4-3. El Mallorca cae en Balaídos por un penalty en el minuto 96
Partido surrealista, con siete goles, algunos extrañísimos, y dos penaltys en la recta final
El Mallorca ya tenía el empate en la mano cuando Valjent cometió una acción inexplicable
Horrible encuentro de la pareja de centrales, que permitieron goles en rechaces francos
El Mallorca sufrió en Balaídos su cuarta derrota consecutiva, la más dolorosa de todas, a causa de un penalty cometido por Valjent en el minuto 96 de manera absurda, yendo a despejar en el área con las manos levantadas. Fue la guinda de una tarde surrealista en la que pasó de todo y en la que al equipo no le valió de nada remontar hasta en tres ocasiones marcadores adversos. La consecuencia es que finaliza la jornada a sólo dos puntos del descenso.
Lo que se ha visto hoy en Vigo entra directamente en el museo de los horrores del mallorquinismo. La peor tarde de la historia para la pareja Valjent-Raíllo, cuya solvencia está más que probada, y que ha costado encajar cuatro goles ante un Celta que no pudo haber encontrado más ventajas. Claro que lo mismo le sucedió al Mallorca en la otra portería, sólo que en el intercambio de golpes fue el que salió más perjudicado. Este resultado es muy peligroso, sobre todo teniendo en cuenta que el próximo partido es en casa ante el líder de la Liga, el Real Madrid.
El Mallorca salió contemplativo y manso y el resultado fue una de las peores primeras partes de la temporada ante un Celta que fue muy superior y que pudo haber dejado el marcador totalmente resuelto antes de llegarse al descanso. Es difícil entender esta actitud cuando se sabía de antemano que había que salir enchufado tras la victoria del Cádiz y el empate del Alavés.
Pero lo más preocupante no fue eso, sino el mal rendimiento de los dos centrales, que pasan por ser los dos pilares del equipo. Valjent y Raíllo estuvieron especialmente desacertados y permitieron que el Celta capturara dos rechaces en el área que nunca deberían haber sido suyos, y que costaron dos goles, el primero del brasileño Galhardo a los 13 minutos y el segundo de Denis Suárez a los 25.
El Mallorca apenas asomó la cabeza en ataque, pero tuvo la fortuna de encontrarse con el empate a los 17 minutos en un remate poco académico de Gio González que despistó a Dituro, que esperaba un disparo más ortodoxo del uruguayo. Lamentablemente el equipo sólo pudo mantener la igualada ocho minutos porque encajó el 2-1 a los 25 y pudo haber sido aún peor porque Sergio Rico evitó el tercero a poco de llegarse al descanso en un disparo desde fuera del área de Galhardo.
Las sensaciones no podían ser peores, pero el fútbol es siempre una caja de sorpresas. A los tres minutos de la reanudación Take Kubo botó una falta y el salto de Raíllo, que no llegó a tocar el balón, despistó a Aidóo, que con el pecho remató contra su propia portería batiendo a Dituro. Si el 1-1 ya fue extraño, el 2-2 rizó el rizo de lo surrealista.
Tampoco tuvo demasiado tiempo el Mallorca para celebrarlo. El Celta se fue arriba y a los 60 minutos, tras un pase largo de Aidóo, Cervi combinó con Aspas y el veterano goleador de Moaña batió a Sergio Rico ante la indolencia absoluta de la defensa rojilla, que siguió con la mirada toda la jugada.
Obligado a remover el gallinero, el Mallorca tocó el banquillo todo lo que pudo y estuvo cerca del empate a los 74 minutos en un disparo de Raíllo al travesaño. Todo parecía sentenciado, pero a los 86 minutos Muriqi remató y le pidió al árbitro córner porque el balón había tocado en un jugador adversario. Ortiz Arias lo concedió, pero antes de que lo ejecutara Salva Sevilla el VAR le pidió que fuera al monitor porque había detectado la posibilidad de que el remate del kosovar hubiera tocado en la mano de Hugo Mallo. Así lo entendió también el colegiado, que se fue a los once metros, expulsó al lateral del Celta y autorizó a Salva Sevilla para que ejecutara un lanzamiento que supuso el empate a tres.
Pero hoy, ni por esas. A los 96 minutos un centro de Brais Mendes lo tocó de manera inexplicable con la mano Valjent provocando un penalty indiscutible que Iago Aspas ejecutó mal, pero el balón le pasó por debajo de la barriga a Sergio Rico.