Los médicos «recetan» meditación para los pacientes con enfermedades del corazón
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Cuatro meses de meditación se traducen en mejor calidad de vida para quienes viven con enfermedad de las arterias coronarias, según han expuesto los especialistas reunidos en Málaga con motivo del congreso sobre medicina preventiva de la Sociedad Europea de Cardiología.
Ana Luisa Vitorino Monteiro, investigadora de la Universidad de Lisboa (Portugal), ha dicho en el encuentro científico que es muy normal sentirse angustiado y desanimado después de un diagnóstico de enfermedad cardiaca. «Nuestro estudio sugiere que la meditación podría ser un complemento útil de la terapia estándar con ejercicios de rehabilitación».
Está demostrado que el estrés, la ansiedad y la depresión guardan relación con el desarrollo y la progresión o avance de las cardiopatías. La presentación de enfermedad cardiovascular, por su parte, incrementa -y puede llegar a duplicar- el riesgo de desarrollar problemas de salud mental. Por otra parte, también se sabe que los pacientes con enfermedad cardiovascular que sufren alguna alteración de salud mental necesitan apoyo adicional para cumplir con todas las recomendaciones de sus médicos en cuanto a cambios en el estilo de vida y cumplimiento de la terapia con medicamentos.
Metodología del estudio
Lo que hicieron los autores de este nuevo estudio fue analizar el efecto de la meditación en el estrés, la ansiedad, la depresión y la calidad de vida de personas con enfermedad de las arterias coronarias. En su trabajo incluyeron 40 personas que habían participado en un programa de rehabilitación cardiaca basado en actividad física durante al menos seis meses. La media de los participantes fue de 65 años, el 20% de ellos eran mujeres. A los miembros del grupo se les asignó al azar a una práctica adicional de meditación durante cuatro meses o bien a seguir la rehabilitación convencional. El programa de meditación elegido se conoce como «karuna», y se basa en la atención a la respiración y pensamientos compasivos.
El grupo asistió a sesiones semanales de 90 minutos durante un mes, y en los tres siguientes se les pidió que meditaran durante 20 minutos al día por su cuenta o bien usando una grabación de apoyo que habían elaborado los investigadores. Recibieron una llamada semanal para recabar información sobre estas actividades y su estado de salud. Los científicos evaluaron el estrés, la ansiedad, la depresión y la calidad de vida de los participantes al comienzo del estudio y después de cuatro meses con un cuestionario validado.
Entre el comienzo de la actividad y su finalización, los valores medios de depresión, estrés y ansiedad se redujeron en el grupo de meditación en un 44%, 31% y 29%, respectivamente. Las personas del grupo de rehabilitación convencional, sin esta actividad, mejoraron en esos valores en solamente un 3% para cada uno. Durante el mismo periodo de estudio, las valoraciones medias en la dimensión emocional de la calidad de vida mejoraron en un 60% en el grupo de meditación, y empeoraron un 2% en los otros pacientes.
«La meditación es fácil, puede hacerse en prácticamente cualquier sitio y no requiere ningún equipo especial. Nuestro estudio muestra que puede mejorar el bienestar psicológico y la calidad de vida de los pacientes con cardiopatía, de modo que esperamos que también pueda ser el comienzo de un estilo de vida basado en elecciones saludables», ha valorado la investigadora.