ARAGÓN

Aragón invierte por primera vez un millón de euros en la limpieza del Ebro: «La clave para evitar riadas»

El primer año de legislatura de PP y Vox, se centra en continuar la limpieza de los cauces con fondos propios

Asafre es la Plataforma de afectados por las riadas e inundaciones del Ebro

Aragón riadas
Paula Ciordia

El Gobierno de Aragón invertirá un millón de euros este año para limpiar el cauce del río Ebro para prevenir  riadas e inundaciones. Una cantidad importante, aunque todavía lejos de ser suficiente para atajar un problema crónico que afecta a la capacidad de caudal del río Ebro y que acumula millones de euros invertidos en legislaturas anteriores.

La consecuencia, según sostiene Asafre, una plataforma pionera en la defensa de la conservación del cauce del río Ebro, son las continuas y peligrosas riadas que vienen amenazando, desde hace décadas, a los ribereños del río más caudaloso de España, por lo que «es clave para prevenirlas».

Precisamente fue ese el motivo por el que, en enero de 2015, se funda esta Plataforma de afectados por las riadas e inundaciones del río Ebro, tras la gran riada que se había producido dos años antes.

Hartos de la desafección de la Administración y de los sindicatos, esta plataforma reúne a más de 100.000 afiliados directos de las riberas del Aragón, Cantabria, Rioja, Navarra, salvo de Cataluña, por una explicación muy clara: «Cataluña tiene regulada el agua gracias al embalse de Ribagorza», comparte el presidente de Asafre, el aragonés Alfonso Barreras a OKDIARIO.

La importante labor de los graveros de antaño

Alfonso Barreras defiende que «las causas de las riadas son otras muy diferentes a las que nos han hecho creer». Fundamentalmente esta plataforma ciudadana sostiene que son las decisiones políticas las que han conducido a que «los ríos de toda España sean una selva, colapsando los cauces de los ríos mientras conduciendo cada vez menos agua».

«Los pantanos se construyeron para amortiguar el impacto de las riadas. El encauzar el río y regular su paso, dio lugar a la famosa cuenca del río Ebro, gracias a la cual floreció una actividad agroalimentaria entorno a ella. Fijó población, así como puso a salvo a muchos pueblos y a los ciudadanos de las riadas», explica Barreras.

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Imágenes de la crecida del Ebro 2018.

Cuando España decidió entrar en la UE, a finales de los años ochenta del pasado siglo, entró en vigencia las leyes comunitarias de protección y gestión de las aguas, poniendo fin a la actividad desarrollada por los graveros, «quienes mantenían el cauce limpio y hacían más accesible el paso del agua. Con ellos su trabajo, se tenía garantizado el círculo de conservación», detalla, «antes todos los pueblos tenían sus empresas de áridos».

Al ponerse fin a estas actividades, con la excusa de que era una explotación insostenible, empezó a extraerse la grava de los montes, «originándose el inmovilismo del río». Alfonso Barreras advierte que todos los ríos de España se encuentran en la misma situación: «Si no pasas más desgracias es porque Dios no quiere. El Ebro, en nuestro caso, es más caudaloso y se detecta antes».

«En el desarrollo de la cuenca y de la ribera del Ebro, se contemplaba que cupieran 3.500 a 4.000 hectómetros cúbicos por segundo. Y ahora con 1.500 está temblando», advierte.

Aragón, las riadas y los ribereños

«¿Qué sería lo más práctico? -se pregunta así mismo Barerra- Que nos fuéramos todos los ribereños y dejáramos de producir». Alfonso Barreras se refiere a las explotaciones agroalimentarias de Aragón afincadas en las riberas, «que dan de comer a 15 millones de habitantes, lo que supone una producción destinada a exportar a otras partes de España, teniendo en cuenta que la comunidad tiene poco más de un millón de habitantes».

«De esta manera, importaríamos todo el alimento de fuera. Y ya sabemos qué pasa con los alimentos extracomunitarios. Una tendencia al alza, mientras las plantas de oncología se llenan de gente», reflexiona. El presidente de Asafre se refiere a la cantidad de pesticidas y falta de regulación que tienen los países fuera de la UE, motivo de las protestas que llevan protagonizando el sector primario de forma espontánea desde este pasado febrero.

Hablando con Alfonso Barreras, pronto uno se da cuenta que todo está interrelacionado y que hay problemas que son la pescadilla que se muerde la cola. «Los telediarios nos hablan continuamente de las guerras de fuera, pero ahora mismo hay una guerra en nuestro territorio, la guerra de la alimentación», sostiene este hombre, cuya familia lleva dedicándose a la agricultura y la ganadería desde generaciones.

Por si hubiera dudas, la plataforma que preside no recibe ni un duro de subvenciones, ni él evidentemente cobra por su cargo en la organización.

«No queremos dinero del Estado, sino ya no eres libre», explica. «Nos damos cuenta que todo es un lobby, con muchos intereses ocultos. No se hacen las cosas, porque no interesa y nosotros los ribereños estorbamos».

«Tener agua todos los días del año es una bendición. Nuestro río Ebro es una joya, y sin embargo, se convertirá en nuestra condena si no actuamos», advierte.

Un millón de euros en el presupuesto

En Aragón, las negociaciones que llevaron a cabo PP y Vox en los presupuestos autonómicos, hicieron posible que se destinara, para este año 2024, una partida procedente de fondos propios, de un millón de euros dedicada a la limpieza del cauce como medida preventiva previa a las riadas.

La iniciativa del bipartito, un Plan de prevención de daños por riadas, «no tiene precedentes en Aragón», según Asafre, pues la mayoría de las acciones que se había llevado a cabo antes habían sido «para emergencias, no para prevención». De tal forma que, junto con la Confederación de Municipios Afectados por el Río Ebro (CMARE), de la Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias, se han propuesto unificar criterios de regulación, limpieza y mantenimiento de las barreras artificiales.

Gran parte del mérito político lo tiene Vox. Fue una iniciativa suya, y en esta ocasión ha sido una pieza clave, pues lleva tratando con Asafre más de cuatro años.

Sin embargo, no se puede negar que el Ejecutivo anterior de Javier Lambán invirtió millones de euros, muchos de ellos procedentes de fondos europeos, en tratar de paliar las consecuencias de las riadas, consciente de que había que cambiar la mentalidad y que, en la prevención, estaba el éxito de evitar consecuencias catastróficas. Sin ir más lejos, en el año 2023, se invirtió 5 millones de euros en las localidades ribereñas, financiadas en parte por el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (Next Generation), que sirvió  además para comprar terrenos inundables.

«Nosotros queremos un río que disfrutemos todas las comunidades. Queremos un río deportivo, gastronómico y residencial», sostiene Asafre, «si no hacemos nada el río nos destruirá y si no podemos cultivar, desapareceremos los ribereños».

Desde Asafre mantienen la esperanza. Desean que este nuevo millón de euros sea un propulsor para articular una estrategia radical en la cuenca del Ebro, para mantener y limpiar el río.

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