puede llegar a duplicarse

La diabetes y la enfermedad cardiovascular aumentan el riesgo de demencia

Nuevos datos avalan la necesidad de cuidar la salud cardiovascular y metabólica para mantener a raya el riesgo de demencia

La diabetes y la enfermedad cardiovascular aumentan el riesgo de demencia
Con estos nuevos datos sobre la relación entre estas enfermedades, la prevención es aún más importante.

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Las personas con al menos dos de las siguientes enfermedades: diabetes tipo 2 (la que se desarrolla en la vida adulta), enfermedad cardiaca o ictus pueden llegar a tener un riesgo de desarrollar demencia que duplica el de la población general. Con estos nuevos datos sobre la relación entre estas enfermedades, la prevención de la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares es aún más importante, ya que constituye una estrategia eficaz para reducir el riesgo de demencia. Uno de los últimos trabajos de investigación que avala esta teoría lo han realizado investigadores del Instituto Karolinska (en Suecia), que lo han dado a conocer en la revista científica Alzheimer y Demencia.

La diabetes tipo 2, la enfermedad cardiaca o cardiopatía (enfermedad isquémica, insuficiencia cardiaca o fibrilación auricular) e ictus, un grupo de condiciones a las que se suele denominar «enfermedades cardiometabólicas», son los factores de riesgo clave para desarrollar demencia.

«Pocos estudios han examinado cómo el riesgo de demencia se ve afectado por tener más de una de estas condiciones de forma simultánea, de modo que eso es precisamente lo que quisimos analizar en nuestro estudio», ha dicho Abigail Dove, estudiante de doctorado en el Centro para Investigación del Envejecimiento adscrito al Departamento de Neurobiología del Instituto Karolinska.

La demencia es una condición que se va desarrollando lenta pero progresivamente con el paso de las décadas. Suele presentarse por primera vez como un declive cognitivo gradual que solamente se aprecia con precisión cuando se somete a la persona afectada a pruebas cognitivas diseñadas para su diagnóstico. A partir de ese punto, avanza y progresa hasta el estado de deterioro cognitivo, que se caracteriza porque el individuo empieza a notar que le falla la memoria, pero aún no depende de otras personas para desenvolverse. La fase final es la demencia.

Más de una enfermedad cardiometabólica

Los investigadores obtuvieron datos para el análisis de la base de datos nacional Estudio Sueco sobre Envejecimiento y Atención Sanitaria. Con la información correspondiente a 2.500 personas sin demencia y sanas que tenían más de 60 años, residentes en el área de Kungshomen (en Estocolmo) realizaron su análisis.

Al comienzo del estudio, se evaluó la incidencia de enfermedades cardiometabólicas a partir de las historias clínicas de los participantes. Después se siguió su evolución a lo largo de un periodo de 12 años. En ese tiempo se les realizaron reconocimientos médicos y se les sometió a pruebas cognitivas para monitorizar los cambios en cuanto a capacidad cognitiva y desarrollo de demencia.

La presencia de más de una enfermedad cardiometabólica aceleró la velocidad del declive cognitivo y duplicó el riesgo de padecer alteraciones cognitivas y demencia, que se presentaban dos años antes de lo que cabía esperar por el perfil de los sujetos. La magnitud del riesgo aumentaba aún más si la persona padecía alguna enfermedad adicional.

Según Dove, por lo que se ha visto en este estudio, la combinación de diabetes y cardiopatía -por un lado- y la de diabetes, cardiopatía e ictus -por otro- fueron las peores en cuanto al riesgo de que se deteriorara la función cognitiva.

La clave está en prevenir la segunda enfermedad

Los autores también han destacado que los individuos que únicamente tenían una enfermedad cardiometabólica no tenían un riesgo elevado de demencia.

«Son buenas noticias, el estudio muestra que el riesgo se incrementa únicamente cuando los individuos tienen dos enfermedades, de modo que es posible que la demencia se prevenga evitando desarrollar la segunda enfermedad», ha añadido la investigadora.

La relación entre las enfermedades cardiometabólicas y el riesgo de demencia era particularmente estrecha en los pacientes que habían superado los 78 años de edad, apuntan.

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