El Ruber Internacional Paseo de la Habana pone en marcha la Unidad de Rehabilitación Cardiaca
El programa tiene como objetivo iniciar la recuperación de los pacientes tras un problema cardiológico.
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Juan tiene 61 años y hace tres meses se sometió a una cirugía cardiaca complicada: un cuádruple bypass. Le preocupaba no poder jugar al tenis nunca más, pero ha vuelto a coger la raqueta y cada día se siente mejor gracias a la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital Ruber Internacional Paseo de la Habana.
Cada semana, Juan visita dos veces la unidad. Ya lleva ocho sesiones en las que hace sentadillas, levanta pesas, sube y baja escaleras y anda sobre una cinta de última generación. La pantalla del ordenador indica que todo va bien y que él, poco a poco, recupera su fuerza física.
Como Juan, hay decenas de pacientes que cada día se ponen en manos del mejor equipo profesional para retomar su actividad física. El objetivo: educar el corazón y orientar al paciente en hábitos de vida cardiosaludables. Es decir: quienes hayan sufrido algún problema cardiovascular hagan vida normal tan pronto como sea posible, aunque en ocasiones se deban adaptar a las limitaciones impuestas por la lesión.
Desde el entrenamiento hasta la vuelta al trabajo
Este programa, abierto a cualquier paciente, tiene como objetivo iniciar la recuperación de los pacientes tras un problema cardiológico a través de cuatro áreas fundamentales de actuación: el entrenamiento físico, el control de los factores de riesgo, el apoyo psicológico y la reincorporación social y laboral tempranas.
Pese a que todos los programas comparten este denominador común, cada uno está especialmente diseñado para cada paciente. «El primer paso es saber cómo ha quedado el corazón después de la lesión. Para ello, el paciente realiza una primera consulta con el cardiólogo especialista en rehabilitación, donde se realiza un ecocardiograma, un electrocardiograma y una prueba de esfuerzo con consumo de oxígeno. Con estas herramientas se diseña un programa de ejercicio específico para cada persona, según su nivel de salud, de entrenamiento y sus necesidades. El programa realizado en el gimnasio debe ser un comienzo en la práctica de ejercicio, pero lo importante es que el paciente traslade lo aprendido a su día a día y continúe realizando ejercicio físico a lo largo de toda su vida», explica la doctora Ana Alegría.
Para ello, la nueva unidad de Ruber cuenta con un equipo multidisciplinar formado por fisioterapeutas, nutricionistas, psicólogos y diferentes especialidades. «No sólo es el ejercicio, hay que cambiar también hábitos de vida y alimenticios», apunta la cardióloga. En el caso de los pacientes fumadores, por ejemplo, se realiza una terapia para deshabituarse del tabaco.
El apoyo familiar, clave
No sólo es vital contar con un apoyo médico, también es muy importante la familia. Los más allegados pueden concienciar a los pacientes de cambiar de hábitos y mejorar la calidad de vida. «Son quienes están cerca de los pacientes y deben ayudarles en la tarea de cambiar hábitos para mejorar la salud de su corazón».
La doctora Alegría ha puesto en valor los beneficios del entrenamiento físico en pacientes con cardiopatías. El ejercicio tiene una importancia vital sobre los factores de riesgo: disminuye el colesterol y los triglicéridos, y en función del consumo energético aumenta la fracción HDL -o ‘colesterol bueno’-. Este programa de rehabilitación facilita el abandono del tabaquismo, facilita el control de peso y la tensión arterial.
Además, según la especialista, en la función plaquetar y en la actividad fibrinolítica -desintegración de los coágulos- introduce cambios favorables, ayuda al crecimiento de capilares en el miocardio, a dilatar la red de colaterales y aumenta el diámetro de las arterias coronarias epicárdicas.
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