«Tras el terremoto vinieron la Policía y los bomberos, pero este colegio está hecho a prueba de bombas»
El Colegio Nuestra Señora de la Consolación, en el modesto barrio de La Chana, en Granada, fue uno de los afectados por el terremoto de 4,5 grados que sacudió la provincia en la noche del martes.
El seísmo provocó una gran grieta vertical en la fachada exterior del colegio, así como desperfectos y desprendimientos varios en el interior de la escuela. Tras las protocolarias visitas de la Policía Local, de los bomberos y de una arquitecta del ayuntamiento, se comprobó el correcto estado de la estructura del edificio y la jornada lectiva se reanudó este miércoles sin mayores sobresaltos.
Ya con el colegio vacío, la directora, Genoveva Bueno, atiende amablemente a OKDIARIO Andalucía: «En Granada no recuerdo un terremoto peor que éste. Sobre todo porque los tres fueron muy seguidos y el último de ellos bastante fuerte. A mí me pilló en el colegio, vivo aquí».
Tras el seísmo, «la actividad se ha desarrollado con completa normalidad. Lo único, que por la mañana temprano nos visitaron los bomberos para limpiar la fachada y poner una grúa con la que poder quitar la parte más peligrosa de los azulejos que no habían caído al suelo», señala, pero «la asistencia, tanto de profesores como de alumnos, ha sido la normal».
La peor parte, según les explicó la arquitecta del ayuntamiento, se la llevaron las juntas de dilatación: «En la zona donde se unen ambos bloques del edificio se ha originado lo que llaman el efecto aplauso: las piedras de la fachada han chocado unas con otras y eso ha provocado la grieta, pero no ha sido mucho». En el interior del colegio, los desperfectos se remiten a la caída de «algunos de los azulejos que alicatan el pasillo o los baños. También se han caído libros de las estanterías, pero muy poca cosa, no hay daños mayores. También hay alguna grieta en la pared, pero son horizontales y nos han dicho que no son peligrosas».
«Estamos acostumbradas»
«No llegamos a salir a la calle, tenemos por norma buscar un lugar seguro para cubrirnos, véase bajo las puertas o bajo las mesas si es posible», reconoce Genoveva, aunque la comunidad religiosa del centro está más que acostumbrada a los fenómenos geológicos: «Hemos estado todas por América y sabemos lo que es un terremoto fuerte, estamos acostumbradas», cuenta la directora de un centro educativo que reúne a 670 niños de 21 nacionalidades.
Los edificios de la zona de la Vega de Granada están diseñados desde hace décadas para soportar seísmos de magnitud media sin que sus estructuras se vean afectadas. «Nuestro colegio, desde luego, está hecho a prueba de bombas», reconoce Genoveva, entre risas. «Después de lo de anoche ha resistido perfectamente», agradece. La fe, dice, le ayuda a afrontar momentos como éste: «No hay nada que temer».