Hasta el 31% de los pacientes podrían beneficiarse

Menos inyecciones para la degeneración macular, en el horizonte

Investigadores estadounidenses buscan un método para identificar casos de degeneración macular que pueden interrumpir el tratamiento de forma segura

Menos inyecciones para la degeneración macular, en el horizonte
• Estudian cómo identificar los casos que no requieren terapias inyectadas.

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Un nuevo estudio de la Universidad Johns Hopkins, aún en fase preliminar, sugiere que hasta el 30% de los afectados por degeneración macular asociada a la edad (DMAE) húmeda podría dejar el tratamiento con inyecciones sin por ello perder visión. Participaron 106 personas con esta enfermedad.

De acuerdo con los investigadores, aún es pronto para definir el momento en el cual puede interrumpirse este tratamiento o cuáles son los pacientes que podrían beneficiarse, pero los resultados vienen a engrosar un número creciente de estudios que indican que muchas personas con la enfermedad podrían no necesitar terapia mensual con inyecciones oculares de por vida, que es la recomendación actual para todos los casos.

La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) húmeda es una enfermedad que afecta a los vasos sanguíneos en la parte de la retina que regula la visión central, llamada mácula. Es la causa más frecuente de pérdida de visión en personas mayores de 50 años. La mayoría de los pacientes que pierden visión por DMAE tienen la forma «húmeda», que se caracteriza por un crecimiento anormal de vasos sanguíneos, de los que escapan fluidos dañinos en los tejidos oculares sensibles a la luz.

Los autores del nuevo trabajo indican que hay determinadas proteínas que se producen en los ojos y que analizar su presencia podría ayudar a desarrollar una prueba que identificara a los pacientes en esta situación.
Akrit Sodhi, catedrático de oftalmología en esta universidad, explica que el test podría servir para seleccionar, en las primeras fases de la enfermedad, cómo responderá un paciente al tratamiento y cuándo sería posible suspenderlo. Su trabajo se ha dado a conocer en la revista científica Journal of Clinical Investigation.

El tratamiento de la DMAE húmeda consiste en la administración de inyecciones en los ojos una vez al mes o cada dos meses con medicamentos de la familia de los anti-VEGF, que reducen la formación de nuevos vasos sanguíneos o la inflamación, según la Academia Americana de Oftalmología.

Aunque se trata de terapias eficaces, la necesidad de acudir a recibirlas es un reto para muchos pacientes, de acuerdo con los autores de este nuevo trabajo. Sodhi y sus colaboradores analizaron los resultados del tratamiento en 106 pacientes con DMAE húmeda tratados en el Instituto Oftalmológico Wilmer, adscrito a su universidad, y dos centros asociados entre 2013 y 2020.

Cada uno de los participantes se incluyó en un plan de inyecciones oculares con anti-VEGF, con seguimiento de su respuesta y una evaluación para determinar si necesitaban otra inyección en cada visita a la consulta o podrían pausar la pauta (sin tratamiento hasta que hubiera evidencia de que la enfermedad estaba activa) hasta la siguiente. En los ojos sin tratamiento en los que no había signos de acumulación de fluidos ni pérdida de visión al cabo de 30 semanas de seguimiento se consideró que era seguro dejar la terapia de forma paulatina.

Transcurrido un año, casi un tercio de los pacientes habían dejado las inyecciones en al menos uno de los ojos: 38 de 112 (31%). Un pequeño porcentaje aún requería inyecciones cada mes (17%). En la mitad restante, el tratamiento se mantuvo a intervalos de 6-12 semanas, y algunos de esos pacientes acabaron dejando el tratamiento de forma paulatina al cumplirse dos años en terapia.

Según Sodhi, «en general, los pacientes que pudieron hacer una pausa obtuvieron mejores resultados, incluso a pesar de no haber recibido los medicamentos anti-VEGF: tenían mejor precisión visual, ganancia de visión y menos cantidad de fluido en la retina».

Biomarcador potencial: apolipoproteína B100

Ahora, los investigadores buscan biomarcadores (elementos que puedan detectarse en pruebas de diagnóstico) que puedan distinguir a los pacientes que requieren inyecciones mensuales de los que no. Antes de empezar su estudio, el equipo recogió pequeñas muestras de fluido de los ojos afectados, y repitieron el procedimiento en las siguientes visitas de muchos de los participantes.

En esas muestras han identificado diferencias en los niveles de 172 proteínas entre pacientes que pudieron pausar el tratamiento y pacientes que tuvieron que seguir. En un experimento, han escogido una de esas proteínas (apolipoproteína B100), que en otros estudios ha mostrado ser un componente importante del material que se acumula bajo la retina en pacientes con DMAE. Así, han visto que esta proteína está presente en cantidades mucho más elevadas en los pacientes que pausaron la terapia. Creen que podría tener un efecto protector.

En cualquier caso, piensan que habrá que llevar a cabo estudios con más pacientes antes de poder recomendar pausas en los tratamientos.

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