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Desde las imponentes montañas del norte hasta los encantadores pueblos costeros del sur, Mallorca es un tesoro repleto de belleza y encanto que te llevará a un viaje a través del tiempo. Sus angostas calles empedradas y sus casas pintadas de blanco te invitan a explorar la historia y la cultura de la isla.
Estos enclaves son visitas obligadas en tu recorrido, y aquí te ofrecemos nuestra selección de los pueblos más pintorescos de Mallorca, donde podrás degustar la auténtica gastronomía mallorquina y participar en las festividades locales. Además, tendrás la oportunidad de conocer viñedos y olivares, descubriendo así la verdadera Mallorca rural.
Alcudia
Alcudia, la antigua capital de Mallorca, despliega su historia milenaria ante los ojos del mundo, siendo una de las ciudades más antiguas de las Islas Baleares. Desde tiempos remotos, ha sido testigo del paso de fenicios, griegos y romanos, cuyos vestigios aún perduran en las ruinas del antiguo anfiteatro, el foro y las residencias de la época en que la ciudad era conocida como Pollentia. Sin embargo, su pasado también está marcado por siglos de ataques piratas, hasta la llegada de la conquista cristiana que dejó su huella en la imponente muralla que rodea la localidad, ofreciendo una vista panorámica única del pueblo y su entorno.
Además de su rico legado histórico, Alcudia atrae a los turistas por sus hermosas playas, que se extienden a lo largo de varios kilómetros de costa, incluyendo la famosa playa de Alcudia, así como la playa de Muro, Can Picafort y cala San Vicente. Pero no sólo es un destino para disfrutar del sol y el mar, sino que también es un lugar donde se puede deleitar el paladar con la excelente gastronomía local.
Fornalutx
Fornalutx es un tesoro enMallorca. Las pintorescas calles empedradas y las casas de piedra caliza, características de los pueblos serranos, transportan a los visitantes a épocas pasadas, evocando un ambiente de serenidad y tradición. Explorar éste pueblo, catalogado como uno de los más bellos de España, es como adentrarse en un cuento medieval, donde cada esquina revela un pedazo de historia. La iglesia medieval y la torre de defensa del siglo XVII, son sólo algunas de las joyas que alberga.
Para los interesados en sumergirse aún más en la rica historia de este encantador municipio, el casal de Can Xoroi ofrece una ventana al pasado a través de una fascinante colección de fotografías que capturan la vida en Fornalutx durante los siglos XIX y XX. Éste museo local proporciona una visión única y conmovedora de la evolución de la comunidad a lo largo del tiempo.
Banyalbufar
Con la majestuosidad de una escalera natural, los bancales de Banyalbufar guían la vista desde las alturas del pueblo hasta las cristalinas aguas del Mediterráneo. Éste paisaje espectacular da la bienvenida a los visitantes, ofreciendo solo un adelanto del encanto que aguarda en esta pintoresca localidad.
Sin embargo, su atractivo va más allá de este sistema de terrazas agrícolas, que tiene sus raíces en la época musulmana de la región. La arquitectura histórica de Banyalbufar, representada por la iglesia de Santa María del siglo XVII y la casa de la Baronia, se fusiona armoniosamente con sus calles empedradas y plazas tranquilas, invitando a los viajeros a detenerse y sumergirse en su atmósfera única.
A pocos minutos de distancia, a través del pintoresco Camí d’es Molí, se encuentra la encantadora cala y puerto de Banyalbufar. Éste enclave se distingue por sus aguas cristalinas, ideales para disfrutar de una jornada de snorkel. La tranquilidad y la belleza natural de este lugar lo convierten en un destino imprescindible para aquellos que buscan relajarse y conectarse con la naturaleza en Mallorca.
Sóller
Sóller, una joya del modernismo enclavada en las montañas de Mallorca, se revela como un destino encantador que combina historia, arte y belleza natural. La manera más pintoresca de llegar a este enclave del art nouveau francés es a través del pintoresco tren que parte de Palma, serpenteando a través de los campos de cultivo y llegando finalmente a la estación de Sóller, que también alberga salas dedicadas a artistas como Joan Miró y Pablo Picasso.
Una vez en tierra, la Plaza de la Constitución se presenta como el punto de partida ideal, con la imponente iglesia de San Bartolomé y el majestuoso edificio del Banco de Sóller como protagonistas indiscutibles. Desde aquí, se puede emprender un recorrido por las pintorescas calles del pueblo, donde las mansiones de indianos y sus exuberantes jardines se asoman en cada esquina.
La iglesia de San Bartolomé, una impresionante obra arquitectónica que preside la ciudad, es un punto destacado en cualquier visita a Sóller. Además, el museo modernista de Can Prunera ofrece una experiencia cultural única, permitiendo apreciar las diferencias entre el modernismo de Sóller y el catalán, mientras expone obras de artistas como Joan Miró y Paul Klee.