Dr. Emilio Sánchez: «Las proteínas en polvo se toman por moda, no por necesidad”
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Cuando se habla de proteína en polvo, se hace referencia a un producto obtenido a partir del suero de la leche. El consumo de este producto, se ha visto incrementado en las últimas décadas en forma de suplementos.
La proteína del lactosuero presenta una rápida asimilación, fácil digestión y posee un buen perfil de aminoácidos. Estas cualidades, han hecho de la proteína en polvo una opción válida para tomar antes, después o durante el ejercicio físico de fuerza, según el objetivo personal de cada individuo, señalan desde la Fundación Ortega-Marañón.
Según un estudio publicado en la revista médica Scielo, «los suplementos de proteína no tienen un efecto significativo en el aumento de la masa muscular y fuerza, aunque podrían tener un efecto positivo en el aumento del rendimiento y la masa muscular en individuos con ingesta dietética y entrenamiento adecuado, después de realizar entrenamiento de fuerza prolongada en el tiempo».
Ante la diversidad de opiniones a cerca de los beneficios de la ingesta de proteína en polvo y las consecuencias que esta puede tener para la salud de sus consumidores, en OKSALUD entrevistamos al jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario de Cabueñes de Gijón Asturias y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Nefrología (SEN) Emilio Sánchez Álvarez.
PREGUNTA.- ¿Por qué se toman proteínas en polvo?
RESPUESTA.- No tengo una respuesta definitiva, pero en mi opinión, las proteínas en polvo se toman por moda, no por necesidad. Actualmente, el culto al cuerpo se ha convertido en una necesidad: todo el mundo quiere estar fuerte y tener músculos, influenciados por las redes sociales. Y para ello, sobre todo la gente joven, porque este tema del consumo de proteínas en polvo yo creo que es un asunto relacionado con la gente joven, yo pienso que está relacionado con esta moda.
Tener una imagen inteligente no es atractivo, la persona atractiva es la que tiene musculitos, la que va al gimnasio, la que tiene pelo estupendo… y yo creo que que modas de consumir proteínas en polvo viene por ahí. Es mi opinión. Yo, como no las he tomado nunca, tampoco puedo asegurar que sea así, pero creo que está relacionado con esto.
Si tú quieres tener músculos, tener tableta o los brazos más musculados, o la parte que quieras, aparte de dedicarle horas al gimnasio, necesitas un aporte extra de proteínas. Lo puedes conseguir con el consumo de claras de huevo de muchas pechugas de pollo, pero es más fácil con estas proteínas en polvo.
P.- ¿Es necesario realizar una analítica o estudio previo a su consumo?
R.- Esto es un tema que me preocupa mucho. Cualquier producto farmacéutico para salir al mercado necesita estudios de seguridad y se comprueba que no producen daño a los pacientes. Muchos pacientes no quieren tomar pastillas porque piensan que les pueden sentar mal; sin embargo, la gente consume estos productos de proteínas en polvo sin ningún tipo de control.
Tú te apuntas al gimnasio (lo digo porque yo me he apuntado alguna vez) y te preguntan qué quieres. “Yo quiero estar ‘cachitas’”. Te mandan unos ejercicios y ya el primer día te dan un bote de proteínas para que te lo tomes. Además de ser caras, en mi opinión, no se pueden consumir sin haberse hecho antes unos análisis de función renal.
La gente joven, no se ha hecho muchos análisis en su vida. La gente mayor sí, con frecuencia va a su médico de Atención Primaria o a Urgencias por cualquier problema y se le hace un análisis. Pero un chico de 20 años, probablemente, no se haya hecho un análisis en su vida. Y, no muchas personas, pero sí hay un porcentaje jóvenes que tienen problemas renales sin saberlo, porque la enfermedad renal crónica es una enfermedad silenciosa.
P.-¿Qué consecuencias puede tener la ingesta de proteínas en polvo sin supervisión?
R.- Si tú consumes estos productos y tienes algún daño renal, van a venir las complicaciones. Estos productos, lo que hacen es aumentar la pérdida de proteínas por la orina y esta pérdida de proteínas por la orina, va a seguir dañando el riñón, convirtiéndose en un círculo vicioso que va a hacer que se acabe perdiendo un riñón.
Esto ocurre en pocos casos, pero yo me pregunto qué necesidad se tiene de consumir estos productos sin control para estar ‘cachitas’ o estar más fuertes, ya que no nos va a servir para nada porque vamos a acabar en diálisis o con algún trasplante.
Mi recomendación es que nadie los consuma sin una supervisión médica: y me refiero a médica, no a un monitor de un gimnasio. Esta persona, será un profesional de lo suyo, pero no de la salud.
P.- ¿Dejar de consumir la proteína es suficiente para reparar el daño causado?
R.- La enfermedad de los riñones es una enfermedad silente, de la cual no te enteras hasta que es demasiado tarde. Si eres una persona joven que tiene los riñones sanos, no te va a producir daños. Pero, por seguridad, creo que no debería consumirse abiertamente.
Además, las autoridades sanitarias nunca han emitido ningún informe ni recomendación a este respecto. Por lo cual, cualquier persona consume ‘sin mirar’ y lo toma con la tranquilidad de “qué bien que me estoy poniendo fuerte”. Yo creo que es necesaria alguna recomendación al respecto para ser precavidos y no caer en este pequeño porcentaje que existe, y puede conducir a una insuficiencia renal grave.
El riñón es un órgano en el que lo que va perdiendo por cualquier motivo, no lo regenera: se ha perdido. Además, hay un mecanismo por el cual la parte del riñón que no se ha dañado, intenta trabajar más para compensar la función que ha perdido, sea cual sea la causa. Este aumento de actividad, va a hacer que, con el tiempo, también se dañe la parte sana. Es como un coche: si lo sacas poco del garaje, va a durar más que si haces todos los días 500 kilómetros. Además, el otro riñón también va a realizar un sobreesfuerzo para compensar el mal funcionamiento del riñón dañado y, al final, también va a perder funcionalidad y no se va a recuperar.
P.- ¿Cómo puedes darte cuenta de que las proteínas en polvo están dañando tus riñones?
R.- Este es el problema más importante: tú no te vas a enterar porque la enfermedad renal crónica es silenciosa y sólo da síntomas cuando los riñones han llegado a su final, cuando ya se necesita diálisis. Por el camino, salvo que se haga un análisis de sangre o de orina, no te vas a enterar de nada. Por tanto, no hay una señal de alerta que diga “tengo que dejar de tomar estas proteínas”. Y esto hace que las sigas consumiendo con alegría porque te ves muy bien, ves que tu cuerpo se está desarrollando, y esto es un estímulo positivo para seguir tomándolas.
Creo que la gente, sobre todo la gente joven -porque desconoce los peligros que se asocian a su consumo- necesita tener información y que las autoridades sanitarias regulen el consumo de estos productos, que no sea lo mismo que tomar unos polvos de proteína que una manzana. Tómate todas las manzanas que quieras, pero estos productos tienen que estar bajo supervisión médica. ¡Que no se vendan en un supermercado, sino que estén regulados! Además, buscan ciertos sabores para que la gente los consuma. Si tuvieran otro sabor, seguramente la gente no los consumiría. Asimismo, les meten aditivos, y esos aditivos son elementos que tampoco son buenos para el organismo. Sobre todo para la gente joven, aconsejo que no se los tomen sin antes haberse realizado una analítica y que recorten su tiempo de consumo.
P.- ¿Conocen casos de personas cuyos riñones se hayan visto dañados por el consumo de proteína? ¿Pueden contarnos alguno?
R.- He visto a una persona, concretamente un campeón de culturismo de una comunidad autónoma, tenía un cuerpo muy muy musculado, consumía muchísimas proteínas en polvo, comía 12 claras de huevo al día y 1 kg de pechuga de pollo todos los días… Toda su alimentación eran proteínas. Esta persona no se hacía analíticas,¡ y, cuando por fin se hizo un análisis, fue directo a hemodiálisis a la espera de un trasplante. Esto es la consecuencia de tener una enfermedad renal de base previa, o un poco dañado el riñón sumado al consumo de todas estas proteínas. Por esto insisto, en que no son muchos casos los que acaban en trasplante, pero es un daño gratuito.