Alejandra Rubio habla de su polémica por la cárcel y sentencia: «Tengo que volver»
Alejandra Rubio ha estado en prisión visitando a su cuñado
La colaboradora de 'Vamos a Ver' está muy integrada en su familia política
Carlo Costanzia ha dado la cara por su novia en plena polémica
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Alejandra Rubio ha roto su silencio sobre un episodio que está dando mucho de qué hablar. Tras varios días en los que su nombre ha protagonizado titulares por un gesto que muchos han considerado inapropiado, ha querido expresar su punto de vista en el programa Vamos a ver. Lo ha hecho con sinceridad, sin evadir responsabilidades y mostrando un grado de autocrítica que hasta ahora no había dejado ver con tanta claridad. El episodio en cuestión, la celebración del cumpleaños de Pietro Costanzia, hermano de Carlo, a las puertas de la prisión italiana donde cumple condena, ha provocado una oleada de reacciones y ha puesto a prueba su resistencia emocional.
La aparición de Rubio en el plató de Telecinco ha estado marcada por la introspección. Según sus propias palabras, el ritmo de vida que ha llevado últimamente le ha hecho perder el rumbo. «Me equivoco muchas veces y tengo que volver a mi camino, tengo que reconducirme», ha afirmado, reconociendo que algunas situaciones le han desbordado. No ha eludido el peso que conlleva estar constantemente bajo la mirada pública, ni el desgaste emocional que suponen los juicios ajenos, muchos de ellos dirigidos con dureza. En lugar de justificar su comportamiento, ha optado por analizarlo, algo que ha sido interpretado por muchos como un intento honesto de volver a tomar el control de su vida.
Alejandra Rubio ha explicado que está aprendiendo a manejar mejor los episodios de tensión y a identificar aquello que no quiere arrastrar consigo. En ese ejercicio de reflexión ha surgido la necesidad de poner límites. Ha anunciado que no volverá a tratar en televisión los asuntos judiciales que afectan a la familia de su pareja, dejando claro que su apoyo será en adelante privado. Consciente de la sensibilidad del tema, la colaboradora ha optado por el silencio como vía para recuperar la serenidad.
La polémica de Alejandra Rubio
El comentario que ha hecho sobre su estado anímico actual ha revelado también una actitud defensiva que ella misma considera poco saludable. «Estoy con la escopeta cargada todo el día (…). Estoy a la defensiva y tengo que volver a ser la persona que era, tengo que dejar de estar enfadada con el mundo», ha expresado al respecto.
El escenario televisivo ha servido como espacio de desahogo, pero también como plataforma para marcar una nueva etapa. Alejandra parece querer dejar atrás la crispación con la que ha afrontado últimamente sus apariciones en los medios y las redes sociales. Su intención, según ha transmitido, es recuperar la calma interior y reconstruir su imagen personal sin renunciar a su autenticidad.
La colaboradora responde a Terelu Campos
En paralelo a la polémica que la ha rodeado en los últimos días, la colaboradora también ha tenido que hacer frente a un comentario lanzado desde el propio plató de Telecinco. Su primo, José María Almoguera, ha manifestado públicamente su deseo de retomar la relación con ella y le ha reprochado que aún no conozca a su hijo, Carlo, quien está a punto de cumplir siete meses.
Con un tono contenido, ha aclarado que ya ha hablado con él. «Lo he visto y ya lo que tenía que hablar con él lo he hablado. Me he mensajeado con él», ha explicado sin darle mayor trascendencia al asunto. También ha querido dejar claro que, al menos por su parte, no hay conflicto alguno con el hijo de Carmen Borrego: «No hay ningún problema», ha zanjado. Con estas palabras, Alejandra pretende disipar cualquier atisbo de tensión familiar y evitar que la conversación se desvíe hacia un terreno del que prefiere mantenerse al margen.
La otra gran cuestión que ha rodeado a Alejandra Rubio en los últimos días tiene que ver con las declaraciones de su madre. Terelu Campos se abrió en canal durante una reciente intervención en el programa De Viernes, en la que abordó sin filtros algunos de los momentos más dolorosos de su vida. Habló de la doble mastectomía a la que se sometió, de sus miedos, de la experiencia de cuidar a su madre durante la etapa final de su vida y del temor profundo que le provoca la enfermedad.
No quiere hablar de su vida privada
Alejandra ha reaccionado a esas palabras desde el respeto, pero también marcando límites. No ha querido entrar en los detalles más delicados de la experiencia de su abuela, y ha explicado su posición con sobriedad. «No hablo de ella en estos aspectos, respeto que lo hagan, pero yo no quiero», ha afirmado. A su juicio, existen conversaciones que pertenecen a la esfera íntima, y en ese sentido ha preferido preservar lo hablado con su madre. «Las conversaciones que hemos tenido en privado se quedan entre ella y yo», ha asegurado.
La diferencia de enfoques entre madre e hija no es un indicio de conflicto, sino de distintas formas de afrontar el dolor. Mientras Terelu ha elegido compartir su historia para acompañar a quienes pasan por situaciones similares, Alejandra opta por reservar sus emociones. Ha dejado claro que su decisión no responde a una falta de empatía, lo único que busca es privacidad.