DANIEL SANCHO

La confesión de Daniel Sancho que puede condenarle: «Le di con la cabeza en el lavabo hasta matarlo»

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Daniel Sancho reclamó como suyo el dinero que se halló en la escena del crimen, unos 7.000 euros

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Es la segunda confesión de Daniel Sancho tras su detención el 3 de agosto de 2023 por la Policía de Tailandia y es la que puede condenarle. La Policía le ofrece deportarlo a España si confiesa con detalle y Sancho cambia su relato. En esta nueva declaración ya no habla de muerte accidental de Edwin Arrieta al caer y golpearse en la cabeza.

En esta segunda confesión Sancho cuenta que le dio golpes contra el lavabo hasta matarlo. También admite un segundo delito: descuartizó a la víctima y ocultó su cadáver. Y admite un tercer delito penado con dos años de cárcel en Tailandia: destruyó la documentación de la víctima tirándola al mar. Es una confesión de un crimen y no de un accidente. Luego volvió al relato del accidente, pero esta confesión quedó escrita en el sumario del caso por el que el martes se enfrenta a un juicio por asesinato.

Esta confesión de Daniel Sancho, desconocida hasta ahora, perjudica al cocinero español. Fue en sede policial el 6 de agosto, tres días después de su primera declaración y en compañía de su abogada y con la ayuda de una intérprete, según consta en el sumario al que ha tenido acceso OKDIARIO.

Ese día, Daniel Sancho compareció de nuevo para hacer una nueva confesión ante el jefe de Policía, Somsak Nurod, la abogada de oficio de Sancho, Chutiya P., y Pimpapon T. Fue Daniel Sancho quien pidió declarar voluntariamente por segunda vez en la comisaría de Kho Phangan.

La escena del crimen

«Me gustaría hacer una declaración adicional y contar que hoy, 6 de agosto de 2023, he señalado la escena del crimen a los investigadores para apoyar mi confesión», arranca Sancho.

A continuación, la Policía le muestra una serie de fotografías y Daniel Sancho reconoce el lugar donde compró la sierra, el papel de madera y el cuchillo para descuartizar el cuerpo de Edwin. También reconoce el comercio en el que adquirió el cuchillo, envoltorios plásticos, esponjas para fregar platos y estropajos de acero para descuartizar el cuerpo.

En último lugar, reconoce en imágenes el lugar donde recogió con su moto al difunto Edwin Arrieta para llevarlo al bungalow de Bougain Villa, la escena del crimen. Hasta allí se desplazó la Policía con Daniel Sancho.

El descuartizamiento

«¿Qué ocurrió aquí?», le pregunta el oficial de la Policía de Tailandia. Y Daniel Sancho hace una confesión detallada. Incluso dibujó cómo descuartizó a Edwin: «Le di un puñetazo al fallecido. Edwin me mordió. Agarré su cabeza y la golpeé fuerte contra el borde del fregadero hasta que estuvo muerto. Luego, arrastré el cuerpo a la ducha, lo desmembré en 17 pedazos, como he explicado en mi dibujo, los metí en el frigorífico y los arrojé al mar y a la basura en varios viajes», explica el cocinero.

La Policía apunta que mientras Daniel Sancho señala la escena del crimen en el hotel, los agentes se encuentran con dos envoltorios de plástico, dos esponjas para limpiar platos y dos lanas de acero. El collar de oro de Edwin estaba entre una pila de ropa en la habitación. También encuentran dinero en la caja fuerte.

Respecto al collar y al dinero, Sancho asegura que son suyos: «Presto mi consentimiento a que los agentes de la investigación confisquen el collar y el dinero que se ha encontrado en la caja fuerte del armario. El efectivo (20 billetes de 1.000 THB, 90 billetes de 100 dólares, en total más de 9.000 dólares, es mi dinero. Ese es el lugar (señalando una imagen) donde arrojé las pertenencias personales del difunto al mar en Haad Rin. Ese es otro lugar donde arrojé los restos del difunto en los contenedores de la calle junto al chiringuito».

Tras la confesión del crimen, los agentes refuerzan el interrogatorio de Sancho preguntándole si se reconoce en las imágenes que captaron las cámaras de seguridad de la isla mientras compró los artículos con los que supuestamente descuartizó a Edwin Arrieta y limpió la escena del crimen.

«Sí, ese fui yo mientras compraba los artículos en Big C en Koh Pha-ngan, y dejé Big C en la motocicleta el 1 de agosto de 2023, alrededor de las 17.00 horas», explica Sancho. «Aquí era yo mientras conducía la motocicleta cerca de la entrada de Bougain Villa y llevaba a Edwin en la parte trasera de la moto hasta la cabaña número 5 donde se produjo el crimen», añade.

«¿Se reconoce en estas imágenes de cámaras de seguridad?», vuelve a preguntar el oficial de la Policía Tailandesa. «Fui yo mientras cargaba la bolsa que contenía las partes del cuerpo del fallecido. Ahí voy caminando desde el hotel donde ocurrió el crimen, pasando por el Restaurante Crystal Bar hasta Salad Beach para remar en el kayak hasta arrojar los restos del cuerpo al mar, el día 2 de agosto de 2023, alrededor de las 20.00 horas», respondió Sancho.

En su confesión más desconocida, Daniel Sancho incluso confirma que él es la persona que figura en las imágenes transportando los restos de Edwin: «Fui yo mientras pasaba por el restaurante Crystal Bar hacia Salad Beach para remar en kayak hasta arrojar los restos del cuerpo al mar, el día 3 de agosto de 2023, alrededor de las 06.00 horas».

Daniel Sancho no está muy acertado cuando, antes de terminar su declaración autoinculpatoria, le preguntan si quería añadir algo, y éste confiesa un tercer delito contemplado por la justicia tailandesa, el delito de destruir la documentación del fallecido: «Los bienes del fallecido arrojados en la playa de Rin incluían el teléfono móvil, la cartera y dinero en efectivo en la billetera con unas manchas de sangre y tiré todos los artículos al mar. El dinero encontrado en la caja fuerte me pertenecía, me lo dio mi abuela en España, y lo cambié de euros a dólares y bats en Bangkok. Doy mi consentimiento a los agentes de policía para que lo incauten para su examen posterior», apunta Daniel Sancho.

Los policías, sorprendidos por tanto detalle, le preguntaron si estaba seguro de lo último que había contado: Sancho les respondió que era un relato verdadero y correcto. Para sorpresa de su defensa actual, la letrada tailandesa que asiste a Sancho no tiene nada que objetar y deja que su cliente se complique su futuro todo lo posible.

Así terminó la segunda confesión de Daniel Sancho ante la Policía tailandesa. Una declaración desconocida que muestra a un Daniel Sancho muy colaborador, hasta el punto que da un nuevo relato del crimen que le perjudica. Su relato cambió en cuanto tuvo acceso a una defensa legal en condiciones. Ahora, durante el juicio, tendrá que convencer al tribunal de que esta confesión no era cierta y que en realidad fue una pelea en la que Edwin cayó de espaldas golpeándose con el lavabo.

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