TVE, una televisión pública sin público
En agosto se cumplirá un año del nombramiento de Rosa María Mateo como Administradora Única tras el intento fracasado de elección del consejo de administración (una vez más, se constataba la incapacidad del PSOE para llegar a acuerdos parlamentarios serios). La veterana periodista no podrá celebrar su primer año al mando de la corporación (del que asegura que dimitirá tan pronto como se constituya el Gobierno), al menos en cuanto a las cifras de audiencia se refiere.
La televisión pública acaba el ‘curso’ con las peores notas en relación a la audiencia de toda su historia, y lo que es más inquietante, acentuando su tendencia a la baja. Así, la principal marca del grupo, La 1, finaliza el mes de junio con un insólito 8,7% de cuota de pantalla, ya a casi siete puntos del líder, Telecinco, su peor marca jamás lograda.
La 1, además, se deja más de un punto respecto a junio de 2018, experimentando una erosión permanente desde entonces, sin superar el 10% en ningún mes y ya por debajo del 9 antes de julio y agosto, meses tradicionalmente adversos para la pública.
Y es que los grandes estrenos previstos en La 1, que han venido de la mano del actual equipo de contenidos encargado de elaborar toda la parrilla, dirigido por Fernando López Puig, y ‘ascendido’ por Rosa María Mateo tras la marcha de Toni Sevilla, han tenido un comportamiento más que mediocre. La actual edición de MasterChef recién terminada reunió a 2.041.000 espectadores el pasado martes, mientras que la semifinal y el antepenúltimo programa se tuvieron que conformar con 1.850.000. No ha sobrevivido a Supervivientes, de Telecinco, como sí sucedió en anteriores ejercicios.
Quien sí ha sobrevivido a todas las direcciones de TVE desde 1989, fecha en la que se incorporó a la corporación, es el propio López Puig, actual director de contenidos. Quien fuera mano derecha de Eva Cebrián ha sido hábil a la hora de mantenerse en la estructura directiva, y de hacerlo siempre fuera del foco de las críticas, habitualmente dirigidas a los diferentes directores y presidentes de la corporación.
El actual responsable de la parrilla ha ido ganando progresivamente cuotas de poder, que aumentan desde el mandato de Luis Fernández (2007-2009), llegando a ser director de cine y ficción de TVE en 2013. Resulta llamativo que su trayectoria en TVE haya sido siempre hacia arriba, en sentido inverso al de la audiencia del grupo.
El resto del grupo también parece lastrar la audiencia global de la corporación y el conjunto de RTVE también bate un récord negativo en junio, sumando un total de 14,7% de share, el más bajo de la serie histórica hasta el momento. La 2, Teledeporte, el Canal 24 horas y Clan TVE quedan lejos del 30% de Mediaset, e incluso del 25,7% de Atresmedia.
Los informativos, al frente de los cuales la administradora única situó a Begoña Alegría, han pasado en poco más de un año de ser los líderes de la televisión española la tercera opción de los espectadores, que prefieren a Antena 3 y Telecinco para recibir información.
Sólo el fútbol parece apuntalar un poco estos registros. El partido de la selección española contra Suecia en el Santiago Bernabéu el 10 de junio congregó a 3.314.000 personas frente a la pantalla; el de las Islas Feroe, tres días antes, interesó a 2.032.000 espectadores. En todo el mes, ningún otro programa de la cadena superó el umbral de los dos millones, para lo cual hay que remontarse a mayo, cuando se emitió Eurovisión que logró el 36.7%. Eso sí, muy por detrás de la edición de 2018, con Amaia y Alfred, cuando el programa musical superó el 40% en La 1.
Ante estos datos, cabría preguntarse, ¿de qué sirve una cadena pública sin público? ¿Sólo para que Pedro Sánchez pueda repartir el botín de los cargos en función de sus necesidades políticas?