La trampa de apostar por el corazón o mejor aún por la cabeza

Después de vivir un fin de semana marcado por la farsa del Comité Federal del PSOE, aquí PSIB-PSOE, y el Congreso Nacional del PP que ha vuelto a ratificar a Núñez Feijóo como su presidente, con más del 99% de los votos, vuelve la UCO de la Guardia Civil al primer plano y esta vez señalando a Francina Armengol por sus continuados contactos con el constructor José Ruz, investigado por el Supremo ante los indicios de pagar mordidas para financiar al PSOE, de nuevo aquí, PSIB-PSOE. Por si fuera poco, también se ha sabido que Iago Negueruela, puppet de Armengol, ha laminado de un plumazo el sector crítico de la agrupación socialista de Palma.
Mis queridos 156.000 votantes socialistas de Baleares, tranquilos. No pasa nada. El líder supremo bendice la purga de Negueruela. Es súper guay.
Temas, todos ellos, para ser analizados por los columnistas de Baleares, al objeto de iluminarnos –es un decir- sobre los acontecimientos recientes. Y en el paquete, incluyo a los fantoches apesebrados locales de la Pedrete, y para que no le quepan dudas a los aludidos, fantoche, según la RAE refiere «títere, marioneta o muñeco movido con hilos». Pongamos un ejemplo.
Días pasados me sorprendía un artículo de opinión publicado en la prensa local con este titular: El corazón con Feijóo y la cabeza con Sánchez. Si nos atenemos al significado último de este titular, la idea sería equilibrar las emociones con la razón a la hora de tomar decisiones. En definitiva, llegar a encontrar un punto medio que integre ambos aspectos. Un equilibrio que no siempre es posible y, más todavía, cuando están en juego valores que se empeñan en trascender tan evidente contradicción. Los sentimientos apelan al corazón, mientras el análisis puramente lógico apunta a la cabeza, y aquí es donde la trampa dialéctica encuentra su perfecto refugio demagógico.
Vayamos con otra común expresión: El corazón tiene razones que la razón no entiende. Lo perverso en este caso, es cuando nos inclinamos a apostar por el hecho de que, a veces, actuamos en contra de lo que la razón dicta lo que en teoría es políticamente incorrecto, pues el corazón, las emociones en definitiva, nos conduce a un infundado temor. Mi pregunta, entonces, es si va este titular en esta precisa dirección.
Hasta aquí me he referido, a lo poco que podía leer en la edición digital de este periódico de papel, así que me fui corriendo a comprar un ejemplar por el que he pagado 1,80 euros de mi pensión. Ahora, el relato allí encontrado.
Resumiendo: «El PP de Baleares tiene a Feijóo en el corazón, pero a Pedro Sánchez en la cabeza», imagino –añado- que cociéndose a fuego lento. Sin embargo, también hay dos enigmáticos planteamientos. Uno se refiere a la política de vivienda que se debate en el Parlament y deduzco que poniendo al PSIB-PSOE como adalid en la defensa del territorio, lamentando de paso su debilidad debido a los negros sucesos por los que atraviesa. ¡Collons con el columnista o la columnista o el columniste! Lo deja caer a ver si cuela.
El otro enigmático planteamiento hace referencia a sacar a pasear a Casado y presuntamente la afinidad con él de Marga Prohens, escribiendo que «fue expulsado a patadas por los suyos». Literalmente y lamentablemente.
Pablo Casado, mi querido o querida columniste, fue precisamente quien hizo posible aquel letal desembarco de Cándido Conde Pumpido en el Tribunal Constitucional y el que desde la sombra pactó con el sanchismo destruir a Isabel Díaz Ayuso, a quien, tú, querido columnista o columniste, llamas en tu artículo de opinión, la Reina de Corazones que ha coronado a Feijóo, que es una manera vulgar y soez de restarle méritos al líder del PP.
Probablemente Francina Armengol, más pronto que tarde, acabará sentada en el banquillo de los acusados por las irregularidades cometidas amparada en el interesado silencio institucional propiciado por la pandemia. Pero tú, mi querido columnista, columnisto o columniste, y siempre apesebrado, has optado por hablar de Marga Prohens, de Pablo Casado, de un Núñez Feijóo que ha renovado su liderazgo por la bendición de Díaz Ayuso, en lugar de ejercer, con la dignidad que nos otorga este oficio, el papel de cuarto poder del que no tienes ni puñetera idea, por lo que he leído. Qué pena.
Lo entiendo, mi querido columnista, columnisto o columniste que firmas el artículo ese. Vives tan feliz en el pesebre. En realidad, no vives: vegetas.