Susana: tienes que ser Felipe
El secretario general Pedro Sánchez ya es historia por mucho que le cueste conjugar el verbo dimitir. El golpe de mano de sus críticos en el propio corazón de Ferraz tras la renuncia de 17 miembros de la Ejecutiva anticipa necesariamente un cambio de guardia en el PSOE. Los socialistas tienen que hacer suyo aquel principio acuñado por las monarquías francesas en el siglo XV: «El rey ha muerto, viva el rey». En este caso, una reina con nombre y apellidos: Susana Díaz Pacheco. Barones y disidentes esperan que la andaluza de Triana tome mando en plaza y asiente los cimientos del nuevo partido socialista. Esperanza hecha líder después de que Sánchez haya concatenado fracaso tras fracaso hasta lograr de manera consecutiva los dos peores resultados del PSOE en toda su historia.
Díaz tiene el reto de pacificar un PSOE en guerra. La obstinación de los pedristas ha abierto una sima infinita dentro de la formación. Su llegada debe simbolizar la irrupción de una nueva Felipe González, un hombre cuyo legado político y electoral ha sido divinizado con el paso del tiempo. Al margen de los evidentes errores que tuvo en su gestión, las siglas del PSOE nunca brillaron tanto como en la época del expresidente. Aquel carismático abogado de Heliópolis fue el responsable principal de que el PSOE sea, junto con el PP, la formación más importante desde la Transición hasta nuestros días. Por todas esas reminiscencias; incluso por compartir procedencia geográfica; Susana Díaz es un totum revolutum imprescindible para su partido. El activo más importante que aún le queda. Sus 19 años de bagaje político y los 41 de edad la convierten en un perfil idóneo. Mezcla de juventud y experiencia.
Sobre todo si tenemos en cuenta que su trayectoria en Andalucía —gran feudo histórico de los socialistas— es la crónica de un éxito. La presidenta de la Junta ganó las autonómicas en 2015 con 47 escaños, 14 más que el Partido Popular. Y, sobre todo, fue un tapón en el auge de la formación populista que los intenta fagocitar a nivel nacional: Podemos. Los morados se quedaron en 15 diputados. Credenciales más que suficientes como para agarrar con garantías las riendas del PSOE. De hecho, Andalucía es el centro neurálgico de los socialistas a nivel nacional, en gran medida, por sus logros electorales. Además, y a pesar de que las dinámicas estatales son distintas a las autonómicas, la región es más extensa que países de la Unión Europea como Holanda, Bélgica o República Checa.