Y BlaBlaCar tenía razón…

Fotografía por cortesía de BlaBlaCar
Y BlaBlaCar tenía razón…

BlaBlaCar es uno de los máximos exponentes en nuestro país de cómo la economía colaborativa ha revolucionado el turismo. En la actualidad no sólo es posible desplazarse en transporte público por carretera (autobús o taxi), sino que también se puede hacer en coches particulares a precios más bajos. Esto, que es visto por los viajeros como una gran ventaja, no gustaba demasiado a los profesionales del transporte. De esta forma la Confederación de Transporte en Autobús (Confebus) inició en mayo de 2015 acciones legales contra los responsables de BlaBlaCar al considerar que la plataforma era la intermediaria de un servicio de transporte profesional sin licencia y la máxima responsable de la caída del 20% del tráfico en autobús.

Tras un largo litigio que ha tenido enfrentadas a Confebus y a BlaBlaCar,la situación por fin parece haberse solucionado, ya que BlaBlaCar ha sido recientemente absuelta por el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Madrid. El juez Andrés Sánchez Magro ha decretado que la red social “realiza una actividad ajena a la regulada por la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres (LOTT) y que, salvo que se produjeran desviaciones excepcionales, sólo pone en contacto a particulares con más o menos requisitos, con un control de pagos, con una crítica de las personas intervinientes sobre retrasos y sobre la calidad de otros servicios”.

Fotografía por cortesía de BlaBlaCar
Fotografía por cortesía de BlaBlaCar

BlaBlaCar pone en contacto a viajeros que quieren compartir gastos

En la sentencia se argumenta que “sin ninguna duda, BlaBlaCar ha generado una plataforma no para organizar transporte, sino para poner en contacto a particulares que quieren realizar un viaje juntos y compartir determinados gastos. Los conductores no están contratados por BlaBlaCar ni pertenecen a una empresa o una industria dedicada a este fin, sino que son particulares que, por su cuenta y riesgo, se ofrecen a la plataforma buscando a personas que tengan interés en realizar ese mismo viaje y pagar, no en el sentido de pagar un canon o un servicio, sino de pagar el coste del viaje”.

El juez Andrés Sánchez Magro puntualiza que lo único que hace la red social es “calcular los kilómetros y recomendar, a fuerza de expulsar a los usuarios en caso de abuso, la cantidad que debe pagar el viajero en función de la distancia y de la cantidad de viajeros en relación al coste total del viaje” y añade que “el que una persona quiera lucrarse utilizando la plataforma, a la vista de los datos aportados, tiene carácter excepcional, pero no está entre los objetivos de BlaBlaCar”.

Fotografía por cortesía de BlaBlaCar
Fotografía por cortesía de BlaBlaCar

En cuanto a los pagos que se realizan en BlaBlaCar, el magistrado no considera que el pago directo a la plataforma por parte de sus usuarios sea “un elemento significativo para incluir la actividad en las reguladas por la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres, ya que después de recibir el importe BlaBlaCar hace una transferencia al conductor tras comprobar que el servicio se ha realizado, no ha habido ninguna reclamación y que todo está acorde con lo que pactaron las partes. No se paga más de lo que pactaron y de ese importe la plataforma no se queda nada más que no sea una comisión por su propia existencia y funcionamiento”,

La sentencia finaliza informando de que la actividad que lleva a cabo BlaBlaCar se centra “única y exclusivamente en el ámbito del transporte privado”, ni siquiera en el de transporte privado complementario que sí regula la Ley de Ordenación del Transporte Terrrestre, ya que no reúne las características legales para ello.

Fotografía por cortesía de BlaBlaCar
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«BlaBlaCar es una red social, no una empresa de transportes»

La sentencia del Juzgado de lo Mercantil número 2 de Madrid ha sido acogida de buen modo en BlaBlaCar. Sus responsables se han mostrado “plenamente satisfechos” por el fin de este largo proceso judicial en una decisión que creen “coherente con la consideración que el coche compartido tiene en toda Europa y con el fomento de su actividad por parte de los gobiernos de muchos países de todo el mundo”.

Por último BlaBlaCar quiere recalcar que “es una red social, no una empresa de transporte” y aclara que “los conductores no realizan un servicio profesional, sino que proponen un viaje que realizarían de igual manera con o sin personas con las que compartir los gastos”.

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