el decretazo de Sánchez

Los comerciantes de Palma no aguantan los 27 grados impuestos por el Gobierno en plena ola de calor

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El 10 de agosto entraba en vigor el Real Decreto-Ley de Ahorro Energético aprobado por el Gobierno central, presidido por el socialista Pedro Sánchez. Este plan, que estará activo hasta el 1 de noviembre de 2023, obliga a todos los edificios de las administraciones, así como los de cualquier negocio abierto al público, a limitar la temperatura del aire acondicionado a 27 grados. OKDIARIO ha querido entrar en varios restaurantes y comercios de Palma para preguntar a propietarios y empleados cómo están viviendo esta nueva medida gubernamental.

En primera instancia, el propietario de un bar explica que están sobrellevando difícilmente los 27 grados de temperatura en el interior de su local. El mismo también manifiesta que «el calor que hace estos días se suma al hecho de que las puertas se abren permanentemente debido a la entrada continua de clientes y que por ello todavía se acumula más calor». El comerciante califica como «inaguantable» el calor en el interior del local y señala además que a la temperatura ya elevada se le añade el calor proveniente de la cocina.

Un trabajador de otro restaurante ubicado en la céntrica Plaza España de Palma declara que los empleados de su establecimiento -él incluido- se han visto obligados a quitarse la pajarita debido a las altas temperaturas. Asimismo, el hostelero define como «inadecuada» la nueva ley, pues cree que es poco coherente con el calor que está haciendo y que además les está conllevando protestas por parte de algunos clientes.

Por otro lado, este periódico digital también ha querido saber la opinión de algunos comercios y por esta razón se ha desplazado a la calle San Miguel. Allí ha preguntado a varios trabajadores de distintas tiendas de ropa acerca de cómo están recibiendo el nuevo decreto-ley impuesto por el Ejecutivo.

«Mírame, estoy sudando» declara un dependiente resignado ante la nueva reglamentación. «No estoy paseando como hacen los turistas, yo estoy moviéndome de un lado a otro y lo noto mucho», asegura el trabajador.

Casi idénticas son las palabras de una dependienta de un comercio de venta de ropa interior femenina, quien refiere que sus compañeras y ella «entran pensando en que se van a poder refrescar y que ocurre justo lo contrario». «Entre subir escaleras y entrar en caja donde pega el sol de la ventana… pues nos ponemos a sudar», comenta la empleada, que añade que «los clientes no aguantan tanto tiempo en los probadores y salen mucho antes de probarse la ropa».

Otra trabajadora del mismo sector apunta hacia otra dirección, pues considera que el problema está en tener la puerta cerrada. «Entra menos gente a la tienda y al final perjudica las ventas», afirma la dependienta.

Porque recordemos que el nuevo plan de ahorro y gestión energética incluye un total de cuatro medidas aprobadas. Y una de ellas es la que obliga a los locales a tener las puertas cerradas -o disponer de un cerrado automático- para evitar la entrada de calor en verano y de frío en invierno.

Cabe señalar que esta norma no es de obligatorio cumplimiento hasta el próximo 30 de setiembre. Al mismo tiempo, esta medida ha generado gran polémica entre propietarios de negocios, que critican el gasto que les supondrá y que algunos no tienen espacio para instalar este tipo de puertas.

Otra medida es la que hace referencia a la limitación de los aires acondicionados en edificios administrativos públicos y privados: oficinas, hoteles, restaurantes, bares, teatros, supermercados y grandes almacenes. La temperatura en dichos locales climatizados no podrá bajar de los 27ºC en verano, mientras que en temporada invernal las calefacciones no podrán subir su temperatura de los 19ºC.

Solo se librarán de tal restricción las cocinas de restaurantes, hospitales, centros educativos, habitaciones de hotel, medios de transporte y comercios específicos como lavanderías, peluquerías o gimnasios.

Otra medida tiene que ver con el alumbrado de los escaparates y los edificios públicos desocupados. Todos ellos tienen que acatar la medida que los obliga a apagar su iluminación a partir de las 22.00 horas. Los monumentos, en principio, seguirán encendidos.

Finalmente, la última norma obliga a todos los locales a tener expuesto un cartel mediante el que informen de todas las medidas que han tomado al respecto y el día límite para ponerlo es el 2 de septiembre. Además, deberán disponer de un termómetro visible e indicar la temperatura del aire y la humedad.

Cabe tener en cuenta que estas son las medidas del primer paquete de ahorro energético, por lo que en septiembre el Ejecutivo anunciará más normas con el mismo objetivo: alcanzar el 7 % de ahorro.

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