Investigación científica para dejar atrás la pandemia del Covid-19

Investigación científica para dejar atrás la pandemia del Covid-19

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Pasan los meses, el coronavirus sigue entre nosotros y todos empezamos a estar algo pesimistas y cansados de normas. Pero debemos saber que en el lado de los que de verdad saben, como Julià Blanco, investigador principal del Grupo de Virología e Inmunología Celular de IrsiCaixa, y del Instituto Germans Trias i Pujol, reina el optimismo: por la gran cantidad de iniciativas de vacuna que existen en el mundo; porque se investiga a una velocidad récord: en solo seis meses desde la aparición del primer caso de COVID-19, ya hay tres vacunas muy avanzadas en fase 3; porque la Administración cada vez provee de más PCR; los hospitales tienen más claro cómo actuar y cada vez registran una menor tasa de mortalidad. Aún nos quedan retos, como mejorar los protocolos de detección y aislamiento o la producción y la distribución igualitaria de las vacunas, pero la ciencia está cerca de darnos la mejor de las noticias.

¿Diría que tenemos al virus dominado?

Eso aún no. Ahora conocemos una parte pequeña. El virus genera múltiples síntomas: respiratorios, dermatológicos, cardíacos o circulatorios y deja desde personas asintomáticas hasta fallecimientos. Y un cuadro tan variado sugiere que el virus tiene diferentes mecanismos patogénicos. Debemos explorar eso mucho más a fondo.

¿Qué sabemos hasta ahora en cuanto a la respuesta inmunitaria natural de los pacientes con COVID-19?

Después de estudiar mucho la inmunidad humoral, sabemos que los pacientes con síntomas más severos generan más anticuerpos contra el virus, cuando lo esperable sería lo contrario.

¿Por qué ocurre?

Seguramente porque han visto el virus durante más tiempo, y eso hace que las células que producen anticuerpos estén más estimuladas y produzcan más niveles de estos anticuerpos.

Retrato del investigador Julià Blanco

¿Existe alguna correlación entre edad de los pacientes y respuesta inmune?

Algunos datos sugieren que sí, que hay más respuesta inmunitaria en individuos con más edad. Pero eso está sesgado porque los individuos con más edad son los que generan una infección más severa y entonces, como decíamos, producen más anticuerpos.

Una vez inmunizados, ¿podemos volver a enfermar?

Yo creo que los casos de reinfección van a ser absolutamente anecdóticos.

Otra sorpresa es que no todas las personas que dan positivo en el test de anticuerpos están inmunizadas.

Bueno, en general los anticuerpos sí indican que somos inmunes a una infección. Pero hay algunos individuos que generan muy pocos anticuerpos y ninguno neutralizante (bloqueador del virus), lo que no quiere decir que no estén protegidos, ya que nuestro sistema inmunitario, además de los anticuerpos, tiene otras ramas que pueden protegernos, como la inmunidad celular. Creemos que es el balance de las dos, de la respuesta de anticuerpos y la celular, lo que puede ayudarnos a controlar el virus y diseñar una vacuna.

¿Cuáles son ahora las investigaciones más prometedoras sobre vacunas o tratamientos?

Las tres más avanzadas son la de Moderna, la de la Universidad de Oxford y la de un consorcio chino. Las tres están expresando la proteína spike (las icónicas espículas externas al virus), con diferentes estrategias, y las tres están generando una respuesta inmune muy muy buena, anticuerpos neutralizantes e inmunidad celular, lo que es estupendo porque las dos se ayudan entre ellas y esos anticuerpos generados pueden ser de larga vida.

¿Y qué hay de vuestra vacuna, que, por cierto, es una de las iniciativas mundiales reconocidas por la OMS?

Eso es un reconocimiento al trabajo que estamos haciendo desde IrsiCaixa en colaboración con el Barcelona Supercomputing Center, con el IRTA-CReSA y con el apoyo de Grifols. Estamos generando unas partículas virales, basadas en el VIH, que presentan la spike en su superficie, de manera que van a ser unas partículas no infecciosas pero que se parecen muchísimo al virus original (SARS-CoV-2). Ya lo estamos probando en modelos animales y estamos obteniendo una muy buena respuesta en lo que se refiere a anticuerpos neutralizantes. Queremos llegar a una vacuna que sea capaz de bloquear diferentes coronavirus, desde los ya conocidos SARS y MERS hasta los que vengan. Si podemos predecir cómo serán, podremos evitar otro gran desastre como este.

¿Están más avanzadas las vacunas que los medicamentos?

Sí, pero, aunque aún no tenemos un antiviral suficientemente bueno, sí tenemos unas pautas de tratamiento mucho más claras que al principio. Sabemos que el remdesivir está reduciendo la tasa de mortalidad y el tiempo de hospitalización, y sabemos cuáles son las pautas de antiinflamatorios a administrar con mucha precisión. Por eso, una segunda ola de virus no va a provocar ni una mortalidad ni una extensión tan grande de la infección. Primero, porque estamos concienciados, y segundo, porque el sistema sanitario está mucho mejor preparado.

Entre los investigadores, ¿llegáis a especular con alguna fecha para el lanzamiento de la primera vacuna?

Sí, se especula muchísimo. Algunos hablan de un año, pero lo único que sabemos es que sólo llevamos seis o siete meses desde los primeros casos de infección y ya tenemos tres vacunas muy avanzadas en fase 3. El conocimiento sobre los anteriores coronavirus nos ha permitido reaccionar muy rápido y las agencias del medicamento han allanado mucho el camino. Estamos avanzando en un tiempo récord que nadie se podía imaginar. Tanto esta velocidad como los resultados preliminares de estas tres vacunas nos hacen ser muy optimistas.

Y cuando la vacuna esté lista, ¿veremos una distribución igualitaria a escala mundial?

Ese es el gran reto ahora, más que el científico. El problema en este momento es industrial y logístico, ya que hay que producir millones de vacunas, para lo que se necesitan plantas de producción con la capacidad para hacerlo e inversión. Y luego hay que ver cuál es el beneficio que se va a llevar la farmacéutica y el beneficio del resto de la humanidad. En este sentido, el papel de la OMS y de estos órganos supranacionales es clave para hacer llegar esa vacuna de la manera más rápida y eficaz a la población, sin discriminar entre los diferentes países.

¿A quién deberíamos administrársela antes?

A la población de más riesgo: personas de edad avanzada y personal sanitario, como ya se hizo con la vacuna de la gripe.

En este momento de rebrotes en muchos puntos de España, ¿qué recomendaciones fundamentales nos darías?

En cuanto a la actuación individual: distancia, mascarilla e higiene de manos. Eso es lo básico y lo que tenemos que hacer todos. Pero solo eso no es suficiente. Necesitamos también la acción del Gobierno y de las comunidades autónomas. Necesitamos más PCR y de la manera más rápida posible —porque los test serológicos no nos están informando de cuáles son los casos activos—, y tener muy claros los protocolos para aislar e identificar los contactos de los infectados, básico para realizar una trazabilidad de por dónde circula el virus. Cuantos más test hagamos y más rápido identifiquemos a personas con una infección activa, mejor controlaremos a la COVID-19.

Entrevista: Ana Portolés
Fotografía: Rita Puig-Serra

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