ARTE

‘Máquinas flotantes’, exposición del mexicano Luis Alfonso Villalobos en la galería Kaplan de Palma

Nueva muestra de un artista mexicano en Palma con ocasión del Art Palma Brunch

Lienzos de colores vibrantes que exhalan una extraña felicidad ambiental, antídoto perfecto para los tiempos actuales

exposición luis alfonso villalobos
Exposición de Luis Alfonso Villalobos en la galería Kaplan.

Desde hace un tiempo, si uno observa y saca conclusiones de los programas expositivos de algunas galerías de la isla, puede darse cuenta de la cada vez más intensa relación e influencia que la feria mexicana ZonaMACO y las otras ferias del área centro y sudamericana (Art Lima, Bienal Sur…) están teniendo aquí. Unas décadas atrás la influencia más acusada provenía de la feria de Colonia, o de las otras europeas (Londres, París…). Dejando al margen Basel, cuyo peso excede este continente europeo (no en balde las ediciones de Art Basel Miami y Art Basel Hong Kong han cogido la delantera en las últimas ediciones), parece que la apuesta de muchas galerías es en la dirección del coleccionismo cruzado con el mercado de las tierras con las que ha habido siempre lazos culturales, lingüísticos, históricos en general, es decir, con lo que se conoce como Iberoamérica.

En esos territorios han ido emergiendo clases adineradas cada vez más cultas, que representan una novedosa incorporación al mercado del arte. Al igual que ha ocurrido con el continente asiático, en el que los nuevos ricos chinos, coreanos, de Singapur, etc. han insuflado un nuevo impulso allí, en nuestro ámbito parece que se decanta hacia esas latitudes americanas.

Es bajo ese prisma con el que se deben apreciar las exposiciones de artistas mexicanos concretamente en las galerías isleñas, como ahora mismo es el caso que en esta reseña se señala, pero antes en otras ocasiones recientes como en el de la exposición de José Dávila en la galería Kewenig, por ejemplo. Ello va ligado al intercambio, tanto expositivo como de residencia artística, éstas últimas, por cierto, que han dado lugar a estancias, sin ir más lejos, de artistas de aquí en la prestigiosa residencia Los Guayabos, por ejemplo, en Guadalajara, México.

En definitiva, el mercado del arte busca otros caminos para su subsistencia, dado el declive del coleccionismo autóctono. Unos los encuentran en el cono suramericano y otros en la cada vez más pujante Asia (China y los famosos tigres de la nueva economía).

exposición luis alfonso villalobos
Obras del artista mexicano en la galería Kaplan.

Es el caso de Luis Alfonso Villalobos (Guadalajara, México, 1976), que inauguró exposición individual con ocasión del Art Palma Brunch el sábado 26 de marzo en la joven galería Kaplan de Palma, que dirige Mercedes Estarellas. El trabajo de Villalobos recorre un amplio espectro de géneros, desde el collage, la escultura y la instalación hasta la pintura, línea que es justamente la que nutre la actual muestra Máquinas flotantes. Colores vibrantes y escenificaciones luminosas que recuerdan algunos lienzos felices de David Hokney, uno de los artistas más queridos por la jet californiana.

Contrapunto al mundo repleto de angustia y admoniciones apocalípticas que hoy vivimos (la posibilidad de una guerra nuclear está totalmente normalizada en los medios de comunicación, así como el advenimiento de la Tercera Guerra Mundial), esta parte de la obra de Luis Alfonso Villalobos apunta a ese tipo de espectadores-coleccionistas, unos seres, en este caso, que necesitan implantar la alegría y el carpe diem al menos de puertas adentro. Y, como bien puede leerse en el texto de la hoja de sala, el artista entiende la pintura como «una máquina de habitar», de manera que el responsable del recinto de habitación, el coleccionista, es muy libre de elegir la composición del aire que respira.

Exposición atractiva y sugerente, que remite a unos “felices años” que tal vez se deberán recordar entre guerras como los anteriores, aquellos “felices veinte” del siglo pasado. Imágenes con profundidad y color plano de fuerte carga cromática siempre, composiciones de factura sabia, perfecta, en fin, la obra de un artista eficiente e interesante, que está presente en infinidad de colecciones y museos internacionales, y cuya obra es muy eclética, algo que resulta, por cierto, tan moderno como lo es en el caso de Gerard Richter.

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