Karla Sofía Gascón: «Me han masacrado por lo mismo que me han dado notoriedad, ser transparente»
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Karla Sofía Gascón habla claro: «Estaba deseando que se acabara el 3 de marzo para que acabara todo esto». La protagonista de Emilia Pérez se quedó a las puertas de ser la segunda española en ganar el Oscar a Mejor actriz tras la cancelación a la que fue sometida en redes sociales, el espacio de esa «realidad de Matrix que vivimos», apunta. Si esa campaña de desprestigio influyó o no en que la estatuilla no fuera para ella no se puede saber, pero lo que está claro es que estaba muy encaminada tras su premio en Cannes y el Globo de Oro. Y ahora, cuando echa la vista atrás, hace una curiosa reflexión: toda esta polémica se le ha echado encima por «lo mismo» que le ha dado «notoriedad», es decir, ser transparente.
Ahora, Karla Sofía Gascón vuelve a escena, pero esta vez con un libro, Lo que queda de mí (editorial Almuzara), una obra diferente a la que escribió de «autoayuda que no ayudaba a nada», bromea. «Este libro sólo lo he escrito para una persona y no lo ha leído ni lo va a leer», dice sin revelar más.
La intérprete no ha optado, tampoco ahora, por la vía fácil de pedir perdón para contentar a las voces discordantes, sino que ha asumido los tuits calificados como islamófobos. Además, haga lo que haga, siempre tendrá respuesta negativa. La de ahora es «ja, ja, ja, no te han dado el Oscar», apunta. Por eso, «quien se tome en serio las redes sociales comete un error».
«He estado sometida a una masacre en las redes, pero para mí esto ha sido una tontería que se repite con lo mismo siempre», sostiene. Karla Sofía Gascón ya está acostumbrada a leer esos comentarios, principalmente tres de ellos y, sobre todo, desde que participó en MasterChef en México: «Eres un hombre», «no vas a poder parir» y «no tienes ovarios». Sin embargo, en esta ocasión el nivel de crueldad ha sido muy superior, «porque cuanto más brillo hay, más acuden las moscas».
No son pocas las etiquetas que le han colgado a la actriz, y como primera actriz trans nominada a los Oscar parece que se le haya querido utilizar de alguna forma, y por ese aro no pasa. No soporta que le intenten «convertir en un robot». «Yo no represento a nadie y, además, mucha gente que hace como que me representa no lo hace. Yo sólo me represento a mí y si alguien se siente representado, estupendo», explica.
Como dice, la madrileña (hija de andaluces) se representa únicamente a sí misma, imperfecta, y fingir lo contrario es absurdo, más aun si trabajas en el cine, dado que «el arte y la creación nace de las imperfecciones del ser humano», reflexiona.
Aunque «obviamente, había una intención de alguien, sino esto no habría salido», apostilla la protagonista de Emilia Pérez, que reconoce, por otro lado, no haberse «dado cuenta muchas veces de la posición que tenía», así que en X «veía que cuatro coleguitas míos [sus seguidores], pero resulta que al final eran millones». Y la repercusión fue tal que desapareció de la promoción de Netflix de cara a los premios de la Academia, no se pronunció al respecto -más allá de lamentar el dolor causado- y tuvo que ser testigo de cómo dejó de ser el gran reclamo promocional de Emilia Pérez. Del equipo de la película no tiene «nada que decir», sólo que «adora» al director y a los compañeros. Además, «¿qué tendría que haber hecho? ¿Armar el show e ir a los BAFTA? ¿Qué habría ganado con eso? Ser la más chunga del pueblo», sentencia.
Aun con todo ello, insiste en el hecho de la «intención» de alguien en armar todo este asunto. Existen, apunta, «intereses políticos, económicos e incluso el interés de joder por joder». Y sabía, al ver el éxito logrado con su papel en Emilia Pérez, que algún golpe se llevaría. «Cada vez me veía más alto y pensaba ‘uy, la hostia que me voy a dar’, pero no pensaba que sería tan pronto», relata.
Ahora está «feliz por unas cosas, jodida por otras, triste por otras e irritada por otras», responde a la pregunta de cómo se encuentra. Pero como ha dicho siempre, «el odio es una gasolina» para ella, que ha encontrado cómo «hacer algo útil con ese odio», y desarrolla el qué: «Cuando alguien te halaga no te hace superarte, porque dices ‘ya lo hago bien’, pero cuando pasa lo contrario dices ‘ahora te vas a enterar’. Tengo una responsabilidad con mi hija y soy una persona que se crece».
«Todo esto», dice, «es un absurdo». Tanto que «hace tiempo» decidió que «esa red social no aportaba nada» en su vida. En ese momento, sale a la luz una anécdota: no la cerró porque «cuando te nominan a los Globos de Oro te dan poderes y podía escribir post más largos». O lo que es lo mismo, pasa a ser usuario premium.
Sin embargo, ni la condición premium le ha librado de tanto odio en X, razón por la que tiene cuenta en Blue Sky desde que «entró esa persona nueva que compró esa red social y eliminó todas las políticas que permitían denunciar ese tipo de comentarios».
Fuera de las redes, todo sigue igual para Karla Sofía Gascón. Es «transparente siempre» y recuerda constantemente a Jim Carrey en Mentiroso compulsivo, cuenta. «Nunca miento, no puedo, ni siquiera a mi mujer», concluye.
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