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Palma, la quinta ciudad más sucia de España, echa a 160 barrenderos y engorda la lista de altos cargos

Basura acumulada en una calle de Palma.
Basura acumulada en una calle de Palma.
Indalecio Ribelles
  • Indalecio Ribelles
  • Redactor OKDIARIO en Baleares, información local de Palma, social y política en general. Antes, redactor en EL MUNDO/ Baleares durante 20 años.

La empresa municipal de limpieza de Palma, con jefes, subjefes y ayudantes de jefes, perderá a 160 barrenderos interinos y fijos discontinuos, a los que ya les ha comunicado que entre este mes de septiembre y principios de octubre tendrán que dejar su trabajo. El Ayuntamiento que preside el alcalde socialista José Hila, prescinde de estos operarios de la limpieza pese a las quejas continuadas de vecinos y comerciantes por el pésimo estado de mantenimiento de la ciudad, la quinta más sucia de España, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).

La más que cuestionada gestión realizada en estos tres años de legislatura que lleva al frente de la Empresa Municipal de Aguas y Alcantarillado (Emaya) por el concejal socialista de Medio Ambiente, Ramon Perpinyà, en materia de personal en el área de recogida y limpieza por falta de recursos humanos de base a pie de calle, no ha impedido que la compañía haya engordado la lista de altos cargos y directivos, habiendo incluso tenido que habilitar más despachos en la sede central de Son Pacs.

De hecho, este recorte en la plantilla de barrenderos y conductores de maquinaria de limpieza que la empresa irá aplicando progresivamente durante septiembre y octubre (el 30 septiembre acabarán 52) ha venido acompañado de la contratación de dos nuevos subjefes cuya incorporación última el tribunal calificador.

Dos subjefes de servicio de recogida y limpieza cuya finalidad se desconoce en una compañía con jefes, subjefes y ayudante de jefe, todos en sus despachos, mientras las calles se quedan sin barrer por falta de operarios. Aunque en años anteriores, una vez acabada la temporada turística, la empresa también iba dando de baja al personal temporal contratado durante los meses de verano, la medida afectaba a la mitad de los que este inminente otoño tendrán que abandonar su puesto de trabajo.

A los 160 que saldrán este otoño, hay que agregar que la plantilla de recogida y limpieza de Emaya cuenta también con jubilados parciales que trabajan de forma intermitente, y un alto índice de absentismo laboral, superior al 11% por lo que, en estos momentos ya hay calles en barrios como Son Gotleu, Pere Garau, Rafal que se dejan de barrer.

Vías como Reyes Católicos o Manuel de los Herreros en el barrio más poblado de Palma se limpian de forma intermitente por lo que esto redunda en su mal estado de mantenimiento e higiene, patente también en papeleras, aceras y basuras acumuladas en el entorno de los contenedores de estas calles.

Con una plantilla de limpieza que se quedará, por tanto, bajo mínimos en las próximas semanas, la consecuencia para el resto es que aumentará la sobrecarga de trabajo y, con ello, las bajas laborales, que los sindicatos achacan al sobreesfuerzo que están obligados a soportar por una más que discutida gestión de los recursos humanos de la compañía.

Una pescadilla que se muerde la cola porque las mismas centrales sindicales rechazan, además, la posibilidad de la externalización de cualquier servicio que presta Emaya, mientras que la nueva legislación en materia de contratación del sector público restringe la contratación de trabajadores temporales y su interinidad indefinida.

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