los agentes se bajen del coche. A su vez, creen que existe un problema en cuanto al número de efectivos: «No dan abasto al tener que atender otras zonas incívicas como Corea, Playa de Palma y Son Banya».
Otra cuestión que les aflige es el cúmulo de suciedad que se genera tras las interminables fiestas nocturnas. «Es verdaderamente asqueroso la cantidad de suciedad que hay. Además, entre los restos de basura, hay trozos de cristales que son peligrosísimos para los niños pequeños».