Según un estudio hecho por la Fundación Mapfre

Siete de cada 10 españoles afirma haber tomado algún tipo de suplemento en el último año

No llegan a 2 de cada 10 los encuestados que tomarían productos especiales para la pérdida de peso.

Siete de cada 10 españoles afirma haber tomado algún tipo de suplemento en el último año
@Fundación MAPFRE

Siete de cada 10 españoles afirma haber tomado algún tipo de suplemento en el último año, según un estudio elaborado por la Fundación Mapfre  junto a la Academia de Nutrición y Dietética. De este modo, al contrario de lo que anteriores investigaciones apuntaban, los datos situarían a España entre los países que más complementos alimenticios consumiría junto a otros como Dinamarca y Estados Unidos, con prevalencias que sobrepasan el 50%.

Según el mismo análisis, los productos a base de extractos de plantas y los suplementos para usos médicos especiales, son los siguientes más consumidos, pues tres de cada 10 encuestados los tomarían, mientras que solo el 15% toma productos para la pérdida de peso. También detallan que cuatro de cada 10 españoles consumiría vitaminas y complejos de sólo vitaminas, siendo más habitual entre y grupos de edad más jóvenes.

La vitamina D y C son las más consumidas entre los jóvenes

Destacarían la vitamina D en todas sus formas, y la vitamina C, tomadas por 3 de cada 10. En cuanto a minerales, destacan el uso de magnesio y el calcio, consumidos por el 13% y 12% de la muestra respectivamente. En estos casos, el consumo sería similar en hombres y mujeres, y el grupo de edad que destaca sobre el resto, es el de 26 y 35 años.

Por su parte, dos de cada 10 encuestados tomarían omega 3 a partir de fuentes vegetales como el aceite de onagra, lino o frutos secos, con un consumo similar en hombres y mujeres, y en edades de 18 a 35 años, principalmente. Una proporción similar tomaría probióticos, destacando las mujeres y el grupo de edad de entre 26 y 45 años.

Casi 2 de cada 10 (18%) tomaría algún producto derivada de las abejas, como polen, jalea real, propóleo, y una proporción ligeramente menor (17%) algún tipo de fibra dietética, siendo en todos los casos, más frecuente en mujeres que en hombres.

2 de cada 10 individuos tomaría productos para deportistas, siendo este dato uno de los primeros en estimar el uso de estos productos en población general. Entre los productos destacarían las barritas energéticas, los preparados de proteínas, las bebidas especiales y la cafeína, más consumidos, especialmente entre los hombres y en edades de 18 a 45 años.

No llegan a 2 de cada 10 los encuestados (15%) que tomarían productos especiales para la pérdida de peso, siendo los sustitutos de alguna comida del día los más se consumidos (11%), especialmente entre las mujeres y en edades de 18 a 45 años.

Mejorar el estado general de salud

Casi 1 de cada 10, tomarían batidos para reforzar la dieta normal en caso de desnutrición o riesgo de desnutrición son los alimentos para uso médico especial que más se consumen, siendo más común entre las mujeres, y como era de esperar, en rangos de edad de 56 años en adelante.

El objetivo de aquellas personas que toman estos suplementos, según la muestra que se ha hecho, es mejorar el estado general de salud, el de adelgazar es el objetivo de los que consumen productos especiales para la pérdida de peso, así como mejorar el rendimiento, aunque este es el caso, sobre todo, de los deportistas. Por su parte, los que no consumen ninguno de ellos es porque nunca se lo habían planteado porque, entre otras cosas, alegan que una dieta saludable ya les aporta todo lo que necesitan.

En resumen, la gran mayoría de la población española consumiría algún tipo de suplemento, principalmente de tipo nutricional, con el fin de mejorar su salud general, percibiéndolos en su mayor parte como seguros, y en gran medida prescritos por profesionales sanitarios.

Eso sí, también arroja este estudio el dato de que en hay un alto porcentaje de autoadministración, adquisición en farmacias, internet y tiendas de dietética. Esta situación, debe considerarse en el contexto de la falta de evidencia científica sobre su seguridad y eficacia de estos productos, por lo que debería considerarse como un posible problema de salud pública.

Al mismo tiempo, y en vista del alto porcentaje de profesionales sanitarios que son prescriptores efectivos de muchos de estos productos, se hace necesario asegurar que, en su formación básica y continuada, puedan adquirir competencias académicas suficientes como para guiar su práctica profesional en principios basados en la evidencia.

No obstante, la falta de certeza de efectos beneficiosos relevantes para la salud y sus eventuales efectos adversos leves y transitorios como los reconocidos en la presente investigación, deben ser considerados a la hora de tomar una decisión profesional, sin olvidar el coste económico que la toma de estos productos representa para sus consumidores y que, en cualquier caso, dejarían de invertir en su salud con suficientes garantías de eficacia.

Incorporación del dietista-nutricionista en la atención primaria

Por otra parte, y considerando la alta disponibilidad, asequibilidad y facilidad de acceso a estos productos, se hace necesario, incrementar los niveles de alfabetización alimentaria y de salud de los ciudadanos para que puedan tomar decisiones informadas. Para este fin, la incorporación del dietista-nutricionista en la atención primaria de salud, formación básica en alimentación saludable y las políticas de salud pública para mejorar los entornos alimentarios, estarían en la base de las acciones necesarias.

Finalmente, y con el fin de facilitar que la información suministrada al consumidor es clara y transparente, especialmente en su eficacia y seguridad, debería armonizarse la regulación europea vigente considerando las particularidades de las normativas nacionales que gobiernan la puesta en comercialización de estos productos en el mercado único. Así mismo, los productos alimenticios a partir de extractos de plantas, deberían adaptar sus declaraciones a las autorizadas por la EFSA en el marco de la regulación sobre declaraciones nutricionales y de propiedades saludables.

En este sentido, los autores de este informe confían en que la Comisión Europea (CE) siga adelante con el compromiso adoptado en la estrategia del Campo a la Mesa para resolver las declaraciones de plantas y sus extractos en suspenso desde 2013 y que afecta a la gran mayoría de productos de estas características en el mercado europeo.

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