Praktik Bakery: Un hotel… ¿con panadería incluida?

Praktik Bakery
En el hotel Praktik Bakery de Barcelona huele a pan recién hecho por las mañanas.

“¡No hay nada como el olor a pan recién hecho al despertarse!”. Esta sensación, que parece más propia de los pueblos, también es posible vivirla en la gran ciudad. En Barcelona, por ejemplo, la sentirás en el Praktik Bakery, el primer hotel-panadería del mundo. Este alojamiento introduce algo ‘tan casero’ como el pan para que sus clientes se sientan como en casa y disfruten de la sabrosa repostería de Baluard, una tradicional panadería propiedad de Anna Bellsolà.

Praktik Bakery
“Córtalo, huélelo, llévatelo a la boca y deja que tus sentidos hagan el resto»

El hotel Praktik Bakery está a 100 metros del Paseo de Gracia, con sus edificios emblemáticos y las tiendas de lujo, y de la famosa Pedrera de Gaudí. El elegante edificio en el que se encuentra el hotel mimetiza la arquitectura típica del Eixample barcelonés, barrio que reúne un gran número de edificios modernistas de gran valor arquitectónico. El diseño y decoración son obra de Lázaro Rosa-Violán, un prestigioso y reconocido interiorista que firma los restaurantes, tiendas y hoteles que están de moda en todo el mundo.

“Porque no hay dos panes iguales, tampoco hay dos hoteles iguales. Cada pan es una pieza única, artesanal y casi artística, llena de texturas, colores, formas. Y de igual manera cada hotel es único, con su encanto, su olor, su trato y sus sensaciones al entrar en él”, señalan desde el hotel Praktik Bakery, cuyos clientes pueden probar los productos de la panadería en el desayuno o acercándose al mostrador, así como sentándose en su bonita cafetería. Además del desayuno Baluard, un bufé con productos frescos de nuestra panadería, encontrarás una gran selección de los diferentes tipos de pan amasados en su obrador, bollería variada recién salida del horno, embutidos de la región, mermelada y mantequilla, así como café, té o chocolate, zumo de naranja natural y fruta fresca.

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“No hay un aroma tan sutil como el de un pan saliendo del horno. Me gusta el pan. El pan que solía hacer mi abuelo, el que me trae recuerdos de humanidad, de sabiduría y de trabajo. El pan que solía vender mi abuela. El pan que más tarde amasaría mi padre y vendería mi madre… Y ahora, pasado el tiempo y rodeados por el mar, la amasadora sigue amasando, el horno de leña gira a diario, la harina llena todos los rincones de nuestra tahona, y las manos dan forma con ilusión a lo que será un pan. Sencillamente un pan”, explica Anna Bellsolà, propietaria de la panadería Baluard. “Córtalo, huélelo, llévatelo a la boca y deja que tus sentidos hagan el resto. Me llena de satisfacción poder ofrecerte cada día el pan que siempre me ha gustado encontrar en la mesa”.

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