Guerra civil en RTVE: la izquierda se despelleja

Es curioso lo que está ocurriendo en la televisión pública desde que el Gobierno puso a José Pablo López al frente para convertirla en su brazo armado. Muy curioso, porque antes la izquierda funcionaba como un solo bloque y sus referentes mediáticos vivían plácidamente con un Consejo de Informativos controlado. Los comisarios políticos habituales se las prometían felices y los sindicatos hacían y deshacían a su antojo, convertidos en correa de transmisión del progresismo. Pero llegó López y decidió contratar programas externos de opinión, como Malas Lenguas o Mañaneros 360, provocando las iras del Consejo de Informativos. Si es por falta de rigor, igual era antes que ahora -aunque es cierto que las tertulias políticas se han multiplicado y por eso el sectarismo se nota más-, pero tiene guasa que quienes antes callaban ante la falta de pluralidad se hayan convertido ahora en adalides de la pluralidad informativa. Quién les ha visto y quién les ve, criticando la politización de los informativos, como si esa no fuera la constante desde que Sánchez llegó al Gobierno.
El Consejo de Informativos había convocado para este viernes una encuesta interna entre los trabajadores para decidir si se protestaba, y de qué forma, pero a última hora desconvocó esa encuesta por «presiones de la Dirección». «Desde el Consejo de Informativos os anunciamos que la encuesta que teníamos prevista para mañana, se aplaza por presiones de la Dirección», empieza el correo. «Estamos hartos y decepcionados. Nos lo están poniendo muy difícil. Primero no contestaron a nuestras peticiones, después nos entregaron censos incorrectos, y lo último, es que nos han advertido de supuestos incumplimientos legales que podrían derivar en expedientes disciplinarios y sanciones económicas de hasta 20 millones de euros», señalan. Guerra fratricida en RTVE: la izquierda se despelleja. Pero que nadie se equivoque: es un enfrentamiento por el poder. Ni más ni menos. A ver si ahora el sector progresista del Consejo quiere hacernos creer que se mueve por la defensa de la pluralidad informativa. Es para partirse de risa.