Inmersión Lingüística

Un padre a Armengol: «El primer año de la ESO mi hija se lo pasó llorando porque no entendía nada»

La hija de Salvador estudió la mayor parte de primaria en Chicago dónde podía escoger entre inglés y castellano

Está en tercero de la ESO y su padre cuenta que lo ha pasado mal ya que no le han dado ninguna facilidad

"Quiero los mismo derechos que las familias que quieren que todo sea en catalán para sus hijos"

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Salvador es padre de una adolescente que en estos momentos está en tercero de la ESO en un instituto de Mallorca. Es una joven aplicada y que se preocupa por sus estudios, que lo está pasando mal por culpa de la inmersión lingüística. Aunque nació en la isla y es mallorquina, cursó la mayor parte de primaria en Chicago, Illinois, donde podía escoger entre español o inglés para hacer deberes o responder a los exámenes. Sin embargo, cuando volvió a Mallorca para estudiar la secundaria, se topó con la barrera de la inmersión lingüística.

«El primer año de la ESO, mi hija se lo pasó llorando todos los días, porque no entendía lo que le explicaban. Es normal, llevaba muchos años en EE.UU y no sabía nada de catalán. En Chicago le daban todas las facilidades para escoger si quería examinarse en castellano o en inglés, pero aquí no te dan ninguna opción. Me refiero a asignaturas como matemáticas, geografía, física o historia, no a lengua. Son materias en las que el alumno debe aprender unos contenidos determinados y en las que lo importante es que entienda lo que le explican», cuenta.

Cuando su hija llegó a Mallorca, Salvador quiso matricularla en un colegio en el que la enseñanza fuese bilingüe. Solicitó información a la Conselleria de Educación y le respondieron que por ley, la lengua vehicular de Baleares es el catalán y que el 50% de la educación es en este idioma. «El resto, lo que digan los proyectos educativos. La realidad es que todo está en catalán, incluso la asignatura de Lengua Española en algunos centros. Basta con ver que uno de los partidos del Govern, Més, son catalanistas y anexionistas, que no nacionalista, porque no defienden a Mallorca. Quieren dejar de ser parte de España, para ser parte de Cataluña».

Explica que su hija habla castellano e inglés con fluidez, «porque aprendió de una forma natural, sin imposiciones». Para él, el modelo de inmersión lingüística no es un modelo de éxito, como lo vende el Govern. «Un alumno cuya familia sea castellanoparlante, tendrá más dificultades. Hay estudios que demuestran que en las comunidades bilingües en las que se aplica la inmersión, los alumnos que no son catalanoparlantes lo pasan peor. Lo que sucede es un incongruencia. En América no terminan de entender que en España no se pueda utilizar el español como lengua vehicular en la enseñanza».

Salvador no reclama que se elimine el catalán de las escuelas ni aboga por una imposición del castellano. Asegura que sólo quiere los mismo derechos que aquellas familias que piden que todo sea en catalán para sus hijos. Tampoco está en contra de la enseñanza bilingüe, pues es consciente de que viven en una autonomía en la que hay dos lenguas cooficiales. «Quiero que se respete a los que queremos una enseñanza en español. Sobre todo, quiero que mi hija tenga la opción de estudiar matemáticas, ciencias sociales o geografía en el idioma en el que se siente cómoda y entiende la materia».

Programa de integración que sólo excluyen

Si bien en Baleares existe un programa de acogida acogida lingüística y cultural (Palic) para recién llegados y la exención del catalán, Salvador señala que ninguna de las dos opciones sirve. La segunda opción sólo exime al alumno de que le evalúen de la asignatura de lengua catalana. «No hay exención, mi hija imparte todas las materias en catalán». En cuanto al Palic, consiste en sacar al alumno de clase durante horas lectivas de otra asignatura como pueda ser sociales, para meterla en una especie de grupo de refuerzo en el que les enseñan catalán. «Eso está bien. Lo que no parece buena idea es que mi hija tenga que perderse contenido importantes».

Señala que el modelo de integración al catalán que ha desarrollado el Govern implica que un alumno tenga que abandonar asignaturas para familiarizarse con un idioma. «O está dando sociales o está estudiando catalán y la Conselleria prefiere lo segundo a lo primero. Si una familia castellanoparlante, cuyo hijo tiene que ir a clases de Palic, no puede ofrecerle además un refuerzo extraescolar, ese niño irá atrasado académicamente. Ello a su vez generará frustración y malestar que repercutirá todavía más en el rendimiento escolar». 

En este sentido, y a raíz de la sentencia del Tribunal Supremo (TS) que blinda un mínimo del 25% de la enseñanza en castellano, Salvador ha presentado una solicitud al Govern. Petición que está respaldada por la asociación Hablamos Español y en la que advierten a Francina Armengol de que si hace falta llegarán a la vía judicial. «Al menos esta sentencia garantiza un mínimo. Si por mí fuera mi hija estudiaría un 75% en castellano y un 25% en catalán, pero esto es lo que hay por ahora. Será un proceso largo y el Govern pondrá mil excusas. No tengo prisa».

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