España y Kafka

España y Kafka

Casi nada es casual. La regla causa-efecto se cumple inexorablemente y lo que hoy padecemos en España no es fruto del azar. Todo, absolutamente todo en este Gobierno, está impregnado de traición, corrupción, ignominia, vileza e ineptitud.

El primer elemento de esta ecuación es tener al PSOE en el poder, encabezado por un autócrata sin escrúpulos, carente de la más mínima ética política o personal, que ha seguido paso a paso una hoja de ruta diseñada para alcanzar el poder y perpetuarse en él. A su lado, todos los enemigos de España han prestado su apoyo a cambio de indultos, amnistías y concesiones de todo tipo, alimentando un proyecto nacionalista que persigue abiertamente la ruptura de la nación.

No menos grave es el sometimiento de los medios de comunicación- incluyendo la radio y la televisión públicas- a la maquinaria propagandística del PSOE, una manipulación informativa sectaria y vergonzosa. Y aún más dañino resulta el asalto a la Justicia: la Fiscalía General del Estado y el Tribunal Constitucional convertidos en brazos políticos y el resto de la judicatura acosada, desprestigiada o directamente manipulada.

Pero quizá el elemento más inquietante sea esa parte de la sociedad que, pese a todo, sigue votando al PSOE y a los nacionalismos, cerrando los ojos ante la corrupción y justificando cualquier vileza en nombre de un radicalismo ideológico vacío de autocrítica.

El filósofo y teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer, que luchó contra el nazismo y pagó con su vida, escribió que «la estupidez es más peligrosa que la maldad», porque quien renuncia a pensar críticamente se convierte en un instrumento ciego del poder y de la propaganda. Ésa es la verdadera tragedia: no sólo un Gobierno entregado a la corrupción y a la ruptura, sino una parte de la sociedad que ha dejado de pensar y exigir responsabilidad.

Por eso, resulta ilusorio esperar una reacción positiva o un cambio de rumbo desde este conglomerado de traidores, cómplices y fanáticos. Ante la legítima crítica de los hechos, su respuesta siempre es la misma: todo es un bulo, una mentira, una invención de la «extrema derecha».

Lo que estamos viviendo en España sólo se entiende desde la óptica de Kafka: una distorsión de la realidad donde lo absurdo y lo inaceptable se presentan como inevitables, mientras se condena a quienes denuncian la verdad. Pero, como recordaba el propio Kafka, «hay esperanza, pero no para nosotros». Esa esperanza sólo podrá abrirse paso si España despierta y se libra de esta pesadilla antes de que sea demasiado tarde. España no está condenada a esta farsa.

La esperanza existe y depende de la voluntad de los ciudadanos libres, de quienes aún creen en la Constitución, en la democracia real y en la unidad de la nación. Romper la espiral de mentira y manipulación es un deber patriótico. No se trata sólo de resistir, sino de reaccionar: levantar la voz, movilizarse y poner fin a esta pesadilla antes de que la degradación sea irreversible.

Lo último en OkBaleares

Últimas noticias