El 57% de las jóvenes dice haber sufrido violencias sexuales en espacios de ocio nocturno
El 57 % de las jóvenes consultadas por la Fundación Salud y Comunidad reconoce haber vivido alguna vez en espacios de ocio nocturno situaciones de violencia sexual normalizada, como algún comentario incómodo o insistencias ante una negativa por su parte.
Las cifras están recogidas en un informe del Observatorio Noctámbul@s que la fundación ha presentado este viernes sobre la relación entre el consumo de drogas y las violencias sexuales en contextos de ocio nocturno.
Que el 57 % de las jóvenes haya declarado haber sufrido violencia sexual, una cifra que baja al 4 % en el caso de los hombres, pone de manifiesto, según la Fundación, la alta frecuencia con la que las mujeres sufren el amplio espectro de las violencias sexuales «más normalizadas y legitimadas en la sociedad patriarcal».
De hecho, señala el informe que «parece ser que hay una penalización a través de la violencia sexual intrínseca hacia toda mujer que materializa su pleno derecho a ocupar los espacios de ocio».
Del informe, que incluye la encuesta realizada a alrededor de 1.400 jóvenes, se extrae también que los chicos tienen más dificultades que las chicas para percibir e identificar las violencias sexuales que ocurren en su entorno porque tienen «mucho más naturalizado los comportamientos más sutiles, no visualizándolos como acciones del orden de la violencia sexual».
En cambio, las jóvenes tienen mayor conciencia sobre este tipo de abusos y agresiones «probablemente por haberlas sufrido ellas o alguna chica de su entorno».
La mayoría de las jóvenes agredidas había consumido poco o nada de alcohol, si bien el 26 % afirmó haber consumido hasta llegar al punto de «no poder reaccionar».
El 70 % de los agresores afirmó haber consumido mucho alcohol u otras sustancias y el 42 % de las mujeres víctimas de una violación «sin fuerza, por ejemplo por hallarse en situación de semiinconsciencia» percibió que su agresor había consumido mucho.
Otra de las cuestiones que destaca el informe es que el alcohol es la sustancia más consumida en los contextos de ocio nocturno con un porcentaje idéntico del 69 %, tanto por los chicos como por las chicas.
Son consumos sobre todo voluntarios, un hecho que, según el informe, «juega un papel importante en la culpabilización de éstas cuando sufren violencia sexual».
La Fundación subraya, además, que uno de los lemas más utilizados para sensibilizar y luchar contra las violencias sexuales, «el no es no» es insuficiente porque «puede responsabilizar a las mujeres a manifestar su oposición frente al deseo del otro».
Por ello, el Observatorio apuesta por centrarse en el consentimiento afirmativo «Solo sí es sí», que busca que el deseo se exprese en el libertad.
Otra de las conclusiones del informe subraya que tanto los horarios como la configuración social y física de los espacios de ocio, los recorridos a pie desde éstos hasta las casas o el transporte público en la noche «no son vividos como seguros para las mujeres», que expresan que limita su libertad de movimiento y su derecho a la ciudad.