Empezar de nuevo, Jaime Anglada
El 13 de septiembre el cantautor mallorquín, víctima de un grave accidente de tráfico, cumple 53 años

Tenía que salir a comprar tabaco –lo siento: soy políticamente incorrecto- y buscando rápido algo cómodo encontré una camiseta negra de manga larga con la leyenda a la espalda: Jaime Anglada / Empezar de nuevo. Eso me llevó a pensar en el grave accidente de tráfico que sufrió el 8 de agosto, de madrugada camino a casa montado en su Vespa, lo que ya es tener carácter vintage. Ni Harley Davidson, ni leches. La moto de toda la vida.
Qué mejor manera, entonces, que reiniciar este Cuaderno després de l’estiu, con el pensamiento puesto en mi admirado roquero y el palizón ese que se llevó, incluyendo unos comentarios soeces y de muy mala uva, a propósito de su amistad con el Rey Felipe VI. Amistad de años y en parte conquistada por el tiempo compartido como compañeros de tripulación en las regatas de la Copa del Rey de vela. Algo que imprime carácter, además de una fuerte relación para el resto de sus vidas. Pero se optó por hablar con indirectas de una relación homosexual. ¿Se puede ser más miserable? Pienso que no.
Al encontrar esa camiseta negra de manga larga, me regresó el gran cabreo que sentí leyendo comentarios al artículo de Tomás Ibarz sobre el accidente de Jaime Anglada, «amigo íntimo del Rey». Previamente había visto vídeos insinuando la homosexualidad de Felipe VI, en las plataformas digitales, en mi opinión un intento de desacreditarlo, porque su hoja de servicios ha sido impecable hasta la fecha. Los antimonárquicos y hay mucho progre en este gremio, han decidido echar mano de este relato despectivo. ¿Dónde queda la defensa encendida del colectivo LGTBI, apelando a una anormalidad?
Solamente se perseguía manchar una reputación acudiendo los progres a la supuesta tara de ser homosexual. ¡Vaya con el falso y endiosado relato!
Estos días, en concreto el 13 de septiembre, Jaime Anglada cumple 53 años, marcados los últimos 29 por una fecunda carrera musical en la que destaca en lo discográfico la trilogía que forman sus álbumes Empezar de nuevo (1998), Nunca tendremos Graceland (2003) y Otra canción de carretera (2005), donde encontramos el verdadero núcleo duro de su legado, después de un inicio titubeante, en el año 1996, con la edición de Dentro de la noche, su disco debut. Como periodista y crítico musical mi relación con él queda fijada en este período de nueve años, en los que van editándose estos discos.
No soy un experto en su trayectoria porque en realidad la he seguido a salto de mata, lo que me ha reportado un adecuado conocimiento de su potencial e incluso atreverme a comentarle en privado que era mejorable el encaje de los textos con la música. Siempre recibía con elegancia mis críticas y nunca tuvo la tentación de encararse conmigo, entre otras razones porque sin duda era todo un caballero y había buena química entre nosotros, a pesar de que coincidimos en contadas ocasiones. La última vez que hablamos fue en la presentación de Temposinfónico. Me cuesta creer que hayan pasado 12 años, porque no lo siento tan alejado en mis recuerdos.
Este disco en realidad es un recopilatorio con la novedad de incluir arreglos para orquesta sinfónica nada menos que firmados por Miquel Àngel Aguiló y Toni Cuenca, dos músicos que cuentan con mi incondicional admiración. Viví su puesta en escena en dos escenarios: el Trui Teatre, al que acudieron los Príncipes de Asturias, y el Auditórium de Palma. En el primero algo así como un escueto ensayo, mientras el segundo era la puesta de largo oficial.
En los días previos al concierto del Auditórium, Jaime Anglada dijo que las opciones que tenía eran «salir del armario o montar el concierto sinfónico» y la frase me pareció tan singular, que la llevé al titular de mi crónica. Tuvo consecuencias. Durante el concierto, en la sala magna, Anglada se refirió a mi titular, refiriéndose a mí como «mi amigo al que quiero mucho». Ojalá fuera cierto, porque merece la pena tener a Jaime Anglada entre tus amigos. Soy heterosexual a mucha honra -aunque políticamente incorrecto- y tengo una admiración por Jaime Anglada profunda y sincera. Me hubiera gustado estar en el vídeo homenaje de reconocimiento, editado días atrás, pero nada hay en mí que resulte socialmente significativo.
Desconozco cómo va a ser tu recuperación del accidente, pero tengo cierta seguridad de que no va a ser fácil, porque estos traumas traen secuelas. En cualquier caso Jaime viendo tus pies atados con garra al suelo del escenario en tus conciertos, no dudo que volverá a suceder. Porque eres muy grande, a pesar de la basura que arrastran las redes sociales. Empezar de nuevo / Encender las velas / Diferentes velas en el mismo sitio / Empezar de nuevo, Sonreír igual / Y de nuevo dejo de pensar lo mucho que puedo/ Yo. Que así sea, Jaime Anglada. Te quiero desde la distancia, con un amor libre.