La madre de una bebé encontrada muerta en un vertedero admite haberla golpeado contra una pared tras nacer
La madre de la bebé hallada muerta en enero de 2018 en el vertedero de Alhendín (Granada) ha reconocido finalmente que golpeó contra una pared nada más nacer. El abuelo de la bebé y padre de la madre fue quien metió a la recién nacida en una bolsa de basura que posteriormente tiraron a un contenedor, como él mismo ha admitido.
«Estoy muy arrepentida, ojalá pudiera volver atrás», ha declarado la joven, de 25 años, que ha justificado su forma de proceder ante la falta de apoyo familiar y de medios económicos para sacar adelante a la que iba a ser su segunda hija, tal y como ha declarado ante el jurado popular que la enjuiciará esta semana en Granada por estos hechos junto a su padre.
Ambos se enfrentan a una petición fiscal de prisión permanente revisable por un delito de asesinato con alevosía con la agravante de parentesco, en tanto que la autopsia practicada a la recién nacida evidenció que nació viva y la causa fundamental de la muerte fue un traumatismo cráneo-encefálico.
La acusada, Fátima A.O., ha declarado que mantenía una relación intermitente con el padre de la bebé, con la que ya tenía una hija de 18 meses de cuyo sustento no se hacía cargo, y que también su padre, el ahora acusado, le había hecho saber que no la ayudaría económicamente con su nueva hija. Dada su situación, sin trabajo y sin el apoyo de su pareja, intentó ocultar en la medida de lo posible su embarazo a terceras personas para «evitar reproches» y no acudió a revisión médica alguna.
Llegado el momento del parto, que se produjo en la vivienda en la que convivía con su padre, su abuela y su otra hija en Talará, en la localidad de Lecrín (Granada), la acusada instó a su progenitor a que «no llamara a la ambulancia» y le ayudara a dar a luz: «Le dije que si no me ayudaba iba a matar a las dos niñas», según ella misma ha relatado, pero el padre igualmente se fue y ella parió por sus propios medios en una de las habitaciones de la vivienda.
Según ha explicado a las preguntas de la Fiscalía, cuando su hija nació cortó el cordón umbilical con unas tijeras, la cogió y le dio un «golpecito» contra la pared. Ella asegura que no oyó a la bebé llorar y que no respiraba, aunque la fiscal ha puesto de manifiesto que esta versión se contradice con la inicial, cuando comentó que sí escuchó el llanto de la pequeña.
Los dos acusados han coincidido en señalar que cuando el abuelo de la bebé llegó a la habitación, la pequeña ya estaba muerta. «Ella me pidió que la ayudara –en el parto– pero pillé y me fui a despejarme, a dar una vuelta por el pueblo. Cuando volví me encontré a mi nieta muerta en el suelo y me dijo que la había matado», ha declarado.
Ha reconocido que fue él quien ayudó a la madre a limpiar los vestigios del parto y se deshizo del cadáver introduciéndolo en una bolsa de basura que tiró en un contenedor en el municipio de Albuñuelas, tras caminar durante dos horas cargando un saco con las sábanas y demás elementos que había en la habitación y con el cuerpo de la bebé.
El juicio, que se está desarrollando en la Sala Antonio Angulo del edificio judicial de La Caleta en vez de en la sala de vistas de la Sección Primera de la Audiencia de Granada por motivos de seguridad frente al coronavirus, está señalado hasta el próximo 10 de julio y se prevé que continúe ahora con los testigos, periciales e informes finales.
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