El alegato de una enferma de cáncer de mama: “No permito que me dejen morir por el coronavirus”
Esta joven de 27 años tiene cáncer de mama. La mala suerte llegó a la vida de Patricia en marzo, casi al mismo tiempo que la pandemia en España.
Esta joven de 27 años tiene cáncer de mama. La mala suerte llegó a la vida de Patricia en marzo, casi al mismo tiempo que la pandemia en España. Le dieron un diagnóstico que nadie de su edad podría haber imaginado, un cáncer mama. Pese a la situación, esta mujer no estaba dispuesta a rendirse, empezó un tratamiento que debía culminar con una operación para extirpar la parte afectada por el cáncer. El primer paso era reducir al máximo el tumor, para evitar al máximo el daño sobre el cuerpo de esta mujer, el proceso culminaría con una intervención que acabaría, esperando que, para siempre, con el cáncer.
El coronavirus deja sin fecha de operación a una joven enferma de cáncer de mama
El coronavirus está causando estragos en nuestro país, no solo por los miles de muertos, sino también por los efectos secundarios a toda la población. Los antidepresivos se recetan más que nunca, en una sociedad que debe estar encerrada y con miedo. Sin saber la cantidad de positivos de cada lugar, pensando que todos pueden estar infectados se sale a la calle. Así es la nueva normalidad, el mundo que relata esta joven enferma de cáncer que no recibe el tratamiento que se merece.
Ante la imposibilidad de saber la afectación del virus en hospitales se ha optado por cerrar todas las consultas, dejando solo las urgentes. Las operaciones también pasan a un segundo plano en este momento de grave crisis sanitaria. Hay intervenciones que pueden esperar, pero otras, como las de Patricia, deberían hacerse lo antes posibles. A sus 27 años ha tenido que pasar por un cáncer que aún no ha abandonado su cuerpo.
Elena Cañizares era una enfermera que vivía en un piso de estudiantes y se convirtió en viral por ser positiva en coronavirus, España entera se centró en ella. Patricia no es mucho mayor que Elena, pero en su caso no tiene coronavirus, sino cáncer. La peor pandemia que mata millones de personas cada año, no respeta edades, niños, mayores y jóvenes, caen después de librar una cruel batalla, no se llama coronavirus, sino cáncer. Pese a ser en estos momentos, menos visible, el cáncer existe y sigue aniquilando a todo aquel que no se diagnostica a tiempo o sufre las consecuencias de la peor cara de esta enfermedad.
El coronavirus se queda con casi la totalidad de los recursos sanitarios frente a otras enfermedades que son más mortales. El caso de esta mujer enferma de cáncer de mama es uno más de muchos otros. Tal como afirma ella misma en sus redes sociales: “Mi oncólogo determinó el empezar a solicitar las pruebas pertinentes para poder hacer la revisión del preoperatorio. Me dijeron que después de la quimioterapia suelen dejar un mes o mes y medio de descanso para después poder entrar a quirófano… Estamos en noviembre, cerca de tres meses ya de mi última sesión de quimioterapia”.
Sigue explicando: “No tengo fecha. No tengo absolutamente nada. A día de hoy el único tratamiento que tengo son unas vacunas que me ponen cada 21 días, que supuestamente sirven para controlar el tumor y que no vuelva a crecer”. Termina pidiendo un poco de atención: “No todo es covid”, para preguntarse finalmente si “¿El cáncer no es una pandemia?”.
Patricia le pone cara a una situación que sufren muchos pacientes oncológicos y de enfermedades que necesitan intervenciones. No solo el hospital que debe tratar a esta joven puede estar afectado por el coronavirus, también lo están otros con una incidencia del virus que hace que las autoridades cierren plantas. Es uno de los efectos colaterales al que parece que nos hemos acostumbrado. No se va al médico, se recibe atención telefónica, solo ante los casos graves se atiende presencialmente.
El sistema sanitario se ha puesto en una situación que nadie hubiera imaginado. El coronavirus ha dejado sin recursos el resto de los tratamientos y ha bloqueado algunas de las intervenciones que deberían hacerse de inmediato. El miedo a posibles contagios en hospitales está llevando a muchas personas a no acudir a sus citas o a no recibir la atención que se merecen. Los cánceres se detectan tarde y puede que mal, el cribaje imprescindible para evitar males mayores va con retraso. Patricia es la cara visible de lo que puede suceder si no se presta atención a los enfermos oncológicos, teme morir no por coronavirus, sino a consecuencia de él.
España vive una segunda ola que ha bloqueado el país durante 9 meses, un tiempo que muchas personas necesitan. No se puede salir a pasear libremente, no se puede acudir al médico salvo casos justificados y no hay forma de operarse por la sanidad pública, el país entero sufre los daños colaterales. Casos como el de Patricia Rus se pueden repetir con demasiada frecuencia. La solidaridad con jóvenes como ella debe ser total para acabar con una pandemia, la del cáncer, que pese a no ser tan visible como el coronavirus sigue muy presente en todo el mundo.