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Un cuadro de Klimt bate un récord del arte moderno: se vende por 236 millones, el más caro subastado

El récord anterior lo ostentaba el cuadro 'Les Femmes d'Alger (Versión O)', de Picasso, vendido por 179,4 millones de dólares

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'El retrato de Elisabeth Lederer', de Gustav Klimt. (Sotheby's)
María Ruiz
  • María Ruiz
  • Portadista. Especialista en 'breaking news' y noticias de nacional e internacional. Nací al periodismo en Abc, ayudé a fundar La Razón y viví en Las Provincias.

Retrato Elisabeth Lederer, un cuadro del pintor austríaco Gustav Klimt ha batido este martes un récord en el arte moderno al venderse por 236 millones de dólares en una subasta en Sotheby’s en Nueva York. Se convierte así  en la obra de arte moderno más cara, además de marcar otro récord para el autor y para la institución.

Este Klimt, que era la pieza más destacada de las vendidas por el magnate de la cosmética Leonard Lauder, partió de unos 130 millones de dólares y fue objeto de una batalla de pujas entre seis interesados que se alargó durante unos 20 minutos hasta que el icónico martillazo declaró a un ganador cuya identidad no se ha dado a conocer.

Retrato de Elisabeth Lederer (1914-16) destaca entre las obras de Klimt por su gran tamaño, su alta estimación y su historia, pues, al igual que su famoso Retrato de Adele Bloch-Bauer I, fue confiscado por los nazis antes de ser recuperado por la familia de la protagonista, que eran clientes de Klimt, y finalmente adquirido por el hijo de la empresaria Estée Lauder en la década de 1980.

‘El retrato de Elisabeth Lederer’, de Gustav Klimt (Sotheby’s)

Hasta el momento, el récord del cuadro de arte moderno más caro subastado lo ostentaba Les Femmes d’Alger (Versión O), de Picasso, vendido por 179,4 millones de dólares en Christie’s de Nueva York en mayo de 2015. Esta obra, una de las 14 versiones inspiradas en Las mujeres de Argel de Eugène Delacroix, superó en su momento el récord previo de Nenúfares de Claude Monet (78,5 millones en 2008) y se ha mantenido como la más cara en la categoría de arte moderno hasta la venta este martes del retrato de Klimt. La pieza de Picasso, parte de la serie O (la más grande y compleja), refleja influencias cubistas y es un ícono del posmodernismo, y fue adquirida por el coleccionista Steve Wynn.

‘Les Femmes d’Alger (Versión O)’ de Picasso.

El cuadro subastado este martes en Sotheby’s es uno de los retratos más exóticos y atractivos de Klimt, cargado de belleza, elegancia y frescura. El cuadro de la baronesa Elisabeth Bachofen-Echtfue encargado por Serena y August Lederer, los padres de la joven, en 1914 y Klimt lo acabó dos años después, recibiendo 35.000 coronas por él. La historia de la protagonista es ciertamente interesante.

Certificado de «sangre germana»

Elisabeth Franziska Lederer nació en Viena en 1894. En 1921 abandona el judaísmo para abrazar el protestantismo y se casa con el barón Wolfgang Freiherr von Bachofen-Echt. Pero, tras divorciarse en 1938, temerosa de la política desarrollada por el régimen nazi, Elisabeth consiguió un certificado de «sangre germana» como miembro de la familia de Klimt. La baronesa pudo vivir en relativa seguridad y falleció en Viena el 14 de octubre de 1944, siendo enterrada en el cementerio de Hietzing.

Como habían hecho buena parte de los impresionistas y neo-impresionistas-Van Gogh, Manet, Monet- Klimt también sintió admiración por el arte oriental, como destacan numerosos expertos en esta corriente pictórica. Así lo comprobamos viendo la decoración del fondo del retrato, animado con figuras japonesas tomadas de las estampas.

Elisabeth aparece de pie en el cuadro de Klimt, vistiendo un elegante traje blanco que ha sido interpretado como un vestido de novia. Tras ella, observamos un indefinido triángulo compuesto por elementos decorativos que se organizan a modo de puzzle, reforzando la línea sinuosa que domina el conjunto.

El suelo presenta incrustaciones y diversos elementos geométricos dispuestos de manera simétrica, recordando los trabajos de los Talleres de Viena a los que Klimt estaba muy vinculado. La ornamentación y el brillante colorido son característicos en este retrato, uno de los más atractivos de la última etapa del maestro.

 

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