La madre que presuntamente asesinó a su hija en Gijón la secuestró dos veces antes de matarla
La madre que ha asesinado a su hija de seis años en Gijón tras perder la custodia a favor del padre, la secuestró dos veces antes de matarla. La mujer se fugó dos veces en los últimos meses con la niña para impedir que la menor tuviera contacto con la familia paterna. La primera vez fue hace un año y un juez la hizo regresar bajo amenaza de quitarle la custodia. La segunda hace unos meses, en verano. Entonces, sí consiguió posteriormente que el juzgado le otorgara unas medidas cautelares para permanecer con la niña en Gijón, las mismas que la Justicia terminó retirándole hace unas semanas.
Entre tanto, el padre tuvo que soportar el acoso de grupos feministas en redes y en su negocio con carteles acusándole de maltratador a pesar de que la Justicia había desestimado las denuncias de la madre. En total, la madre interpuso 28 denuncias contra la familia paterna en los últimos cinco años para entorpecer el divorcio y custodia de la menor. Siempre incumpliendo el régimen de visitas.
Olivia habría cumplido siete años el próximo mes de marzo, pero su madre presuntamente la asesinó el pasado domingo suministrándole una alta dosis de barbitúricos en las comidas. Fue el hermano de la mujer el que avisó al 112 poco antes de las 23 horas al recibir un mensaje en su móvil. La Policía acudió al instante, pero nada se pudo hacer con la niña. Los agentes detuvieron a la madre, que ya admitió que había envenenado a su hija con barbitúricos en la merienda.
Así, de una forma tan cruel, la mujer finiquitaba los cinco años de calvario a los que ha sometido a su marido Eugenio y a toda la familia paterna de la madre, de la peor forma posible para hacer el mayor daño posible. En los últimos cinco años la mujer había interpuesto 28 denuncias por maltrato, abandono y acoso contra el padre y los abuelos paternos. Todo valía con tal de sacar réditos en el contencioso que mantenía la mujer con su exmarido por la custodia de Olivia. Las denuncias no prosperaron gracias a los testigos, la mayoría familiares, amigos, padres de otros niños del colegio de Olivia en Segovia, que tuvieron que desfilar por los juzgados obligados por las continuas denuncias que ponía la madre en cuanto la niña se hacía algún moretón o arañazo jugando en el colegio.
No sólo se trató de denuncias, al menos en dos ocasiones la madre se llevó a la niña sin permiso de su entorno familiar y escolar en Segovia. La última hace unos meses, rompiendo la escolarización de la menor, para llevársela a Gijón e ingresarla en un colegio. Igualmente, según denuncia la familia paterna, en ocasiones la madre rechazó quedarse con la hija cuando el padre la llevaba en coche a Gijón, siempre a última hora cuando ya habían hecho gran parte del camino, y tuvieron que dormir dentro del vehículo. «Todos sabíamos lo que estaba pasando, ha sido un calvario que ha durado cinco años y estábamos preparados para ayudar y sobrellevarlo, pero no estábamos preparados para que matara a la pequeña», cuenta una vecina con los ojos llenos de lágrimas por la rabia y la impotencia.
Nadie entiende cómo es posible que la mujer pudiera denunciar sin base alguna al padre y a los abuelos de la niña en tantas ocasiones y sin ser apercibida por un juez o por su entorno desde el primer momento. Y menos, que su errático comportamiento, no influyera desde el principio en el proceso que estaba determinando para quién de los dos era la custodia de la niña.
Finalmente, la Justicia le entregó la custodia de la niña a su padre, a Eugenio, el pasado viernes. Él, dejó que su madre se llevara a la niña el pasado sábado, para pasar unos días juntos. Y ella cumplió su amenaza «antes la mato que dejarla con un maltratador» insistía, a pesar de que la Justicia había desestimado sus denuncias una y otra vez. Se vengó, aunque para ello se llevara por delante la vida de una niña de seis años.
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