Demandan a Disney por la «resurrección digital» de Peter Cushing en ‘Rogue One’
La compañía representó el rostro del legendario actor aparentemente sin permiso.
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El desarrollo de la inteligencia artificial en combinación a los efectos digitales está cambiando la forma de concebir el cine comercial. Sobre todo dentro del terreno de las franquicias y de las grandes corporaciones. Y es que en una industria sumergida en el deseo de seguir viendo a los icónicos personajes de siempre, la IA está permitiendo recrear a estos en su juventud o peor todavía, resucitándolos para establecer breves cameos que causen el aplauso grandilocuente de los fans. Pero el tema de regular esa propiedad intelectual, todavía parece un páramo legal que ha supuesto un punto candente en la última gran huelga de los actores de Hollywood y en casos de explotación comercial sin permiso, de estrellas de la talla de Tom Hanks o Scarlett Johansson. La gran discusión judicial y mediática ha alcanzado ahora a Disney, pues la compañía ha sido demandada por la «resurección digital» del fallecido actor Peter Cushing en la precuela de Star Wars, Rogue One.
Peter Cushing fue uno de los primeros casos de recreación facial en el cine. Fallecido en 1994, el actor británico interpretó al gran villano Moff Tarkin en Star Wars Episodio IV: Una nueva esperanza, manteniéndose a lo largo del tiempo como un personaje legendario dentro del universo creado por George Lucas, a pesar de perder la vida con la destrucción de la primera Estrella de la muerte. Pero claro, en su afán por revisionar el pasado y seguir explotando comercialmente la saga, la IP de Disney creyó conveniente resucitarlos a él y a Leia Organa (Carrie Fisher) para la celebrada Rogue One. Una cinta que plantaba el germen de la Resistencia y el punto de partida que daría pie a todos los acontecimientos sucedidos en el filme original de 1977. Del mismo modo, esta recreación también insufló una tendencia polémica dentro de la Meca del cine que terminaría generando otras recreaciones a través de la tecnología. Como es el caso de Luke Skywalker en The Mandalorian . Así, en los últimos años hemos podido ver rejuvenecimientos de actores como Harrison Ford en Indiana Jones y el dial del destino, Robert Downey Junior en Iron Man 3 o a Robert De Niro, Joe Pesci y a Al Pacino para El irlandés.
La diferencia es que todos estos intérpretes estaban vivos para dar su beneplácito a dicha reconstrucción facial. Pero cuando esto sucede con alguien que no puede otorgar su conformidad, el vacío legal y las pretensiones de los familiares y allegados cobran un cariz especialmente complejo. Aunque por supuesto, existen excepciones como la aparición de Ian Holm como el androide Ash en la reciente Alien: Romulus. Un regreso que contó con la aprobación de la familia del nominado al Oscar por Carros de fuego.
La motivación de traspasar la línea moral a través de los efectos digitales, únicamente está supeditado al fanservice. Sin embargo, esto no ha servido con uno de los mejores amigos de Peter Cushing, quien ha terminado denunciando a la casa del ratón.
¿Se pagó por la imagen de Peter Cushing?
Si fuese por Disney, la empresa no habría desembolsado ni un dólar por la corta representación del antológico villano de la franquicia. De hecho, desde la compañía liderada por Bob Iger pensaban que no tenían por qué desembolsar nada a los herederos del actor, dada la naturaleza del contrato original y la peculiaridad natural del CGI. No obstante y creyendo que evitarían la mayoría de sus futuros problemas legales, la major decidió pagarles 28.000 libras a los herederos de su patrimonio.
Lo que no esperaban es que el productor Kevin Francis, amigo de Peter Cushing, iniciase una batalla legal argumentando que el fallecido jamás dio su permiso para reproducir su rostro a través de los efectos digitales sin su expresa autorización. Por el momento, el caso contra Lucasfilm y Kunak Heavy Industries (sello que produjo Rogue One) sigue su procedimiento después de que desde el Alto Tribunal de Londres desestimen la demanda por «enriquecimiento injusto».
Según se cuenta en la publicación de The Times, Cushing firmó un acuerdo a principios de los 90 en los que establecía que su imagen no podía utilizarse sin el premiso de Francis. La futura sentencia, podría marcar un antes y un después en el funcionamiento de los contratos sobre la propiedad intelectual de las recreaciones faciales de los artistas, encareciendo debidamente esas apariciones y regresos habitualmente innecesarios para el desarrollo de las historias.
El futuro muy, muy lejano de Star Wars
La demanda sólo es un problema más para la propiedad intelectual de Disney. Desde que en 2012 compraron Lucasfilm, el desarrollo narrativo del sello ha traído más problemas que alegrías en una comunidad de fans que únicamente han encontrado en The Mandalorian, un producto de calidad por parte del estudio. En 2026 se estrenará la cinta The Mandalorian y Grogu, mientras que en 2027 se prevé una cinta todavía sin título que continue la historia de Rey y en 2028, un largometraje llamado Star Wars: Dawn of the Jedi, el cual explicará el origen de la Fuerza y del primer hombre que comenzó a utilizarla como una herramienta, fundando una religión.