Quién es la policía de ‘La infiltrada’ en la historia real y los etarras de la película de los Goya 2025
'La infiltrada', dirigida por Arantxa Echevarría y protagonizada por Carolina Yuste, está nominada a 13 premios Goya 2025
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En 1992 respondía al nombre de Aranzazu Berradre Marín, Arantxa, aunque el nombre real de la policía que ha inspirado el personaje protagonista de La infiltrada (la película de Arantxa Echevarría nominada a los premios Goya 2025) es Elena Tejada, interpretada por Carolina Yuste. Tejada fue la única mujer que se infiltró en la banda terrorista ETA durante ocho años y lo hizo en cuanto salió de la Academia de Ávila como policía nacional de la Escala Básica.
Gracias a sus años de trabajo se logró desmantelar el Comando Donosti, uno de los más sanguinarios y simbólicos de ETA durante los años 90. Estaba comandado por el carnicero de Mondragón o Txapote, y se les atribuyen secuestros y asesinatos como el de Miguel Ángel Blanco, Fernando Múgica o Gregorio Ordóñez.
Quién es la protagonista de ‘La infiltrada’
Tejada dejó de ser Elena para ser Arantxa y se asentó en el País Vasco, donde cambió toda su vida durante casi una década, entre los 22 y 30 años, en la que tuvo que aprender a cortar lazos con su familia y entorno para vivir en un papel las 24 horas del día.
ETA ya había atentado en Hipercor y lo habían intentado en las Olimpiadas de Barcelona en 1992. Se ganó la confianza de los terroristas como infiltrada en sus filas -la única que lo logró- y no como encubierta, es decir, de ocurrir algo, nadie la respaldaría, ya que la figura del agente infiltrado está controlado por la policía y no está regulada en ninguna ley, mientras que el encubierto depende del juez. Era, pues, una situación alegal en la que su única conexión con otro mundo externo a los terroristas era su comisario supervisor (Ángel, Luis Tosar en La infiltrada), que le formó en técnicas operativas de los agentes de Información.
Arantxa tenía la misión de frecuentar las herriko tabernas con el fin de que su cara empezara a sonar en el ambiente dominado por los terroristas, aunque al principio estaba completamente sola, con la única compañía de su gato. Tardó siete años en infiltrarse en ETA. El comisario había valorado varios aspectos de su perfil al escogerla entre cinco policías: era observadora, fuerte mentalmente, tenía buena memoria, discreta, sabía reaccionar rápidamente ante imprevistos, no tenía ataduras sentimentales y era social. Debía aguantar la presión. Sus otros cuatro compañeros aguantaron días y, como mucho, semanas.
Ángel, al que veía en cafeterías de hospitales públicos, le dio una nueva vida. Primero la envió a su ciudad natal, Logroño, para que se acercara a un grupo antisistema a los que hizo creer que sus padres eran vascos que se habían marchado por ser abertzales. De esa forma, también le dio un pasado que le diera una coartada para asentarse en San Sebastián, donde los etarras querrían saber de dónde venía realmente. Empezó a trabajar en una carnicería.
Aprovechaba cualquier excusa para conseguir documentación, por ejemplo, para sacar fotografías en el entorno de las kale borroka, el colectivo de apoyo a los presos o la fiesta del Herri Urrats (Pueblo Caminando) en Saint Pee Sur Nivelle (sur de Francia), donde se solía captar terroristas. Asimismo, se sumó a los Titiriteros de Sebastopol para recorrer los pueblos gobernados por proetarras.
Finalmente, en 1997, se le acercó un camarero en una de las tascas y le dio una nota en la que el jefe militar de ETA, José Javier Arizcuren Ruiz, Kantauri, le citaba con un liberado bajo el reloj de la playa de la Concha. El día de la cita se encontró allí con Kepa Etxebarria, que necesitaba una casa en la que quedarse, la de Arantxa. Kepa había intentado asesinar a un funcionario de prisiones. Y, a partir de ahí, llegó el resto tal y como relata la película, fiel a la realidad ya que el equipo de La infiltrada pudo acceder a todo el operativo tras contactar con el comisario. Actualmente, Elena Tejada es policía nacional en el extranjero.
Quiénes son los etarras de ‘La infiltrada’
Aranzazu Berradre Marín tuvo que convivir con dos etarras desde los 22 años: Sergio Polo Escobes, alias Lur,y Kepa Etxebarria. El primero de ellos fue condenado a 110 años de cárcel por el asesinato del comandante del Ejército de Tierra Luciano Cortizo, en León en 1995, con una bomba-lapa que también causó heridas de gravedad a su hija y a otras tres personas. El Gobierno vasco le concedió el tercer grado.
En cuanto a Kepa Etxebarria, se dio a la fuga en 1997 tras el atentado contra el funcionario de prisiones Juan José Baeza González, al que dispararon en el cuello. Fue detenido con la desarticulación del comando Donosti, como cuenta la cinta nominada a los Goya, y su declaración sirvió para esclarecer el asesinato de Miguel Ángel Blanco, dado que el arma usada fue una de las vinculadas al atentado de Baeza González. Pasó 20 años en la cárcel, hasta 2019, pese a que fue condenado a 36 años.
LA INFILTRADA
Desde el viernes 14 de febrero en @MovistarCineNominado a 13 premios Goya este thriller de Arantxa Echevarría y protagonizado por Carolina Yuste narra la historia real de Aranzazu Berradre, seudónimo con el que una policía nacional estuvo infiltrada en ETA pic.twitter.com/4w47wcNWBI
— CINEMA ADICCION (@sestivill) February 4, 2025
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