Prestar atención a las secuelas del Covid y si los síntomas son persistentes durante meses

¿Cuáles son los síntomas psíquicos de la Covid persistente?
¿Cuáles son los síntomas psíquicos de la Covid persistente?

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El denominado COVID persistente es una patología nueva que ha quedado entre la población tras la pandemia. Según la definición realizada por un grupo de expertos internacionales y publicada recientemente en la revista científica The Lancet Infectious Diseases, se refiere a los síntomas que se producen en personas con antecedentes de infección probable o confirmada de COVID-19, generalmente tres meses después del inicio, que duran al menos dos meses y no pueden explicarse con un diagnóstico alternativo.

Se trata de una patología que es importante distinguir de las secuelas de COVID que aparecen tras padecer la enfermedad de manera grave, generalmente con necesidad de ingreso en UCI, aunque algunos pacientes con secuelas también sufren esta patología persistente.

Continuación de los síntomas durante semanas

Este síndrome se caracteriza por la continuación de síntomas semanas o meses después de la infección inicial, o por la aparición de síntomas tras un tiempo sin ellos, entre 4 y 12 semanas. En muchas circunstancias los síntomas se solapan con las secuelas, lo que incrementa la prevalencia.

Este COVID persistente puede afectar a aproximadamente el 10% de los pacientes que tuvieron COVID-19, aumentando al 15% en los pacientes que sufrieron la enfermedad de forma grave, según afirman los especialistas. según ha destacado el jefe de servicio de Neumología del Hospital Quirónsalud Córdoba, Luis Manuel Entrenas, que ha insistido en la importancia de la vacunación, pues la posibilidad de desarrollar COVID persistente se reduce a la mitad en personas que han completado la pauta de vacunación.

También ha recalcado que la aparición de COVID persistente no está relacionada con la gravedad de la infección inicial, por lo que puede afectar tanto a pacientes leves como a graves hospitalizados y normalmente no tienen antecedentes de patologías previas.

Las razones que pueden llevar a esta patología se centran en tres hipótesis: la de la persistencia viral, que provoca un estado inflamatorio crónico, la hipótesis inflamatoria (permanencia de restos virales que fomentan la inflamación), y la hipótesis del trastorno de la inmunidad, en el que el sistema inmune del paciente reacciona de manera exagerada, provocando un problema de autoinmunidad.

Lo que ocurre posiblemente, según ha detallado el especialista, es una combinación en diferente proporción de estas tres hipótesis, provocando así la aparición de diferentes formas clínicas de intensidad y afectación muy variada.

El COVID persistente puede afectar a cualquier persona sin importar la edad, sexo y condición, aunque el 50% de los pacientes se encuentran entre los 36 y los 50 años y la mayoría son mujeres. Se están empezando a describir también casos en menores, pese a que entre este colectivo la gravedad suele ser menor.

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes?

Se han descrito múltiples síntomas que pueden fluctuar o persistir en el tiempo, empeorar con el esfuerzo físico y mental y provocar limitación de la capacidad funcional. Los más frecuentes son cansancio, malestar general, dolor muscular y articular, mareos, fiebre y trastornos del sueño.

Entre los síntomas respiratorios, los más comunes son tos y sensación de falta de aire, también pueden producirse síntomas digestivos como diarrea, pérdida de apetito y dolor de estómago. Entre los dermatológicos se encuentran erupciones, caída del pelo y debilidad en las uñas, entre los neurológicos, dolor de cabeza, dificultad para concentrarse, pérdida de gusto y olfato, parestesias y alteraciones del estado de ánimo.

También puede producirse dificultad para tragar, pitidos en los oídos, ojos secos y conjuntivitis, así como cardiovasculares como palpitaciones y cambios en la tensión arterial.

Síntomas complicados de medir

El Dr. Entrenas ha resaltado que el problema de estos síntomas es que muchos son poco medibles. Por ejemplo, no hay un marcador en una analítica que «nos haga fácilmente diagnosticable el COVID persistente con síntomas como sensación de falta de aire, dolor de cabeza o pitidos en los oídos». Cuando se tienen cinco síntomas o más durante la primera semana de enfermedad por COVID-19 hay una mayor predisposición a tener COVID persistente y en los mayores de 70 años la pérdida de olfato puede predecir su aparición.

Por tanto, no se dispone de un tratamiento específico para estos pacientes, por lo que el tratamiento en general es sintomático. Se distinguen medicamentos que se dirijan a combatir el trastorno inflamatorio combatiendo la principal acción del virus, la tormenta de citoquinas.

Además, en los pacientes que han sufrido un COVID grave «hay que implementar medidas correctoras de los déficits nutricionales, de la reposición de masa muscular y añadir rehabilitación e incluso tratar el daño psicológico, por lo que la atención a estos pacientes debe ser multidisciplinar, «incluyendo de manera muy importante a profesionales de Enfermería, que sabe valorar muy bien la atención domiciliaria, el apoyo a los familiares y cuidadores, así como detectar las necesidades de cuidados que puedan aparecer», ha destacado.

Una consulta multidisciplinar de COVID de larga duración

Los servicios de Cardiología y de Medicina Interna del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid ponen en marcha la Consulta multidisciplinar de COVID de larga duración.

Los pacientes que acudan a la consulta de alteraciones cardiovasculares por COVID-persistente serán diagnosticados y tratados por personal especializado en la atención a enfermos con COVID-19; por lo que serán sometidos a pruebas diagnósticas cardiovasculares, como la resonancia magnética cardiaca de alta resolución que permitirá observar y cuantificar el edema miocárdico en el músculo cardiaco.

Según el último número de Nature Medicine, las personas que superan la infección por SARS-Cov2 tienen un mayor riesgo de padecer alteraciones cardiovasculares (desde accidentes cerebrovasculares, arritmias, enfermedad isquémica, pericarditis, miocarditis y enfermedad tromboembólica) más allá de los 30 días tras la infección y ha alertado de la alta carga de enfermedad cardiovascular en este grupo de población que debe ser atendido por equipos especializados.

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