La Policía investiga si el yihadista mató en venganza por la captura de una célula del Estado Islámico
La Policía detuvo hace quince días a tres personas que intentaban unirse al Estado Islámico en el norte de África
El terrorista de Algeciras vivía en un piso patera y estaba pendiente de expulsión
El terrorista marroquí confundió al sacristán con el cura y lo asesinó al grito de "¡Alá es grande!"
Policía españoles y marroquíes detuvieron hace quince días a tres personas acusadas de yihadismo que intentaban unirse al Estado Islámico en el norte de África. Dos de las detenciones ocurrieron en Almería y otra en el sur de Marruecos. Por eso, ahora la Policía investiga si el yihadista de Algeciras (Cádiz) mató en venganza por la captura de una célula del Estado Islámico o, por el contrario, actuó como un lobo solitario. Es frecuente que el Daesh ordene a algunas de sus células actos de venganza en respuesta a los golpes policiales y por eso se estudia esta posibilidad. Se les pide que maten y siembren el pánico sin miramientos, que es lo que intentó ayer hacer el terrorista detenido.
A los agentes que intervinieron hace 15 días en El Ejido (Almería) les llamó poderosamente la atención que en los domicilios registrados hubiese gran cantidad de ordenadores, teléfonos móviles, documentos y una excesiva cantidad de dinero en metálico, que según los investigadores estaría destinado a sufragar los gastos del viaje al norte de África.
La desarticulación de este grupo puso en evidencia algo que ya se sospechaba y es que el nuevo destino de los «luchadores por el Islam» ya no es Siria, donde el Estado Islámico está derrotado sino el norte de África, el Sahel, en zonas de Senegal y Mauritania donde apenas existe presencia de un Estado como tal.
Los detenidos de El Ejido ya habrían prometido fidelidad a Abu Al Hussein Al Husseini Al Quraishi, nuevo líder del yihadismo mundial. Los investigadores creen que el destino final de los detenidos era Mali, donde los terroristas tienen varias bases.
Aquellas detenciones estuvieron coordinadas por el juez Calama del Juzgado de Instrucción número 4 de la Audiencia Nacional y aunque el detenido de ayer pasará a disposición de García Castellón que se encontraba de guardia en el Juzgado número 6 si existiera relación entre los terroristas de Almería y el de Cádiz la causa pasaría entera al Juzgado número 4.
En aquella ocasión, la célula fue desarticulada por la Brigada de Información de Almería de Policía Nacional que había detectado a los dos detenidos en junio de 2022 y los vigilaba desde entonces, pero ya el delegado del Gobierno en Andalucía advirtió que «el tema trascendía a Andalucía». Toda la información relativa al yihadismo confluye en la Comisaría General de Información de Policía Nacional que a su vez la comparte con otros cuerpos policiales. El terrorista marroquí fue detenido por la Policía de aquel país al sur de la ciudad de Agadir y la documentación intervenida en su caso fue similar a la que tenían sus compinches en El Ejido. Además, en su caso se comprobó que había sido aleccionado y recibido órdenes por internet.
Lobo solitario
Falta ahora por saber si Yassine Kanjaa, el yihadista que ayer sembró el terror en Algeciras, vivía en un piso patera y estaba pendiente de expulsión es un lobo solitario radicalizado o había jurado fidelidad al Estado Islámico en algún momento y conocía a los detenidos hace 15 días. Kanjaa se cobró la vida del sacristán de la iglesia de Nuestra Señora de La Palma en Algeciras, pero lo intentó con otras cuatro personas más entre gritos de «muerte a los cristianos» y «Alá es grande». Kanjaa no contaba con antecedentes policiales, pero sí estaba ya en el punto de mira de las fuerzas de seguridad debido a su radicalización.
Como muchos otros extranjeros que residen de forma ilegal en España, el marroquí Kanjaa se aprovechó de la falta de contundencia y de las rendijas del sistema para eludir su deportación. Ayer irrumpió en la Iglesia de San Isidro y se encaró con el párroco y los feligreses. Tras su expulsión, agarró un machete y regresó al mismo escenario. Allí el sacristán evitó una masacre. Se encaró al terrorista para evitar que éste accediera a las clases donde media docena de niños estaban recibiendo catequesis y terminó asesinándolo a machetazos ya fuera del templo.