La política de cancelación que Netflix aplica a sus producciones
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La política de cancelación de Netflix es mucho más exigente que la de otros canales de streaming. Y eso que la compañía de “la gran N” ha salvado productos ajenos de la cancelación, comprando y produciendo nuevas temporadas, como es el caso por ejemplo de Cobra Kai, Lucifer, Black Mirror o proyectos cinematográficos como El irlandés de Martin Scorsese, el cual, se había quedado sin financiación ni distribución. Netflix invierte y apuesta por directores, pero no deja de ser una empresa con unos protocolos de riesgo en cuanto a la financiación de sus productos, cerrando muchos años con pérdidas económicas. El último conflicto ha sido el retraso de Blonde, porque según los rumores su director Andrew Dominik ha creado un biopic de Marilyn Monroe demasiado sexual. Pero ¿qué es lo que realmente tiene en cuenta la compañía a la hora de cancelar una producción?
No hay una respuesta exacta que explique con precisión la naturaleza de la política de cancelación de Netflix. De hecho, son muchos los analistas de Hollywood que han intentado descifrar los métodos de la plataforma de vídeo bajo demanda. Lo que es seguro es que se maneja por tendencias y preferencias de consumo de los usuarios. El llamado Big data, la acumulación de datos supone un punto relevante para su análisis y toma de decisiones. Pero los datos de sus audiencias los comunican ellos mismo, mientras que grandes compañías de análisis como Nielsen, prueban métodos indirectos para medir y confirmas sus audiencias.
El medio Vulture publicaba hace un año un informe analizando las posibilidades y características de la política empresarial de Netflix. En el mismo, señalaban que no es tanto la audiencia de una serie como su potencial a largo plazo. El lema de su CEO, Ted Sarandos no deja lugar a dudas: “Más series, más visionados, más suscripciones. Más suscripciones, más beneficios y más beneficios, más contenido”.
La plataforma de streaming mira cuánta gente ha abandonado una serie, qué capítulos ha precipitado un aumento de visionados, qué secuencias se han pasado rápido o cuántas personas ni siquiera han terminado el primer capítulo. Independientemente de la relevancia de los datos, Sarandos argumentaba que no podía ser el único método medible: “Los datos solo te dicen lo que ha ocurrido en el pasado. No te dicen nada de lo que pasará en el futuro”. El reto que afrontan las segundas temporadas y las secuelas de las películas es superar la audiencia de la anterior entrega en todos sus aspectos si quieren optar a una continuación