La realidad del ‘sin techo’ en Palma: extranjero con estudios que perdió su casa por problemas económicos

La realidad del sin techo en Palma: extranjero con estudios que perdió su casa por problemas económicos, familiares o laborales y cuyo número se ha doblado la legislatura pasada siendo ahora un total de 440 personas.

Así se desprende del recuento realizado el 23 de noviembre de 2023, llevado a cabo por el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 en el que ha colaborado el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales (IMAS). En el mismo participaron 200 personas que ayudaron en la elaboración de un censo que no se realizaba desde 2019 cuando se contabilizaron 207.  

Si tomamos como referencia los últimos ocho años, el número de personas que pernoctan al raso o en un asentamientos chabolista en Palma se ha triplicado: en 2015 eran 135, y ahora son más de 400, todo un indicativo del incremento de la pobreza que se ha producido en Palma estos años acrecentada por la reciente pandemia de la Covid.

Según el sondeo realizado a 111 de ellos que participaron de forma voluntaria en esta encuesta social que ha evaluado esta población en situación de exclusión residencial, la mayoría de personas sin hogar de la capital balear, que son más del 90% de toda Mallorca, son extranjeras.

En concreto entre hombres (49) y mujeres (13) un total de 62 personas frente a los 49 españoles, siendo la mayor parte de ellos, extranjeros procedentes de la Europa no comunitaria, África y América.

El barrio de Palma donde más indigentes sin techo fueron localizados fue el de Cas Capiscol donde pernoctan entre 60 y 80 del total, básicamente, por la presencia en la zona de la antigua y abandonada cárcel de Palma que se ha convertido en refugio de un gran número de ellos.

Le siguen con una densidad de entre 30 y 60 personas sin hogar los barrios de S’Indioteria y Secar de la Real, y entre 16 y 30 sin techo, en el Coll den Rabassa y la zona de Foners.

Del total de 440 personas sin techo tres de cada cuatro son hombres, en concreto el 74%. La edad media de los que se encuentra en el último peldaño de la marginación social y de la indigencia, es menor en ellas.

Mientras los hombres sin hogar en Palma tienen una edad media de 46 años, la de las 94 mujeres contabilizadas es de 41 años.

Aunque nadie lleva toda la vida en la calle, (0,9% de los entrevistados), el tiempo que llevan subsistiendo bajo los soportales, bancos, chabolas o barracas, es entre uno y cinco años en el 60% de los casos.

¿Y cómo se llega al último peldaño de la escala social?

La mayor parte de ellos al quedarse sin casa propia porque aseguran que era donde vivían antes de estar en la calle. Otros se alojaban en pisos con familiares, compartidos con la pareja o eran okupas.

Las tres razones que alegan como principal motivo que les llevó a quedarse sin hogar, en porcentajes parecidos, figuran los problemas económicos (20%), familiares (19%) y laborales (18%).

Llama la atención el hecho de que casi un 90% de ellos tienen diferentes niveles de estudios y sólo un 10,8% no tiene titulación alguna. La mayor parte de ellos tienen estudios secundarios (Bachillerato y FP) , uno de cada tres (35%) y primarios (31%), existiendo incluso un 4,5% con estudios universitarios.

Aunque el grueso de las personas que están viviendo en la calle (62%) no ejercen actividad alguna o trabajo que le proporcione un ingreso económico, uno de cada tres sí que lo hace (32%).

Los que no trabajan es la mayor parte de los casos, o por falta de documentación (28%) o porque tienen algún tipo de incapacidad laboral (22%). Apenas un 9,5% de ellos están jubilados, mientras uno de cada cuatro, está en el paro o en otras situaciones personales sin concretar.

A la hora de recibir prestaciones en el último mes, uno de cada cinco cobra en torno a 500 euros de la renta mínima de inserción (4,5%,) o bien el ingreso mínimo vital de 600 euros mensuales (14,%), mientras uno de cada diez recibe ayudas de emergencia social.