Sexualidad y Enfermedad Inflamatoria Intestinal

Sexualidad
La sexualidad, algo muy importante en las personas.

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La enfermedad inflamatoria intestinal crónica (EII) engloba fundamentalmente dos entidades, enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa, ambas caracterizadas por ser la consecuencia de una inflamación no controlada y crónica del intestino. Unas de sus características es el hecho de afectar a personas jóvenes en etapas de la vida en que las relaciones interpersonales y el completo desarrollo físico y sexual se está completando.

Es la sexualidad una entidad compleja que está condicionada por muy diversos factores: biológicos, relacionales, psicológicos y culturales. Además, la calidad de vida de los pacientes con EII está condicionada, entre otros factores, por el impacto de la enfermedad en su vida sexual.

Por otra parte, la sexualidad de los pacientes con EII es un tema no abordado con frecuencia en las consultas médicas, siendo varias las razones para ello; de un lado, la ausencia de un tiempo suficiente para las mismas, lo que condiciona que la visita se centre en otros aspectos relacionados con la enfermedad o el tratamiento.

Por otro lado, en otras ocasiones es el propio pudor a abordar este aspecto de la vida del paciente por parte del mismo o de los sanitarios implicados en su cuidado, lo que hace que el problema no sea abordado adecuadamente.

Hemos de tener en cuenta que estudios efectuados en hombres y mujeres con EII muestran que sus tasas de disfunción sexual medidas mediante escalas validadas son superiores a las de la población general, alcanzando un 40-50% en mujeres y un 15-25% en hombres. Los factores que sean vistos implicados en la disfunción sexual pueden tener que ver con la autoestima y la imagen que uno percibe de sí mismo. Ciertos factores como los efectos adversos de algunos fármacos empleados en el tratamiento del brote de EII pueden afectar a esa imagen: aparición de acné, ganancia de peso, estrías…

En otras ocasiones, las cicatrices postquirúrgicas o el hecho de ser portador de estoma también pueden contribuir a que el paciente tenga un impacto negativo sobre su imagen corporal. No podemos perder de vista que la sintomatología asociada a estas enfermedades también puede influir en su vida sexual; dolor abdominal, meteorismo, urgencia e incontinencia fecal o dispareunia que pueden condicionar las relaciones, y por supuesto la existencia de fístulas perianales o las fístulas rectovaginales en el caso de mujeres con enfermedad de Crohn. Y, en sentido contrario, la buena respuesta de los pacientes a las terapias ocasiona mejoría en la calidad de vida, en los parámetros inflamatorios y clínicos, pudiendo disminuir la ansiedad y el estrés, que son aspectos que afectan negativamente la vida sexual.

Por todo lo expuesto previamente, es fácil entender que este aspecto fundamental para garantizar la calidad de vida de los pacientes con EII se ve afectado con frecuencia, y no es evaluado ni afrontado habitualmente. Se hace necesario, por tanto, un mayor conocimiento de este problema, lo que implica formación por parte del personal sanitario que atiende al paciente con EII y, por otra parte, poder cribarlo adecuadamente mediante las herramientas validadas. Finalmente, la atención en las unidades monográficas de EII debería implicar idealmente la posibilidad de una atención psicológica especializada para atender la compleja esfera de la sexualidad y del bienestar emocional de nuestros pacientes.

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