Psicóloga infantil

María Luisa Ferrerós: «La mitad de lo que entra por el estómago va directo al cerebro»

"El exceso de azúcar provoca ansiedad e impulsividad incontrolada en los niños"

Las personas con trastornos de la conducta alimentaria tienden al aislamiento, según los expertos

alimentación
"El cerebro está formado en un 80% por grasa omega 3 y omega 6", recuerda.

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¿Cómo afecta la alimentación  al comportamiento infantil? ¿Puede el exceso de azúcar influir en la conducta? ¿Sabías que un cerebro sin suficiente magnesio puede hacer que los menores no estén atentos en el  colegio o que muestren irritabilidad? ¿O que la falta de hierro, en edades tempranas, puede tener consecuencias irreversibles en sus  neuronas? ¿O que niños y mayores no deben comer igual? Estas son algunas de las preguntas a las que responden en su nueva obra la psicóloga infantil María Luisa Ferrerós y la doctora en Biología Victoria Revilla Sánchez «Dime qué come y te diré cómo se porta», que la Editorial Planeta define como «un libro esencial para fomentar hábitos saludables y corregir conductas inadecuadas en niños y  adolescentes».

Se trata de una guía completa con pautas alimenticias y ejemplos de menús equilibrados para mejorar el desarrollo y comportamiento de los más pequeños. «La mitad de lo que entra por el estómago va directo al cerebro. Nuestra dieta actual es demasiado  rica en alimentos procesados y, en general, pobre en grasas buenas y vegetales, lo que puede afectar  tanto al desarrollo intelectual como al comportamiento infantil», destacan las autoras, quienes proponen ejemplos de menús equilibrados con todos los alimentos esenciales para un correcto desarrollo cerebral y combatir la tristeza, la inapetencia o la ansiedad en los niños, desde que son  bebés hasta la adolescencia.  

La psicóloga infantil María Luisa Ferrerós, autora de numerosos libros con los que ha conseguido vender más de 100.000 ejemplares y han sido traducidos a varios idiomas, es entrevistada por OKSALUD. Esta obra está escrita también por la doctora en Biología por la Universidad de León, Dra. Victoria Revilla, especialista en neurociencia, biología y farmacología, que se ocupa de la parte de alimentación.

PREGUNTA.- ¿Podría explicar cómo influye la alimentación en el comportamiento infantil y el desarrollo cognitivo?

RESPUESTA.- Esta es una pregunta muy general, que podría hacer spoiler del libro. Voy a explicar una cosa que me parece importante, ya que seguro todos conocéis al psicólogo Abraham Maslow, que estableció la famosa pirámide de Maslow, en la que se explican las necesidades básicas del ser humano. En la base de esta pirámide está la alimentación. Si tú no comes bien y no te alimentas bien, no puedes estar bien ni desarrollar tu parte cognitiva, tu parte emocional o tu parte social.

Por lo tanto, la alimentación y el sueño son las bases fisiológicas, que están en la base de esta pirámide de comportamiento de Maslow, que afectan a todo el desarrollo del comportamiento infantil, tanto cognitivo, como emocional y social. Fijándonos en esta pirámide, queda clarísimo que la alimentación es una piedra base del comportamiento y desarrollo infantil.

P.- En su opinión, ¿qué impacto tiene el exceso de azúcar en la conducta de los niños?

R.- En esta pregunta, primero quiero aclarar que los niños necesitan energía. Y, como necesitan energía, necesitan hidratos de carbono, glúcidos y azúcar. En el libro hablamos del exceso de azúcar, del azúcar que está oculto en alimentos que nosotros no pensamos que tienen azúcar y que luego provocan una ansiedad, una impulsividad y una irritabilidad en los niños, que no saben autogestionar ni autocontrolar.

Entonces, hemos de tener en cuenta que los niños sí pueden tomar energía en forma de azúcar, pero cuando nos pasamos de un límite y no somos conscientes de que están consumiendo azúcar en diferentes alimentos como, por ejemplo, en una salsa de tomate, en una pizza, en el pan… Porque hemos de tener en cuenta que el azúcar es un conservante y, por lo tanto, se utiliza en muchísimos alimentos pero queda oculto, pues ese exceso es lo que provoca la ansiedad y la impulsividad incontrolada en los niños.

P.- ¿Qué alimentos o nutrientes son esenciales para un correcto desarrollo cerebral en niños y adolescentes?

R.- Los niños y adolescentes que están en crecimiento y que, por lo tanto, tienen que acabar de formar el cerebro, las conexiones cerebrales, la mielinización y tienen que crecer, necesitan todos los nutrientes. Es decir, hemos de hacer una dieta variada que complemente todos los grupos de alimentos, como la dieta mediterránea. Y tenemos que tener hidratos de carbono, minerales, vitaminas, verduras, frutas, lácteos, proteínas y grasas saludables. 

P.- ¿Cómo afecta la deficiencia de magnesio al comportamiento y la atención en los menores?

R.- El magnesio es fundamental para que los neurotransmisores manden las señales correctas. Si un niño no consume suficiente magnesio tendrá una mala regulación de dos neurotransmisores claves, que son la dopamina, que controla nuestros niveles de atención, y la serotonina, que regula nuestro estado de ánimo. 

P.- ¿Podría detallar las consecuencias de la falta de hierro en edades tempranas sobre las neuronas y el desarrollo cognitivo?

R.- El hierro es esencial para el proceso de mielinización neuronal, que es muy importante en los primeros años de vida. Por lo tanto, una falta de hierro podría tener efectos irreversibles en el cerebro del niño, de manera que tendría dificultades de aprendizaje y dificultades en el rendimiento escolar. Por eso, actualmente se prescribe a las embarazadas hierro y las papillas de los bebés están enriquecidas con hierro. Es decir, que el coeficiente intelectual, que ha subido en gran medida desde hace 100 años, se debe en gran parte a la ingesta de hierro que viene determinada por una buena alimentación. Una alimentación basada en carnes y pescados, que son la fuente principal del hierro. 

P.- En su libro, menciona menús equilibrados para combatir la tristeza y la ansiedad en los niños. ¿Podría compartir algunos ejemplos concretos de estos menús?

R.- Para combatir el decaimiento y la tristeza, nos interesan los alimentos que contengan vitamina B, vitamina B9, que se hallan en los cítricos, en verduras de hoja verde, en la carne de ternera y en el arroz integral. Por lo tanto, podríamos hacer un menú que sea de unas espinacas con arroz y un poco de carne y de postre una naranja, por ejemplo.

P.- ¿Cuáles son algunas de las falsas creencias más comunes sobre la alimentación infantil que intenta desmontar en su libro?

R.- Las más importantes a destacar creo que son la de que las grasas son malas, ya que los niños han de comer grasa, puesto que el cerebro está formado casi un 80% por grasa omega 3 y omega 6. Por ello, es importante que los niños consuman grasas saludables. Entonces, estamos a favor de los fritos en aceite de oliva o del aguacate, ya que hay que intentar que los niños coman bastante grasa saludable.

Otro mito que me gustaría destacar es el de que la leche no es buena. Ahora todo el mundo está con las bebidas vegetales. De las bebidas vegetales yo recomiendo la horchata, que es la que tiene los niveles de fosfolípidos saludables mejor de todas, según un estudio de la NASA. Y, asimismo, destacar que la leche de vaca tiene calcio, que no tiene las bebidas vegetales, y tienen proteínas de alto nivel. Entonces, es una falsa creencia que creo que también es importante rebatir.

Y, por último, destacaría otra falsa creencia que es sobre el trigo. Ahora estamos todos contra el gluten por el trigo, pero si comparamos trigo y arroz, el trigo sale ganando a nivel de macronutrientes, porque la proteína del trigo se encuentra en el germen, no en la cáscara, y en camión en el arroz es al revés. Por lo tanto, el trigo sigue manteniendo las propiedades nutricionales y el arroz deberíamos de comerlo con cáscara para que las mantuviera. Por lo que este es otro mito que tenemos que rebatir.

P.- ¿Qué diferencias principales deben tenerse en cuenta al comparar la alimentación necesaria para niños y adultos?

R.- La diferencia más importante es que las necesidades tanto calóricas como de macronutrientes no son las mismas en un niño que en un adulto, puesto que el niño está en formación, está en crecimiento, y tiene que acabar de formar su cerebro. Esto es muy importante, ya que el cerebro de los niños no está acabado, todavía se tienen que recubrir con mielina todas las neuronas, tienen que conectar, tienen que crecer y duplicar su tamaño… y los adultos no. Por lo tanto, las necesidades tanto nutricionales como de calorías son muchísimos mayores en los niños. Por lo cual, los niños han de comer más, más variado y con todos los grupos alimentarios, y en los adultos ya no es tan necesario. La mitad de lo que entra por el estómago va directo al cerebro.

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