Grasa parda: el combustible natural para un ejercicio más eficiente y una vida más larga
A diferencia de la grasa blanca, que almacena energía, la grasa parda la quema para generar calor, especialmente en climas fríos
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Durante años, la grasa corporal ha sido vista como el enemigo de una vida saludable. Sin embargo, no toda la grasa es igual. Un nuevo estudio pone en el punto de mira a la grasa parda, un tipo especial de tejido adiposo que no solo ayuda a quemar calorías, sino que ahora se ha descubierto que puede mejorar el rendimiento en el ejercicio y promover una longevidad saludable.
La grasa parda, también conocida como tejido adiposo marrón, es un tipo de grasa metabólicamente activa que se encuentra en pequeñas cantidades en el cuerpo humano, principalmente en el cuello, la espalda y el área superior del pecho. A diferencia de la grasa blanca, que almacena energía, la grasa parda la quema para generar calor, especialmente en climas fríos.
Los científicos han demostrado que este tejido cumple un papel clave en la regulación del metabolismo, pero los nuevos hallazgos van más allá, sugiriendo que también podría influir en nuestra capacidad física y en la calidad de vida a largo plazo.
El tejido adiposo marrón (BAT, por sus siglas en inglés), conocido también como grasa parda, mejora el rendimiento ejercicio y favorece el envejecimiento saludable, según revela un nuevo estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de Rutgers New Jersey (EEUU).
A diferencia de la grasa blanca normal, que almacena energía, la grasa parda ayuda al cuerpo a mantenerse caliente y potencia el metabolismo. Según los autores del estudio publicado en ‘Aging’, este proceso también puede ayudar a proteger contra afecciones como la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
Esta perspectiva de investigación pone de relieve las principales conclusiones de múltiples estudios sobre la grasa parda. Si bien la mayoría de los estudios han demostrado que el ejercicio regula la activación de la BAT y aumenta su densidad, son relativamente pocos los que han demostrado que la propia BAT puede aumentar directamente el rendimiento del ejercicio.
Un ejemplo notable es el de los ratones ‘RGS14 knockout’, un grupo modificado genéticamente conocido por su mayor longevidad. Cuando se trasplantó BAT de estos ratones a ratones normales, los receptores mostraron una mayor resistencia al correr tan sólo tres días después del trasplante. En cambio, la grasa parda de ratones no modificados tardó mucho más en producir mejoras similares.
Estrés celular
Estos resultados ponen de relieve las propiedades únicas de la BAT para mejorar el rendimiento físico. Los investigadores destacaron también que la BAT mejora la circulación sanguínea y reduce el estrés celular, lo que podría ayudar a combatir la pérdida de masa muscular, la fatiga y el deterioro metabólico relacionados con la edad.
Los autores sugieren que los tratamientos diseñados para imitar los beneficios de la grasa parda podrían conducir a enfoques innovadores para mejorar los niveles de energía, mantener un peso saludable y apoyar la salud del corazón.
«En vista de la capacidad de la BAT para mediar en la longevidad saludable y mejorar el rendimiento del ejercicio, es probable que un análogo farmacéutico de la BAT se convierta en una modalidad terapéutica novedosa», aseguran los autores del estudio.
En conclusión, la investigación continuada sobre este tema puede conducir al desarrollo de nuevas terapias prometedoras que ayuden a los adultos mayores a llevar una vida más activa al tiempo que reducen el riesgo de padecer afecciones crónicas relacionadas con la edad.