Indigentes acampan en las obras abandonadas por el ministro Puente en el Baluard del Príncep de Palma

Indigentes acampan en las obras abandonadas y paralizadas desde hace dos años en la primera línea de Palma, en el Baluard del Príncep, que el ministro socialista de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, Óscar Puente, no tiene prisa por reanudar.

Un proyecto de rehabilitación que está ya ejecutado en un 92% de su superficie y sólo falta que el Gobierno de Pedro Sánchez saque a concurso el trabajo que resta por hacer y adjudique las obras.

Pero la recta final de la reforma y recuperación de la antigua muralla renacentista de Palma que arrancó hace 15 años y que ha costado más de 15 millones de euros, se está retrasando de forma notable, por la guerra política declarada por el Gobierno socialista de Sánchez contra capitales y comunidades gobernadas por el PP, como es el caso de Palma y Baleares.

La demora para culminar la rehabilitación de este preciado rincón del histórico barrio de La Calatrava, incluyendo la Porta des Camp que quedará integrada en el entorno del Baluard, no tiene otra explicación ya que la inversión para ejecutarla es de apenas 1,7 millones de euros.

La empresa contratada por el Ejecutivo para este proyecto entró en concurso de acreedores en la recta final de la pasada legislatura, provocando la paralización de los trabajos, y desde entonces, todo sigue igual.

La Junta de Govern del Ayuntamiento de Palma ya dio el visto bueno al proyecto de ejecución para la finalización de las obras del paseo de ronda en las murallas de Palma, dentro del sector del Baluard del Príncep, pero no hay noticias de que el Ministerio Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) vaya a sacar de forma inminente estas obras a concurso.

Esto está provocando el abandono y degradación de lo ejecutado, y la presencia ya de indigentes pernoctando en este caso debajo de los arcos del antiguo puente de la Porta des Camp que atravesaba el foso de las murallas que rodeaban la ciudad hasta 1902, cuando fueron derribadas.

El deterioro de parte de lo ya rehabilitado es un hecho constatable por cualquiera que pasee por este espacio privilegiado de la primera línea de la fachada marítima.

Hay material abandonado por todos lados y el acceso al interior es factible para cualquier persona, incluyendo los amigos de lo ajeno, que no tendrían impedimento alguno para sustraerlo ante la notoria falta de vigilancia y de seguridad.

Seis legislaturas y más de 20 años después del arranque de estos trabajos, este es el patético panorama en el que se encuentra el último tramo que restaba para la recuperación de toda la zona de Dalt Murada.

Unas obras que arrancaron en su inicios en la década de los ochenta con el alcalde socialista Ramón Aguiló, que luego fueron interrumpidas, y posteriormente recuperadas por la alcaldesa del PP, Catalina Cirer (2003-2007), que logró hacer realidad la demolición de los vetustos bloques de viviendas militares ubicados sobre la muralla.

La ejecución del tramo final del proyecto de los arquitectos Martínez Lapeña y Elías Torres se inició en 2009 bajo el mandato de la alcaldesa y hoy ex delegada socialista del Gobierno, Aina Calvo, y tenía que haber acabado la pasada legislatura, pero en estos momentos, no hay fecha alguna para su conclusión.

Aunque las obras estaban muy avanzadas cuando se paralizaron hace dos años, aún falta por rematar la parte final de las mismas, como el acondicionamiento del interior del centro de interpretación y recepción de visitantes, al igual que la escalera que conectará el foso con la Porta des Camp, y la reurbanización de esta plaza.